«¡¡¡Ya nos la ha vuelto a liar el n¡ño!!!». Fue la primera reacción que hubo en su casa, la de sus propios padres, cuando se enteraron de que este niño ya un poco mayor había pasado todas las pruebas necesarias para… ¡¡¡Viajar al espacio!!!
Por lo que sí, este joven que ven en la fotografía va a ver más de cerca las estrellas después de ser seleccionado entre un millón de personas. Lo hará, lo más probable, el próximo año, pero de momento tiene una alegría en el cuerpo que no puede con ella. Por eso la primera pregunta que le hicimos era obligada: Oiga, convénzame de que no está un poco pirao…
Ja, ja, ja… Es talaverano, para más señas, se llama Eduardo Lurueña y lo que leen es el adelanto de la Entrevista Irreverente que publicaremos mañana, íntegra, en encastillalamancha.es. Y antes de que decidiera presentarse a las pruebas ya se había recorrido Estados Unidos de costa a costa participando en campeonatos de artes marciales, práctica de la que es especialista (ha sido campeón del mundo en incontable ocasiones) e incluso llegó a disputar una final ¡¡¡con los ojos vendados!!!… ¿Se lo pueden creer? Y además ganó.
Repetimos pregunta por si algo se ha quedado en el tintero: Oiga, convénzame de que no está un poco pirao…
Ahhhhhhh… Un dato más para su curriculum entre loco y genio. Un buen día, cuando estaba en la Universidad talaverana, se fijó en una chica a la que no conocía de nada y el corazón se le revolvió y vio las estrellas. Ja, ja, ja… La siguió para ver en qué clase estaba y a partir del día siguiente… ¿Qué creen que hizo el astronauta Lurueña? Pues se coló en la clase de la chica, en la que él no debía entrar porque no le correspondía, así estuvo durante seis meses, le hizo creer a la profesora que era alumno suyo y…
¿Cómo terminó la historia? Mañana lo sabrán, cuando publiquemos la Irreverente.
Un dato final, para abrir boca: ¿Qué elegiría en caso de extrema necesidad: hacer un desnudo integral para una revista, posar para el calendario Pirelli o atender un teléfono erótico? Pues lo tiene clarísimo y se decide. ¡Vaya que se decide! Es más… «¡¡¡Las clientes se irían contentísimas!!!».
Ahí le tienen. Además va a ser el pregonero de las Ferias y Fiestas de San Isidro en Talavera. Mientras, seguirá dando mamporros en las clases que imparte en su gimnasio y se preparará para afrontar el viaje de su vida: salir de la Tierra dirección a…
Oiga, convénzame de que no está un poco pirao…