El consejero castellanomanchego de Educación, Cultura y Deportes, Amador Pastor, ha echado la mirada atrás para recordar cuando llevaba troncos de leña con tan solo cinco años para calentar las clases de un colegio de un pequeño pueblo de Cuenca donde vivía. Allí, ayudaba a sus padres en la tienda que regentaban, pero nunca imaginaba dedicarse a la política, aunque siempre estaba pendiente de ayudar a los demás, tal y como sus profesores avisaban a sus padres: «Amador tiene vocación pública».
Ahora, ese niño que no imaginaba ser político y que viene de una familia humilde, trata de que los niños de su región esten protegidos a través de una estrategia educativa en la que trabajan desde su Consejería y que busca que «no haya más castigos, sino una fuente acción en prevención» para que no se den situacionesque rompan la convivencia en los centros educativos.
Así lo ha rememorado el consejero quien ha sido entrevistado por los pequeños valientes del CEIP San Lucas y María de Toledo como una de las actividades que ha realizado Unicef Castilla-La Mancha, en colaboración con ENCLM, durante la Semana de la Infancia.
«En mi colegio no había calefacción, llevábamos leña los viernes»
Elena, de 5º: Nos interesa que nos cuentes los recuerdos que tienes sobre tu colegio, cómo se llamaba, las amistades que tenías, tus juegos favoritos y tus asignaturas, si podías ir andando al colegio… Cuéntanos…
Yo tenía cuatro años cuando empecé el colegio, porque antes no se entraba a los tres. Recuerdo a mis profesores, se llamaba doña Choni, don Jesús… y todos ellos trabajaban dando lo mejor de sí mismos para que niños y niñas aprendiesen y estuviesen cómodos. Yo soy de un pueblo muy pequeñito de cuenca y allí, antes los viernes teníamos que llevar un tronco de leña, porque no había calefacción, había estufas y a mí me tocó llevar un tarugo de leña para encenderlas. Recuerdo perfectamente a todos a mis amigos del colegio, que los conservo a todos hoy en día: Alberto, Conchi, Cristina, Silvio, Rubén y los conservo todavía. Mis recuerdos de aquella época son maravilloso.
Joel, 2ª: Nos gustaría que nos hablaras si respecto a tu infancia y a la escuela que viviste y la escuela que conoces ahora, ¿hay muchas diferencias?
Puede parecer que lo que digo es para sacar pecho, porque ahora soy consejero de Educación, pero es cierto que hay muchas diferencias. Antes para la infancia no había nada más que la calle y solamente dos canales de televisión, empleábamos todo el tiempo, nos íbamos en pandilla a jugar a la calle. La infancia ha cambiado mucho, cómo jugábamos, nos divertíamos o relacionábamos. En la escuela teníamos un solo maestro, que es el que nos enseñaba todo. Éramos 40 en clase y teníamos un horario de jornada partida. Pero el amor de los docentes por la educación no ha cambiado, sigue siendo la misma pasión.
«¡Para nada me imaginaba ser consejero… Ja, ja, ja…!»
Roa, cinco años: ¿Te gusta más tu infancia o tu vida adulta…? ¿Cuál es el momento que más echas de menos?
Ja, ja, ja… Hay muchas diferencias, entonces tenía menos responsabilidad, podía pasar más tiempo con mi familia y haciendo lo que me gusta. Ahora también disfruto mi vida, porque cada vez que voy con niños, profes o compañeros nos da ánimos para seguir trabajando y preocupándonos por los niños… Así que me quedo con las dos etapas.
Sofia, de 6º: ¿Te imaginabas de pequeño llegar a ser consejero? ¿Qué querías estudiar?
Ja, ja, ja… ¡No me imaginaba ser consejero, ni cuando era pequeño ni hace dos años! Siempre he tenido claro que la escuela te prepara para muchas cosas, pero tienes otras experiencias que te van marcado hacia un camino u otro. Mis padres en este pueblo chiquitito tenían una tienda y la siguen teniendo y por la tardes iba y me ponía detrás y atendida a la gente, y así lo he hecho durante todo mi vida. A mí un profe no me dijo ‘vas a ser consejero’, pero sí les dijo a mis padres: ‘Amador tiene vocación de servicio público’, porque siempre está ayudando y pendiente de los demás… Es verdad que en el instituto ya empecé a trabajar por la vida cultural de mi pueblo, preparando actividades, teatro y ahí fue cuando empezó a despertarse más fuertemente mi vocación trabajar por los demás. Un día me preguntaron si quería participar en el ayuntamiento y eso fue lo que me hizo introducirme en la política… ¡Pero para nada esperaba ser consejero!
La tristeza, un termómetro para detectar y ayudar
Alejandro, de 5º: Nos gustaría ahora centrarnos en dos derechos que para nuestro colegio son muy importantes, el derecho a tener una infancia bien protegida y el derecho a participar que tenemos los niños y las niñas.
Hay que felicitar al director, al equipo y a los docentes porque estas reflexiones, tristemente, no se hacen en todos los centros y aquí se ha cuidado de una manera muy especial. En mi infancia no teníamos esta herramienta, ni había bancos de diálogo ni responsables de observar si alguien pegaba a alguien; es bueno que todo el mundo esté pendiente del bienestar de otro. Vengo de una familia humilde, yo no tuve conflictos con mis compañeros ni con mis profesores, que eran muy cariñosos, se preocupaban por nosotros y cuando nos veían tristes o no podíamos ir a una excursión siempre estaban ayudándonos, haciendo que esta tristeza no fuese permanente.
Con mis compañeros nunca he sentido un rechazo ni una pelea, pero sí me ha tocado ser una persona que advirtió que otro compañero lo estaba pasando mal. Tiene mucha importancia, vosotros tenéis que ser responsables de advertir si un compañero se siente solo.
¿Eras un niño valiente?
Manel, de 5 años: Ya te hemos dicho que aquí tenemos un Club de Valientes en cada clase para ayudarnos a resolver los conflictos y a tratarnos de forma educada. Pero, queremos saber si tú eras un niño valiente y defendías a amigas y amigos que lo estuvieran pasando mal, o, al contrario, ¿tú necesitabas que alguien te defendiera?
Como os decía, sí me ha tocado defender a otros compañeros, en el colegio y en el instituto. Una anécdota que nadie sabe se refiere a esa época cuando tienes 16 años y tienes que elegir entre un grupo u otro… Yo en esa época me quedé al lado de los que estabas pasando peor, podían ser menos ligones o menos divertidos, pero yo sabía que ellos me necesitaban.
Al cabo de los años, han reconocido que algunos deberían haber estado al lado de los débiles, porque en ese momento esa fortaleza hizo pasarlo mal a mucha gente. A los 16 años me tocó estar al lado de los débiles, son de esas tres o cuatro decisiones que tomas en la vida que salen del corazón.
Cualquier adulto os va ayudar en cualquier problema, pero especialmente los profesores, ellos os conocen como si fuesen vuestros padres, y cuando entráis por la puerta tienen un sexto sentido para saber que hay algo que no esta bien; tened la confianza para contarle todo lo que pasa, porque tienen la herramienta para poner solución, la vuestra o de aquel que lo está pasando mal. Contad a vuestros profesores vuestras alegrías, por supuesto, pero también aquello que os preocupa, vuestro o de alguno de vuestros compañeros.
«Me preocupa la inseguridad de las redes sociales»
Manuel, de 4º: Como consejero, ¿te preocupa que los niños y niñas nos sintamos seguros en los colegios y otros espacios incluidas las redes sociales? ¿Crees que nos tenemos que sentir seguros y seguras en los colegios de Castilla La Mancha o hay cosas que mejorar?
Siempre hay cosas que mejorar, pero creo que cada vez nos podemos sentir más seguros, estamos garantizando no solo la educación de la infancia si no también derechos como el de la alimentación o ayudando a comprar libros a los que tienen más dificultades para hacerlo. Como siempre digo, juntos somos mas fuertes. También nos gusta que los niños nos digan qué esperan de las normas, cómo podemos mejorar para hacer buenas leyes…
Me preocupa más la inseguridad cuando accedemos a las redes sociales los fines de semana, veranos, por las tardes… Los profes no podemos controlar, aunque nuestro empeño va a ser enseñaros a usar redes sociales, a tener protección dentro de las redes sociales y cuando las tengáis que sepáis donde están los peligros y para que podáis relacionaros de una forma muy sana.
Alvaro, de 5º: Llevo ya tres cursos utilizando un programa sobre emociones que se llama Kanjo Emotions y que nos ayuda a sentirnos más protegidos. ¿Lo conoces? ¿Te gusta? ¿Crees que se podría ofrecer a otros centros educativos?
Me han explicado cómo funciona este programa y me parece magnífico, porque hay que educar desde muy pequeños las emociones, ayudar a identificar como te sientes, si tenemos dificultad para saber si estamos tristes, enfadados… que es muy difícil identificarlo en edades como la vuestra. Al señalar tres veces al día cómo sentís, estáis aportando una información muy buena para que los profes sepan como os sentís. Aún es pronto para valorar si lo pueden tener todos los colegios, pero es un elemento más para felicitar a este cole. Ese ejercicio de pensar cómo os sentís, es mangnífico.
«No más castigos, sino que haya una fuerte acción en prevención»
Guille, de 6º: El otro derecho en el que nos hemos fijado para esta entrevista y del que te queríamos preguntar es el derecho a la participación que tenemos los niños y niñas reconocidos en la Convención de Derechos. Aquí en el colegio a las niñas y los niños se nos pide opinión para hacer las normas, para las actividades que tenemos en el patio, para cómo mejorar la convivencia, participamos en las comisiones… pero no sabemos si en otros colegios esto es así. ¿Tú sabes si hay colegios en los que los niños y niñas no participen?
En este cole estáis de suerte, sois comunidad de aprendizaje y hay una participación muy clara de los alumnos. No todos los centros tienen estas posibilidades. Os puedo decir que asumo un compromiso, que estamos haciendo una norma que regule la convivencia de los centros educativos y queremos fortalecer a los niños. Me gustaría que todos los niños tuvieran la capacidad de ser escuchados en sus colegios como lo sois aquí.
Gabriela, de 5º: Tampoco sabemos si cuando se hacen las normas en la Consejería de Educación se tiene en cuenta a los niños y las niñas que al final es en quienes recaen las decisiones.
Toda la acción que hace la consejería esta pensado en niños y niñas, pero hay otros intereses como el del profesorado, las partidas presupuetarias o las normas del Estado, muchos elemenos que puede que no llegen a cumplir las expectativas de los niños. Pero todo lo que se hace tiene su mirada puesta en los derechos de los niños. Es muy dificil que una acción o norma sastigafa a los 387.000 niños de la región.
Jara, de 3º: ¿Crees que nuestra opinión es valiosa? Y, ¿cómo crees que deberían darnos participación en los centros educativos? ¿Y en la ciudad?
Vosotros sois ejemplo para que vuestra voz sea escuchada, os podeis sentir privilegiados. Creo que estos modelos que teneis, hay que contarlos para que en todos los centros educativos tengan la misma oportunidades que vosotros. Con voluntad se puede, y si se quiere escuchar la voz de los niños, te va a dar igual si es un consejero o acercarte a los niños, tomaremos de ejemplo vuestras actividaaes para que otro niños puedan ser escuchados.
En la ciudad también tienene herramientas. Yo fui alcalde durante 22 días antes de nombrarme consejero, y se tienen herramientas, una que se llama Consejo de Participación Local, y allí había siempre dos representantes del colegio y de los niños para que trasladasen a ese consejo, con la misma responsabilidad participativa.
Charo, profesora de Servicios a la Comunidad. Como parte también de este grupo de representantes de aula, y para finalizar nos gustaría que nos dijeras que es lo que más te preocupa de la educación actual.
Esta pregunta me da la oportunidad para sacar la parte más política, estamos inmersos en la estrategia educativa, que pretende ser una estructura que recoge acciones presentes y aspiraciones para que ningún niño presente barreras en su aprendijaze, participación y convicencia. Son muchas las normas y acciones, queremos armarlas de la manos de los representantes.
Vamos a hacer un nuevo decreto de convivencia que quiere, no más castigos, sino que haya una fuerte acción en prevención para que no se lleguen a dar situaciones que rompan la conviviencias en los centros educativos, ni de acoso ni malestar ni de desprotección.
A finales de noviembre presentaremos los primeros borradores y esperamos antes de que acabe el curso tener esos marcos que garanticen una buena conviviencia y sobre todo una estrategia que tiene que ser asumidad por todos para que ningún niño tenga dificultades para superar esas barreras.
Samuel: ¿Qué podemos hacer si vemos algún caso de bullying?
Si sabemos que un niño está sufriendo bullying, debemos decirselo a un adulto, es la mejor formula para ayudarles. Ellos saben como hacerlo porque tienen todas las acciones para protegerlos. Lo más dificil es saber que ese niño está sufriendo bullying. La primera acción es preguntarle como se siente, ofrecerle ayuda y si somos conocedores de que lo está pasando mal y está sufriendo, decirlo inmediatamente a los profesores o a los padres.
Necesitamos muchos valientes observadores y muchos amigos, ya que eso es ser amigos, en los centros y en la sociedad. Si trabajamos estas cuestiones no tendremos esa rabia que muchas veves tenemos de adultos.