El Colegio de Enólogos de Castilla-La Mancha ha celebrado su primer congreso, un encuentro en el que se ha puesto de manifiesto el cambio de tendencia experimentado en el sector y que se ha reflejado en la variedad conseguida en los vinos en los últimos seis o siete años.
El decano del Colegio Oficial de Enología de Castilla-La Mancha, Miguel Ruescas, ha explicado a los medios de comunicación antes de comenzar el congreso que en los últimos años se ha pasado de hacer vinos blancos, tintos y rosados a «tener una gama de posibilidades donde ya hay rosados, tintos de calidad y espumantes de Castilla-La Mancha», un producto con el que se ha conseguido la Denominación de Origen Cueva, mientras que la DO La Mancha también trabaja en ello.
Los vinos de licor, de 15 a 22 grados de alcohol, la vinagrería, con seis o siete millones de litros de vinagre exportados, y otros subproductos, como los mostos concentrados, son otros de los productos que se han impulsado en los últimos años.
«En cinco o seis años hemos cambiado tremendamente», ha resumido Ruescas, que ha pedido mejorar la preparación de estos profesionales a través de titulaciones universitarias, porque «el mercado y las industrias de la región lo necesitan».
Sobre el contenido del congreso, Ruecas ha explicado que tiene como finalidad buscar el reconocimiento de la figura del enólogo, que «se sepa que existe el enólogo, que en muchas ocasiones lleva la economía de muchos pueblos», pues es el encargado de solucionar los problemas que puedan surgir a la hora de producir los vinos y es quien «con las nuevas tecnología, logra la calidad de los vinos» en Castilla-La Mancha y en España.
Asimismo, ha recordado que el Colegio de Enólogos de Castilla-La Mancha fue el primero que se puso en marcha a nivel nacional, donde actualmente solo existen dos, éste y el de Cataluña, y que en la actualidad cuenta con 133 profesionales colegiados.
El delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, José Julián Gregorio, ha reconocido la labor del enólogo, porque «ellos hacen de su profesión un arte y ellos hacen, con su profesión, que el vino de Castilla-La Mancha haya llegado a las cotas que ha llegado actualmente».
En este sentido, ha recordado que, en el pasado, los vinos castellanomanchegos se vendían fundamentalmente a granel, mientras que en la actualidad, y «gracias a los enólogos», los vinos de la región han logrado unas cotas de calidad que «está siendo considerada y reconsiderada en todo el mundo».
Un ejemplo de este valor que está logrando el vino castellanomanchego en el exterior es, a juicio de Gregorio, el aumento de las exportaciones y ha señalado que las ventas al extranjero de los productos agroalimentarios, entre los que se encuentra en vino, han crecido un 9 por ciento.
Por ello, ha pedido a administraciones y al sector «trabajar todos en la misma dirección para apoyar al vino.
También el delegado de la Junta en Toledo, Javier Nicolás, ha valorado la labor de los enólogos, ya que su trabajo ha sido el que ha posibilitado «el salto que ha pegado el sector» en los últimos años.
«Hemos pasado de ser una región donde lo que se vendía fundamentalmente era para graneles, mientras que en estos momentos, sin olvidar el granel, se venden vinos embotellados de calidad y sobre todo a un precio muy competitivo, que nos hace estar más en el mercado», ha destacado Nicolás.
Asimismo, ha mostrado el compromiso del Gobierno regional con el sector del vino y ha recordado que, en la actualidad, se trabaja para que la Universidad de Castilla-La Mancha pueda poner en marcha, para el próximo curso académico, un grado de Viticultura y Enología, cuyos alumnos puedan hacer prácticas en el Instituto de la Vid y el Vino de Castilla-La Mancha (Ivicam), con sede en Tomelloso (Ciudad Real).