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Se retoma la planificación de esta instalación 09/08/2014junio 9th, 2017

El presidente de Enresa, Francisco Gil Ortega, calcula que en 60 años «o un poco antes» estará construido un almacén geológico profundo (AGP) para acoger los residuos nucleares de alta radiactividad, la solución internacionalmente aceptada para la gestión final de estos materiales.
Después de un parón de diez años, el nuevo plan de I+D de Enresa (2014-2018) retoma la planificación de esta instalación, donde se trasladará todo el combustible gastado de las plantas nucleares y otros elementos, procedentes del almacén Temporal Centralizado (ATC) que se ubicará en el término municipal de Villar de Cañas (Cuenca).

«Harán falta al menos 40 ó 45 años para tener las cosas claras y definidas», recalca Gil Ortega en una entrevista con EFE tras asistir a un curso de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo sobre el ATC.


El problema de este tipo de materiales es que su radiactividad no decae en miles e incluso cientos de miles de años, y requieren una vigilancia activa.

Gil Ortega considera utópico que pueda salir adelante la idea de un almacén geológico europeo, entre otras razones porque sigue vigente el lema de «quien crea los residuos se los queda» y porque «socialmente» es muy complicado que se acepte.

Hoy por hoy, no hay ningún país interesado en asumir «el residuo del resto, aunque no hay duda de que esa nación obtendría unos ingresos enormes», añade el que fuera vicepresidente primero de las Cortes de Castilla-La Mancha y anterior alcalde de Ciudad Real.

Entre 1986 y 1996, Enresa desarrolló el denominado Plan de Búsqueda de Emplazamientos, que analizó de forma sistemática todo el territorio nacional con vistas a las construcción de un repositorio para el combustible gastado de las nucleares y los residuos de alta actividad (sobre todo procedentes del futuro desmantelamiento de los ocho reactores del país).

Resultado de ello fue la identificación de veinte zonas potencialmente aptas para acoger esta instalación geológica.

Según el nuevo Plan de Investigación y Desarrollo de Enresa, entre 2028 y 2035 tendría lugar el análisis definitivo de los emplazamientos candidatos al almacén geológico, después vendría la selección y verificación de la idoneidad del lugar (2036-2050) y, por último, su diseño y construcción (2051-2063).

«EL CONFLICTO POLÍTICO, MÁS DURO QUE EL RECHAZO SOCIAL DEL PROYECTO»

Gil Ortega subraya también que el conflicto político suscitado en torno al ATC ha sido más duro que el rechazo social al proyecto y asegura que se está logrando quitar la razón a los más críticos.

Nacido en Arenas de San Juan (Ciudad Real) en 1950, el presidente de Enresa desde 2012 admite la complejidad técnica y administrativa de la instalación y la oposición social generada en el momento de conocerse la ubicación del ATC, adonde irán todo el combustible nuclear gastado y los residuos de media y alta actividad de las centrales españolas durante, al menos, 60 años.

«No ha habido mucho enfrentamiento con la sociedad -pensábamos que los ecologistas se moverían en más sitios-, pero sí político pese a que (la gestión de los materiales radiactivos) es un problema de Estado y, por tanto, no debería haberlo», según él.

Tras enfatizar que el anterior Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero «no se atrevió» a tomar una decisión, el presidente de Enresa asevera que se está logrando «quitar la razón a aquellos que ponían recursos en el Tribunal Supremo, aquellos que decían que el suelo no era el adecuado.»

Diseñada para cien años, la instalación en superficie para el almacenamiento en seco del combustible nuclear podrá acoger más volumen del proyectado en el caso de que se alargue la vida útil de las nucleares -una insistente reclamación de la patronal del sector-, añade el exdiputado autonómico.

Sobre el actual mix energético español, opina que es «muy dependiente» de las energías renovables (producen el 43,5 de la electricidad), lo que es «positivo desde el punto de vista del cuidado del medio ambiente, pero negativo porque son mucho más caras que, por ejemplo, la nuclear» (20 % del consumo eléctrico).

Defiende asimismo que la energía nuclear es limpia y barata, pero está lastrada por «el problema» de la gestión de sus desechos: «algo tenía que tener».

Además afirma no entender la preocupación de Canarias por los sondeos petrolíferos de Repsol: «a 50 kilómetros no hay mucho problema, si estuviera a 5 ó 10 quizá. Muchas veces la sociedad se inquieta porque los políticos causan la inquietud y hay políticos que antes decían sí y ahora no» por cuestiones electorales.

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