Un total de 10.030 estudiantes y 181 docentes de 139 centros educativos de Castilla-La Mancha han participado en el 35 Concurso Escolar del Grupo Social ONCE, aportando ideas para convertir el tiempo del recreo en una oportunidad lúdica y educativa que no excluya por razones de diversidad o discapacidad.
Bajo el lema «Por mí y por todos mis compañeros», este programa de sensibilización educativa arrancó el pasado mes de octubre con la intención de que el aula trabaje de manera activa el cambio de actitudes y los estudiantes mantengan una convivencia respetuosa, evitando que se convierta en lo contrario.
La hora del recreo suele durar entre 20 y 30 minutos. Es el tiempo suficiente para que un estudiante se sienta al margen de sus iguales. Por ello, este concurso busca que los centros perciban el recreo como una parte importante de su proyecto educativo y no como un simple paréntesis en la jornada lectiva. «De esta manera se puede convertir en una oportunidad educativa para la inclusión y la diversión de todos y todas», indica la ONCE en una nota de prensa.
En este 35 concurso escolar, en el que a nivel nacional han participado 144.296 escolares y 2.516 docentes de 1.977 centros educativos, han trabajado estudiantes de centros públicos, concertados y privados, desde Primaria hasta Bachillerato, además de Educación Especial y Formación Profesional.
Los estudiantes de Primaria y Especial han realizado un cartel que refleja sus pautas para fomentar y reivindicar la diversidad e inclusión en el recreo, acompañado de una audiodescripción. Mientras, los escolares de la ESO, FP y Bachillerato han grabado un videoclip musical, de un minuto de duración, junto a un pequeño guión.
A partir de aquí, como en anteriores ediciones, el concurso tiene que pasar por tres fases en las que los jurados seleccionarán los mejores trabajos: la fase provincial, cuyo fallo se producirá durante el mes de marzo; la fase autonómica, en el mes de abril; y la fase estatal.
Los ganadores absolutos de esta edición, disfrutarán durante un fin de semana en Madrid del campus «Por mí y por todos mis compañeros», en el que vivirán momentos llenos de actividades y experiencias innovadoras, con visitas culturales y talleres.
La ONCE añade que su modelo educativo inclusivo «es un ejemplo de éxito: en él la tasa de abandono escolar al final de la ESO es solo del 9,6 por 100, frente al 11 por 100 de la media europea o el 20 por 100 en la cifra global de España.
La ONCE lleva años trabajando en esta línea de la inclusión académica y social con modelos de intervención educativa inclusivos reconocidos a nivel internacional. Hasta los años 70, la única opción educativa para el alumnado con ceguera o discapacidad visual grave era la escolarización en los colegios específicos de la organización. A partir de los años 80, la legislación educativa cambia y también la sociedad. Se dan nuevos planteamientos educativos y los primeros intentos de integración. Se crean los equipos específicos de atención educativa a personas con discapacidad visual, se reconvierten los colegios de la ONCE en Centros de Recursos Educativos y se firman los convenios de colaboración en materia de atención educativa a alumnos con discapacidad visual, entre la ONCE y las administraciones educativas de carácter estatal y autonómico.
Gracias a ello, actualmente casi el 99 por 100 del alumnado con discapacidad visual se escolariza en colegios ordinarios, en su pueblo, barrio o ciudad de residencia, siguiendo el currículo escolar oficial.