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16/05/2012junio 13th, 2017

Alfredo Ruiz de Luna, nieto de Juan Ruiz de Luna, habla con www.encastillalamancha.es. Tras el cierre del taller de su abuelo, se marchó a Madrid donde continuó con su formación académica sin desvincularse del mundo de la cerámica. Al final regresó a él y no se arrepiente.

Alfredo Ruiz de Luna es el nieto de Juan Ruiz de Luna, ceramista talaverano. Su infancia la pasó en el taller de su abuelo, que por esa fechas estaba en la Plaza del Pan (Talavera). Cuando cerró, en el año 1961, algo que fue “un trauma muy grande”, la familia se dispersó. Una parte se fue a Málaga, donde sigue la saga Ruiz de Luna, y la otra se quedó en Madrid, donde aterrizó Alfredo.


En Madrid aprendió de su tío Rafael, que fue su mentor, “era el hombre que me enseñaba, que me regañaba…”. Compaginaba sus estudios de aparejador con otras clases, de dibujo principalmente. “Sería posteriormente cuando recuperé mi afición, la de la cerámica, que no estaba muerta, estaba dormida y se despertó de nuevo”. Y ya no paró.

“Cansado del polvo de la obra” se mete en el mundo de la cerámica con el apoyo de su familia y su mujer. Se jugó mucho y “empecé perdiendo mucho dinero”, pero era lo que realmente quería hacer y “no me arrepiento para nada”.

LOS AÑOS EN LA PLAZA DEL PAN

Alfredo se crió en el taller de su abuelo Juan en Talavera. Allí aprendió un poco el oficio de mano de sus “dos grandes maestros”, Juan y Rafael.

Estuvo hasta el año 61 del siglo pasado, cuando se cerró el taller y se tuvo que marchar a Madrid.

De los años que pasó en Talavera, y en el taller, recuerda que aquello era “un mundo fantástico” para un niño como era él. “Desde pequeño estuve en ese patio donde veía a los ceramistas en el taller del barro, en el de la pintura… Era un mundo alucinante”.

“Recuerdo las visitas de los turistas americanos, que empezaban a llegar a Talavera en autobuses a ver el museo Ruiz de Luna”. Allí iban los turistas, algo “totalmente desconocido para toda la chiquillería de Talavera”.

SOBRE SU ABUELO

Alfredo reconoce que su abuelo “fue una persona alucinante”, que logró llevar a la cerámica de Talavera “donde nunca había estado” y, probablemente, “donde nunca volverá”.

Juan Ruiz de Luna fue “un hombre adelantado a su tiempo, con una visión de futuro increíble y una enorme voluntad”.

Alfredo recuerda que su abuelo era fotógrafo y, cuando tenía 18 años, se estableció en Talavera. Ruiz de Luna “redescubre el mundo de la cerámica” y consiguió “sacarla del olvido más absoluto”.

LA OBRA DE ALFREDO

Si pasan por la Plaza de las Ventas verán muchas de las obras de Alfredo, es como “mi museo privado”, bromea. Alfredo se dedica al interior de la Plaza donde no había nada de cerámica puesto.

Por otra parte, Ayuntamiento de Madrid contactó con él en los años 90 y le pidieron unas pruebas. “Les tuvo que gustar porque desde entonces no han dejado de hacerme encargos”.

Hasta la fecha ha hacho 385 calles del casco antiguo de Madrid, eso significa, 1.400 placas. “Es una obra muy grande en la que llevó más de 20 años trabajando en ella”.

Ahora, con la crisis, también los encargos han bajado, pero Alfredo ha aprovechado este tiempo para pensar. Su idea es hacer una exposición sobre temas antiguos, una evolución.

A Alfredo le encanta lo que hace, porque “cuando uno ha nacido en un sitio de esto y lo ha mamado desde chiquitito”, se justifica. Le encanta y, de hecho, “el día que no tenga nada que hacer, que no se me ocurra nada, lo dejo».

Un trabajo, el de la exposición, que girará en una doble vertiente. Una centrada en el siglo XVII y otra, en el XIX.

LA CERÁMICA DE TALAVERA

Alfredo reconoce que en Talavera hay buenos artistas, aunque considera que “un defecto muy grande está en la calidad de los esmaltes. Eso no lo tienen muy resuelto”. Por eso, trabajando en ello, y en los colores, manteniendo el sello de Talavera y apostando por su propia personalidad, la cerámica de Talavera conseguiría grandes resultados.

“Trabajando sobre el Renacimiento y las escenas de montería (principales temas de la cerámica talaverana) se puede evolucionar, como hizo mi abuelo”. Alfredo afirma que “mi abuelo salió de un corsé muy apretado” y tuvo éxito. De ahí que no lo dude, su apuesta está en la evolución.

A LOS MÁS JÓVENES

En los tiempos que corren, hoy por hoy, mayo de 2012, Alfredo afirma que “las cosas están muy mal” y “meterse en una aventura como ésta cuando me consta que se están cerrando talleres…”. De ahí que a los jóvenes les anime a esperarse un poquito y a que dediquen este tiempo a formarse y a coger una base muy sólida.

Un consejo más, apostar por la cerámica con carácter. Algo que no es sencillo, pero que al final es lo que merece la pena.

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