El grupo farmacéutico catalán Reig Jofré, uno de los principales fabricantes mundiales de especialidades farmacéuticas inyectables, cerró el año pasado con una facturación de 120 millones de euros, un 10 por 100 más que en el ejercicio anterior.
En un comunicado, esta compañía de capital familiar, presente en 57 países, ha precisado que el 59 por 100 de su facturación ya proviene del negocio internacional.
En este sentido, el grupo acaba de obtener la aprobación por parte de la FDA -la autoridad sanitaria estadounidense- a sus instalaciones de Toledo, por lo que podrá producir y distribuir medicamentos fabricados allí en el mercado norteamericano.
Reig Jofré destaca que, de esta forma, podrá exportar productos tanto propios como a través de contratos de fabricación especializada para terceros en el primer mercado farmacéutico mundial.
Con una capacidad de producción anual de 70 millones de unidades especializadas de antibióticos orales e inyectables estériles, las instalaciones de Toledo, en las que trabajan 275 personas, son una referencia europea y mundial por su alto grado de especialización tecnológica.
Además, el grupo dispone de una planta en Sant Joan Despí (Barcelona) especializada en la elaboración de productos estériles y liofilizados, sólidos, líquidos y semi-sólidos, y otra en Suecia, en Malmö, dedicada a la fabricación y desarrollo de productos semi-sólidos en el área de dermatología.
El grupo dispone de tres divisiones: una de I+D y registros, otra farmacéutica con las marcas Reig Jofré, Medea, Antibióticos Medea, Orravan y Sala, y una tercera de carácter industrial, centrada en la fabricación de productos liofilizados estériles, tanto químicos como biotecnológicos, y de antibióticos penicilánicos.
El director general de finanzas de Reig Jofré, Gabriel Roig, ha asegurado que ante las posible restricciones crediticias que puedan aparecer en los próximos dos años, el grupo baraja hacer alguna emisión de renta fija en el mercado Marf.