La secretaria de Organización y portavoz de UGT en Castilla-La Mancha, Laura Íñigo, ha reconocido hoy que aplicar un expediente de regulación de empleo (ERE) es siempre algo «durísimo» pero más aún si, como en el caso de este sindicato, afecta a compañeros con los que se ha compartido la lucha sindical.
Preguntada en rueda de prensa por el ERE de UGT en Castilla-La Mancha, Íñigo ha explicado que se ha producido en distintos puntos de España para cumplir con el mandato del 42º Congreso Confederal de «adelgazar» las estructuras del sindicato, y ha asegurado que se ha tratado de buscar las mejores condiciones posibles para los trabajadores afectados.
Íñigo ha subrayado que las condiciones del ERE han sido negociadas con la sección sindical regional y estatal y que los días o el tope de meses están muy por encima de lo marcado en la Reforma Laboral y las condiciones son «infinitamente mejores».
Sin embargo, Íñigo ha recordado que no ha sido un ERE en el que el empresario no conoce los 200 ó 300 despidos que tiene delante, sino que son compañeros con los que ha estado sentada en la misma mesa, con lo que «las decisiones son dolorosísimas pero no se toman porque sí«.
En Cuenca, quedan dos trabajadores en el sindicato y el ERE ha afectado a tres empleados, igual que en Guadalajara, de los que según Íñigo, que preside la gestora de UGT en Cuenca, uno entraba por edad en el convenio especial de la Seguridad Social, al igual que ha ocurrido en Guadalajara.
Asimismo, ha afirmado que la intención de UGT en Castilla-La Mancha ha sido afectar a todas las provincias por igual y que ninguna resultase más perjudicada.