La situación se invierte y Félix Peinado se convierte en interrogador cuando encastillalamancha.es le pregunta qué sensación le causa que los sindicatos hayan tenido que acudir a despidos y expedientes de regulación de empleo (ERE) cuando los critican en las empresas. Les acusa de tener un doble rasero y les formula muchas preguntas: «¿Por qué exiges a otros lo que tú no eres capaz de cumplir? ¿Por qué te comportas como criticas que otros hagan? ¿Por qué eres tan duro en la negociación de tus trabajadores y a otros no les dejas? ¿Por qué quieres salidas y que se te faciliten para la viabilidad de tu organización cuando tú cierras las puertas y las salidas a empresas y organizaciones cuando estás en la otra posición?». De ello y del diálogo social, del que se declara un convencido, habla en las próximas líneas y en la entrevista que publicamos íntegra en portada de encastillalamancha.es con el secretario general del Cecam.
¿Sindicatos y patronal vivían de los fondos públicos, como ha dado a entender en algún momento el Gobierno regional?
No, no es cierto. Lógicamente no conozco la contabilidad de los sindicatos ni de qué viven. Sí sé de qué vivimos nosotros y la base de lo que somos son los empresarios que voluntariamente pagan una cuota y las asociaciones que forman parte de nosotros. Si apoyándose en eso, responsables públicos han considerado que una organización que representa a tantos empresarios puede hacerles llegar servicios que al ciudadano le pueden interesar, ha sido la administración la que ha concertado que los haya y se presten. Me parece que no es justo decirlo hoy al revés, que las organizaciones empresariales y sindicales se están financiando con recursos públicos. Lo que se ha financiado con fondos públicos son servicios concretos que se han prestado al ciudadano y a las empresas. Lógicamente, si esos recursos no llegan esos servicios no se van a prestar, pero las organizaciones vamos a seguir y a estar ahí, porque para nosotros lo que es realmente importante no es ese dinero público. Nosotros vamos a seguir prestando servicios al empresario y representándole.
«¿POR QUÉ TE COMPORTAS COMO CRITICAS QUE OTROS HAGAN?»
¿Ha observado con malicia cómo los sindicatos tenían que hacer ERE?
Claro… ¿Por qué exiges a otros lo que tú no eres capaz de cumplir? ¿Por qué te comportas como criticas que otros hagan? ¿Por qué eres tan duro en la negociación de tus trabajadores y a otros no les dejas? ¿Por qué quieres salidas y que se te faciliten para la viabilidad de tu organización cuando tú cierras las puertas y las salidas a empresas y organizaciones cuando estás en la otra posición? Hay un doble rasero ahí.
¿El cambio político ha supuesto un cambio en el diálogo social?
En la relación bilateral con los sindicatos, no. En la tripartita: Gobierno, patronal y sindicatos, sí. No con nosotros, que como agentes sociales tenemos el mismo trato y mantenemos el mismo compromiso de sacar adelante los acuerdos laborales, la negociación colectiva… En ese sentido nosotros no hemos percibido cambios, si los he percibido en la relación de los sindicatos con el Gobierno.
«HAY INMOVILISMO EN LOS SINDICATOS, ES MUY DIFÍCIL EL DIÁLOGO CUANDO UNA DE LAS PARTES ESTÁ EN CONTRA DE TODO Y LO QUE QUIERE ES QUE NADA CAMBIE»
¿Se ha roto la relación?
Yo creo que hay una posición de inmovilismo por parte de las centrales sindicales, que tendrá los componentes que tenga, no sé si políticos o sociológicos, pero es muy difícil avanzar en un diálogo cuando una de las partes está en contra de todo y además lo que quiere es que nada cambie. Y, además, cuando esta crisis nos está haciendo a todos abrir los ojos y darnos cuenta que estábamos viviendo en un mundo que no era real y hoy tenemos que adecuarnos a la realidad de los ingresos que tenemos.
¿Me está diciendo que la culpa de que la relación de los sindicatos y el Gobierno no sea buena es de los sindicatos?
Yo creo que hay una parte inicial que está ahí que es importante. Por otra parte, cuando hay que dialogar hay que hacer un esfuerzo importante todos, yo soy un convencido del diálogo social, que ha dado muy buenos frutos en los momentos difíciles de España, como la Transición y los inicios del proceso de incorporación al euro. Yo creo que tendríamos que hacer autocrítica todos de porqué el diálogo social ha ido convirtiéndose en estos últimos años más en un fin en sí mismo que en un medio.