Porque no todos los quesos son manchegos, aunque lo aparenten; desde la Denominación de Origen dan una serie de claves para saber si es o no queso manchego.
Imagen de Rebeca Arango realizada en Martín Afinador (Toledo).
Identificar el color y el etiquetado son claves para saber si una pieza entera es o no queso manchego. En cuanto al color, desde la Denominación de Origen advierten que éste puede variar del tono marfil al pardo dependiendo de su curación.
El etiquetado será fundamental para distinguir unos quesos de otros. En la etiqueta se podrá leer la palabra «manchego» y también que ha sido elaborado íntegramente con leche de oveja manchega. Además, en la contraetiqueta irá el distintivo del consejo regulador con el logotivo. Al mismo tiempo, verán unos números que significan que la pieza ha superado los controles de calidad del Consejo Regulador de la Denominación de Origen.
Importante fijarse en una franja azul en el etiquetado, si es una pieza entera; o verde, si es una porción.
Por otra parte, si el queso está cortado, la pasta que forma debe tener un aspecto homogéneo. «El corte puede ser liso o presentar ojos pequeños y desigualmente repartidos por toda la superficie», matizan desde el Consejo Regulador de la Denominación de Origen.