viernes, 22 de noviembre de 2024
Adelanto de la Entrevista Irreverente a Ignacio Morión, el mendigo que leía libros porque si no se moría de pena y que ahora es ordenanza en el Ayuntamiento de Toledo 19/05/2016junio 7th, 2017

Llegó a Toledo, vio que había mucho turismo y que podía conseguir un trabajo de camarero, ya que tenía mucha experiencia, pero… La realidad fue completamente diferente y terminó mendigando, sentado en un escalón junto a la Catedral y siempre leyendo un libro. El mendigo lector… Así durante cuatro años, hasta que ha conseguido, gracias al Plan de Empleo del Ayuntamiento de Toledo, un trabajo de ordenanza. Nos lo cuenta en la Entrevista Irreverente de encastillalamancha.es, de la que están leyendo un adelanto y que completa publicaremos mañana viernes.
Ésta es parte de la historia de Ignacio Morión…

Nadie le conoce por su nombre. O casi nadie. Bueno, salvo quienes desde hace poco más de un mes trabajan con él en la sección de Urbanismo del Ayuntamiento de Toledo, donde estará por espacio de seis meses gracias al Plan de Empleo. Pero tiene nombre, claro, se llama Ignacio y se apellida Morión Cala, y sí, sí… Es el mendigo, así se define él porque ha ejercido la mendicidad para sobrevivir, que estuvo durante cuatro años y de forma ininterrumpida en el escalón de una farmacia en Hombre de Palo, en el Casco Histórico de Toledo, y que saltó a la luz cuando encastillalamancha.es sacó su historia en julio de 2013, cuando nos contó que leía porque si no se moría de pena…


Cuatro años mendigando… Hasta que le contrataron como ordenanza en el ayuntamiento (lea la historia) y dejó su escalón… Escalón al que no ha vuelto desde entonces, ojo, porque quiere despegarse… Y si en octubre, cuando finaliza su contrato de ordenanza, no consigue otro trabajo… «No quiero volver a ese escalón ni a ningún otro, pero… Porque ahora sería más duro que cuando me senté por primera vez».

¿Saben que en su «otra vida» fue botones en Rumasa del mismísimo José María Ruiz-Mateos, empresa en la que trabajó durante nueve años? Sí, sí… Nos lo cuenta en primera persona en la Entrevista Irreverente que le hemos hecho, de la que están leyendo un adelanto y que completa publicaremos mañana viernes.

Cuatro años día sí día también y de forma ininterrumpida sentado en un escalón, leyendo… De hecho, su libro por excelencia es «El Quijote», que ya se ha leído cinco veces y ahora va por la sexta…

Todavía recuerda cuando se sentó en el escalón por primera vez, hacía un frío terrible, era noviembre de 2013 y «coloqué el cacito con una vergüenza tremenda, yo nunca había hecho esto, siempre había trabajado». Un escalón que le devolvió a la vida, porque con las limosnas que le daban tuvo para vivir, «me ha dado habitación, agua para asearme, una lavadora, comida, el cariño de mucha gente, libros, ropa, calzado…».

Vaya historia…

Por cierto, que un buen día llegó un actor japonés famoso, nos cuenta Ignacio, «iba con tres mujeres japonesas, pasó por delante, los japoneses no suelen ayudar, me miran, se ríen y me han hecho miles de fotos, pero este hombre se paró, me sonrió, muy bien plantado… Sacó la billetera y me dio una buena limosna». 20 euros.

También sabe quién era el que le daba la limosna más pequeña, un hombre mayor «y muy conocido en Toledo, no voy a decir su nombre», que un día le daba un céntimo, otro día dos, al siguiente cinco… «Y siempre me decía: ¡Menos da una piedra! Ja, ja, ja… Y yo se lo repetía, nos reíamos los dos y se marchaba».

Historias para no dormir, como podrán leer mañana… Incluso cuando le llamaban ladrón, sirvergüenza, caradura, vago…

Las de Ignacio, el mendigo que leía porque si no se moría de pena…

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