Una institución periodística en Toledo, sin ningún tipo de dudas. Correcta, sumamente educada, sincera aunque a algunos les moleste, llama a las cosas por su nombre y por eso lleva tantos años dirigiendo y presentando «Hoy por hoy Toledo», de 12.20 a 14 horas de lunes a viernes en la cadena SER. ¡Ahí es nada!Nació en Tarancón (Cuenca) pero hace ya 25 años que se estableció en la capital regional. Llegó para ejercer como ayudante de producción en la desaparecida Antena 3 Radio, un año en Onda Cero y vuelta a casa antes de que la comprara la SER, donde continúa.Voz inconfundible en las mañanas toledanas, hablar de Inma Sánchez Morate es hacerlo de una comunicadora y entrevistadora con mayúsculas. Por eso no hay quién la apee del escalafón superior en el ránking.Prefiere entrevistar a que la entrevisten, lógico en los periodistas de raza, y se declara «muy maruja, ¿eh?». La encanta cocinar. ¿Alguien ha probado su potaje con bacalao? Y la jardinería. Y leer. Y escuchar todo tipo de música. Y pasear cuando puede. Y estar con Guillermo y Cristina, sus hijos.¡Genial Inma!
El periodismo actual… ¿Está como cuando usted empezó o no tiene nada que ver?
No tiene nada que ver. Hay una transformación cada vez más vertiginosa. Cuando yo empecé nos conocíamos todos, éramos muy poquitos, y ahora se ha disparado el número de periodistas, de medios… ¡Estamos en la era digital! No tiene nada que ver.
¿Trabajar en la SER le ha originado algún problema político?
Nunca. Creo que no, aunque los políticos miran mucho el medio de comunicación al que acuden, para el que responden… Pero no, no me ha creado ningún problema.
Los políticos… ¿Mienten por sistema?
Los políticos mienten. Creo que a veces no son del todo conscientes de que mienten. O por lo menos no lo interiorizan como mentira. Pero… Pienso que sí lo hacen.
¿Ha estado alguna vez a punto de dejar el periodismo?
No, no, no… Nunca he estado en esa tesitura. Aunque es verdad que a veces digo: «No me jubilo de esto». Pero se me olvida porque… ¡Me encanta mi profesión! ¡Como a ti!
¿Cuál es la entrevista que más le ha impactado?
No lo sé. Me impactan muchas cosas todos los días. El programa que yo hago… La palabra «hoy» me atrapa en el más estricto sentido de la palabra. ¡Trabajo solo para el programa! Los reportajes de mis compañeros me gustan mucho, pero no te puedo decir ninguno concreto.
¿A quién votó en las últimas elecciones autonómicas, si se puede saber?
No se puede saber. Pero sí te puedo decir que cambio con frecuencia el voto según cuál sea la cita electoral. E intento votar concienzudamente, cosa que está complicada.
Y a quién votó en las generales tampoco me lo va a decir, claro.
No voté lo mismo en las municipales ni en las autonómicas ni en las generales.
¿Se ha negado a entrevistar a alguien en alguna ocasión?
Nunca. No me negaría, al contrario.
Si tuviera la oportunidad de entrevistar a un terrorista o a un violador…
Lo haría.
¿Alguien le ha negado una entrevista?
Bueno, negar… Una negativa rotunda, con una razón para no ir, nunca me ha pasado. Existen las típicas dificultades que hay que sortear a veces y pelear mucho… ¡Pero para eso estamos!
Y las asociaciones de la prensa, ¿sirven para algo?
Las asociaciones de la prensa… Tenemos muchos problemas los periodistas y las asociaciones de la prensa no los resuelven. Pueden servir para debatir. Y ahora estamos necesitados de debate y reflexión y a lo mejor pueden ser el escenario o el foro para discutir de nuestros problemas, pero que arreglen algo… Creo que no.
¿Por qué muchos ciudadanos, cuando hablan de periodistas, dicen que manipulamos o que estamos comprados?
Probablemente porque hay mucha identificación de los medios con determinados poderes y eso lo detecta el público lector, el público oyente… Y a lo mejor de ahí se saca la conclusión de que el periodista está comprado.
¿A quién le gustaría entrevistar?
Me gusta mucho la entrevista política. A Mariano Rajoy dentro de unos meses.
¿Trabajaría en un gabinete de prensa?
¡Si no me quedara más remedio! Creo que no. Cuando digo que no me jubilo de periodista excluyo también la posibilidad de trabajar para un gabinete de prensa. Creo que sería incapaz, después de tantos años…
¿Considera que un periodista que trabaja en un gabinete de prensa no es periodista? ¿O es un periodista diferente a los que hacen periodismo de calle?
Yo creo que eso no es periodismo. No. Es otra forma de ejercer la comunicación. No sé… A lo mejor alguien que está trabajando en un gabinete de prensa puede sentirse ofendido, pero es que es otra…
¿Es más política que periodismo lo que hacen?
Es comunicación política.
¿Francino o Gabilondo?
Pues yo era muy de Gabilondo, pero me he hecho muy de Francino.
Y si la llama Francino para trabajar…
Ja, ja, ja… ¡Hombre, claro, me encantaría! ¡Eso no se lo piensa uno!
¿Está de acuerdo con la pena de muerte?
Para nada.
Sin trabajo ni prestación, ¿qué estaría dispuesta a hacer para comer?
Lo pensaré cuando me encuentre así. La gente suele generar capacidades insospechadas que creemos que no tenemos.
¿Prohibiría la prostitución?
Ese debate me desorienta un poco. No lo sé, no tengo una opinión muy fundamentada, pero una regulación estaría bien.
¿Cuál fue su primer sueldo?
23.000 pesetas en 1987. Me ayudó mucho mi padre para poder independizarme y me imagino que me daría para pagar el alquiler de entonces y algunas cosas más.
¿Qué personaje histórico sería?
No sabría situarme en otra época ni ponerme en la piel de ningún otro personaje. El momento que vivimos es tan emocionante, con tanta incertidumbre como hay, que éste y éste. Nada más que éste.
¿Con qué duerme? Si duerme con algo, claro.
Pues duermo arropada incluso en verano, porque si no me siento desprotegida. Necesito peso. Ja, ja, ja… Y con pijama.
¿Qué libro está leyendo?
Ahora mismo ninguno. Leo mucha opinión, os leo a vosotros, leo mucho en internet, leo muchas entrevistas, leo las páginas salmón de los periódicos, leo reportajes. Libros no. Libros me los cuentan. Y tengo ahí algunos esperando, como el que me ha recomendado una colaboradora, «Abandonarse a la pasión», de Hiromi Kawkami. ¿No te resulta sugerente el título? Y tengo mucho interés en «La razón de las piedras», de Luis Béjar.
¿La gusta el fútbol?
No. No entiendo el fenómeno del fútbol, pero… ¡Me gusta Mou! Porque me gusta la gente que es atacada. Y a Mou le dan unos repasos que… Sí, le defiendo.
¿Su mayor travesura?
No soy nada traviesa. Y menos ahora. Mis hermanos eran bastante más mayores y siempre estuve sola, imaginando… Me gustaba volver del colegio a casa por la vía del tren. No había nadie y me gustaba coger piedras… Y perderme por ahí sin decírselo a mis padres. Vamos, que volvía por el camino poco adecuado.
¿En qué película hubiera actuado?
Mira, yo de actriz… ¡Es que soy muy mala actriz! Me veo más como ayudante de dirección o sirviendo el cátering… ¡Siempre observándolo todo!
¿Qué programas del corazón ve?
Hago mucho zapping. Si me encuentro con un programa del corazón y no tengo nada mejor que hacer… Pues me quedo a verlo, aunque es poco probable. Y así me pongo al día, hay que saber un poco de todo.
Defínase: ¿de derechas, de izquierdas o de centro?
Pues… ¿Sabes qué te digo? Que no estoy completamente segura de casi nada.
¿Cree que el tamaño importa?
Depende de cómo te tomes el sexo. A mí no me importa.
¿El juego del parchís es cosa de hombres? Se lo digo porque ya sabe aquello de que se comen una y cuentan 20.
Pues sí. Hoy en día la tendencia es a contar más de lo que hay. Pero sí, probablemente sea una cosa más de hombres, porque os gusta contarlo más.
¿Se atreve a decir el lugar más raro donde ha practicado sexo?
¿Con o sin imaginación? Ja, ja, ja…
Con las dos.
No sé… Con la imaginación cualquier sitio raro es adecuadísimo. Y sin ella… Pues también cualquier sitio en el que corras el riesgo de que te pillen.
Pero no me lo va a decir…
¡No! Ja, ja, ja…