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viernes, 22 de noviembre de 2024
CONTENIDO ESPECIAL FINANZAS - 19 junio 2023 - Toledo

El sector financiero se ha abierto a multitud de fórmulas y posibilidades a raíz de la generalización del uso de Internet. Los inversores entran en plataformas especializadas donde tienen acceso a diferentes activos para invertir su capital. El trading de CFD es un popular ejemplo de esta nueva ola, a la que un número creciente de traders profesionales puede subirse para tratar de obtener un rendimiento económico.

CFD son las siglas de ‘Contrato por Diferencia’, que hace referencia a un espacio de inversión en el que se sigue la evolución de los precios de los activos alojados en los mercados internacionales. Estos pueden ser de distinta índole, como acciones, forex o criptomonedas, entre otros. El CFD es un concepto de inversión que no implica la adquisición directa del activo, pues los beneficios o las pérdidas se obtienen a partir de las subidas y bajadas de los precios del producto elegido. Tanto en la compra como en la venta, el inversor nunca dispone del activo.


Nivel de riesgos

La base de esta forma de inversión es la especulación sobre las alteraciones en los valores de un activo, tomando como referencia un corto periodo de tiempo. El usuario que considera que el valor de un producto financiero va a subir tiene la oportunidad de abrir una posición de compra CFD sobre dicho activo. Las ganancias obtenidas corresponden a la diferencia del valor entre el momento de la apertura y el del cierre. Existe, evidentemente, un riesgo de que se produzca un descenso, por lo que el usuario incurriría en pérdidas.

La opción inversa está disponible. Si se considera que el precio de un producto descenderá, entonces hay que realizar una posición de venta de CFD, señalando un precio específico. De nuevo, la diferencia entre los momentos de apertura y cierre marcan las ganancias o las pérdidas. El riesgo, al igual que en la mayoría de inversiones en activos financieros, siempre está presente, ya que la previsión al alza o a la baja se expone a error. Las operaciones en corto deben ser diligentemente vigiladas, al igual que todas las inversiones que se realicen, pero en este caso el riesgo consiste en que un precio puede subir, en teoría, hasta el infinito y, por tanto, si se está en una posición de venta y el mercado empieza a moverse a la contra las pérdidas pueden ser, en principio, ilimitadas.

Los mercados de CFD tratan de reflejar fielmente la evolución de los precios en el mercado subyacente, que es aquel “real” y que se utiliza como termómetro para medir la viabilidad de cada operación.

El apalancamiento

Una de las principales características del trading de CFD es el apalancamiento, que hace referencia a la idea de aumentar en gran medida la capacidad de exponerse a un mercado con una pequeña inversión inicial. De esta manera, el inversor aporta un depósito reducido, correspondiente a un porcentaje de la posición, o margen, para tener una exposición sobre el valor total de la operación. Puede, por ejemplo, hacer un apalancamiento de un 10%, por lo que a partir de una inversión de 100 euros puede obtener una exposición de un total de 1.000.

Esto se entiende mejor con un ejemplo. Un inversor que quiere abrir una operación Contrato por Diferencia sobre veinte acciones de Meta (Facebook) y el valor de cada una de estas acciones es 500 euros, necesita mil euros para exponerse a una posición de 10.000. Éste sería el valor total de las veinte acciones y el inversor tiene la posibilidad de realizar un apalancamiento del 10% (1:10), por lo que solo necesitaría una décima parte (1.000) para realizar su inversión. El riesgo del apalancamiento radica en el efecto contrario. Si la operación sale mal, el inversor podría incurrir en pérdidas muy altas, mucho más de las que causarían solo operar con su capital propio, como es lógico.

Por último…

El carácter internacional de estas operaciones amplía los horarios, ya que un ciudadano europeo puede trabajar de madrugada en una plataforma alojada en Asia o América.

Esta condición supone, asimismo, un beneficio en términos fiscales. A diferencia de los activos subyacentes, que están sujetos al régimen fiscal del país determinado, los productos de CDF no siguen a rajatabla las restricciones y ofrecen ciertas ventajas en este ámbito.

Es clave buscar una plataforma especializada y fiable, que se aloje en un espacio regulado. El aspecto informático también es importante, pues todos estos movimientos se realizan de forma online, así que es recomendable que el portal garantice la seguridad y confidencialidad de los datos personales y financieros de cada usuario. Los códigos de encriptación son, en este sentido, el mejor recurso.

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