En su primera semana de andadura, la Feria de Artesanía de Castilla-La Mancha (Farcama), que se celebra por primera vez en pleno corazón de Toledo, en el Museo del Ejército, parece seducir a los de dentro, artesanos que celebran las ventas, y a los de fuera, comerciantes y hosteleros que rodean el enclave.
Los artesanos consultados por Efe se muestran en general satisfechos con el cambio de ubicación de la 33 edición de la feria, que ha pasado de ocupar una carpa de la explanada del recinto ferial de Toledo, a las afueras de la ciudad, a estar en el Museo del Ejército, en el emblemático edificio del Alcázar de Toledo.
Algunos, no obstante, recuerdan que en la pasada edición había espacio para casi el doble de expositores (84 frente a los 156 de la pasada edición) y apuntan que ha habido problemas para subir determinados volúmenes que los artesanos pretendían exponer en los stands.
El Gobierno regional, a través de la directora general de Turismo y Artesanía, Paloma Gutiérrez, presume del «éxito» porque «los artesanos están vendiendo», los productos «son del gusto del visitante» y la feria está «llena continuamente».
Por su parte, fuentes de la Consejería de Economía y Empleo consultadas por Efe afirman que los comerciantes y propietarios de establecimientos hosteleros del Casco Histórico les han trasladado su felicitación porque han aumentado sus ventas desde el inicio de la celebración de la feria, sobre todo en el primer fin de semana, cuando se reunió a 18.000 visitantes.
De hecho, las mismas fuentes señalan que este fin de semana se espera superar esa cifra y apuntan que es posible consolidar este enclave en próximas ediciones.
ACUERDO ENTRE EL MINISTERIO Y LA JUNTA
En declaraciones a Efe, el director del Museo del Ejército, el general Antonio Izquierdo, dice que cree que el acuerdo entre el Ministerio de Defensa y el Gobierno de Castilla-La Mancha «llegará a buen término», si bien apuesta por esperar y evaluar «si los objetivos se cumplen por ambas partes, si los artesanos están contentos y si el Museo está contento».
El escultor Juan Cantero, que participa en Farcama por segunda vez, cuenta a Efe que ha logrado establecer «bastantes contactos», si bien reconoce que sus piezas son costosas, de hasta 5.000 euros, y explica que los clientes no compran en el momento sino que pueden llamar «dentro de quince días, un mes o seis meses».
Cantero es uno de los artesanos protagonistas de un taller en vivo y, durante estos días, expone en el centro de la feria una virgen de grandes dimensiones y esculpe la figura de un bebé.
SE ECHA DE MENOS…
Reconoce que echa de menos a artesanos que han acudido en otras ocasiones y que trabajan con piezas de gran volumen, como canteros y fabricantes de muebles, «con esas escaleras de caracol que exponían en los stands», rememora.
No obstante, resalta que, en general, el cambio de ubicación ha sido «positivo» y valora que la entrada a Farcama incluya la visita a cinco museos, entre ellos el del Ejército y el del Greco, ya que incrementa el número de visitantes.
Lo mismo opina Julio César Amaya, herrero que ofrece, por un lado, souvenirs de Don Quijote o de molinos manchegos a los turistas y, por otro, muebles o barandillas a los visitantes más interesados en el oficio.
«Sinceramente, el nuevo enclave está siendo un éxito», celebra Amaya, quien afirma que «viene muchísima más gente que abajo», en alusión al recinto ferial de La Peraleda, y que «las ventas van mejor».
La Feria regional de Artesanía, cuya entrada tiene un coste de tres euros, cerrará sus puertas el próximo domingo 13 de septiembre y, como novedad, este año incluirá una jornada nocturna con un vino y vistas de Toledo hasta medianoche que se celebrará mañana sábado.