Toledano puro y duro, nació en el Callejón de la Sillería hace 70 años, en pleno Casco Histórico, y su pasión es el cine. Sin dudarlo. Muchas de las personas que conocen a Felipe Hernández Ponos le asocian con el Cine Club Toledo, del que es el alma mater. Sin duda.
Entre sus aficiones, además del séptimo arte, la literatura, «que me gusta mucho, sobre todo la novela. Y fíjate qué contradicción, me gusta mucho escribir pero escribo poco, soy muy vago para eso, tengo publicado un libro de cuentos escrito a lo largo de 20 años».
Estudió Ingeniería Técnica Mecánica en Córdoba, aún recuerda sus inolvidables viajes en el tren desde Toledo hasta la ciudad andaluza que duraban nada más y nada menos que 12 horas, tenía que dormir de pie y cuando se tumbaba en el pasillo los demás pasajeros pasaban por encima de él. Una auténtica odisea.
Además, es profesor y durante 15 años fue director del IES Azarquiel, en la capital regional, desde 1985 hasta el 2000.
Nos cuenta quiénes son sus actores preferidos, quiénes no le gustan…
Pasen y acomódense, que comienza la sesión… De la Entrevista Irreverente de encastillalamancha.es.
PARA VER LA GALERÍA DE FOTOGRAFÍAS, PINCHE EN LA IMAGEN O SOBRE ESTA LÍNEA
Su vida, sin cine, ¿qué sería?
Pues una vida más dedicada a la enseñanza. El cine lo he tenido siempre como hobby, un hobby muy fuerte y alternándolo con mi profesión, que es la de profesor. ¿Sin cine? Me hubiese dedicado más a fondo a la enseñanza.
¿La primera película que vio?
Uffff… Me acuerdo de que cuando era chiquitito, estamos hablando de 9 ó 10 años, acompañaba a mi madre al cine a ver algunas películas. Recuerdo, porque a ella le gustaban mucho los dramas españoles, «Un caballero andaluz». Un melodrama con Carmen Sevilla y Mistral que… ¡Era la leche!
¿La película de su vida?
Es muy difícil elegir una sola, pero sí hay películas que te marcan. Aunque luego no sea la mejor película que has visto. Normalmente, esas películas de tu vida son de la infancia o de la adolescencia, que es cuando más te marcan las cosas. A mí una película que me marcó mucho fue «Cantando bajo la lluvia». Y la tengo como una de mis películas favoritas de siempre. Si te digo que la he visto al menos 20 veces no exagero.
¿Cuántas películas ha visto?
Ufffff… Es muy difícil decírtelo, pero… Pon 5.000.
¿Y la que más veces ha visto?
Pues posiblemente «Cantando bajo la lluvia», «El apartamento», «Con faldas y a lo loco», «Ser y no ser», «Raíces profundas»…
¿Blanco y negro o color?
El blanco y negro. Porque da una fuerza a las imágenes superior al color. Para mí. Aunque decir esto hoy, en el siglo XXI, es un poco absurdo porque el color está impuesto desde los años 30. Me está ocurriendo con el ciclo de cine español que están poniendo ahora en La 2, que han remasterizado y si te das cuenta las fotografías en blanco y negro de esa época son magníficas. Por ejemplo, la calidad de sombras que da el blanco y negro no lo da el color. Un ciclo muy interesante, muy bien programado y muy bien pensado. Y a mí como la presentadora, Elena Sánchez, me cae muy bien, me gusta mucho… Ja, ja, ja…
¿Por qué no ha sido actor?
Pues actor no… No he tenido vocación nunca de actor, no… No me ha llamado la atención. A lo mejor me hubiese gustado más ser actor de teatro que de cine. Pero no me ha llenado excesivamente.
¿Pensó estudiar cine?
No. En ese sentido he sido muy poco decidido. Asumí que era el cine como afición y en ningún momento se me pasó por la cabeza que yo podría hacer una película muy bien hecha. No, jamás se me pasó, no tuve esa ambición.
¿Ha visto todas las películas en la que sale Toledo?
Todas no, pero muchas sí. ¿La mejor? Donde mejor queda recogida Toledo y donde se le da más importancia es en «Tristana», de Luis Buñuel. Eso está claro. ¡Es que «Tristana» es Toledo! Buñuel hizo una radiografía de Toledo realmente asombrosa.
¿Un actor?
Jack Lemmon.
¿Una actriz?
Ava Gardner.
¿Un actor que no le guste demasiado?
John Travolta.
¿Y una actriz que no le guste demasiado?
Geraldine Chaplin.
¿Un director?
Billy Wilder. No voy a decir como dijo Fernando (Trueba) cuando le dieron el «Oscar» que era Dios, pero sí es un gran director. Ha sido capaz de dar una importancia dramática y crítica a la comedia muy importante y creo que sabe tocar todos los géneros. En el género policíaco ha hecho verdaderas maravillas, en la comedia durante mucho tiempo fue el mejor…
¿Cómo se le ocurrió lo del Cine Club en Toledo?
No fue idea mía. Yo trabajaba en Seguridad e Higiene en el Trabajo y allí teníamos un salón de actos para 100 espectadores y máquinas de 16 milímetros que llevábamos a las fábricas para dar cursos y todas esas cosas. Había uno al que le gustaba mucho manejar las máquinas, otro que era un buen dibujante y a mí el cine, y dije: ¿Por qué no hacemos un cine club? Eran Félix Palomo, un manitas para la máquina; y Santiago González, que era un dibujante fenomenal. Y entre los tres lo apañamos. Ese cine club, que comenzó muy modestamente, para entretenernos nosotros, fue cogiendo un poquito de altura, porque hacíamos coloquios, y al año ya se llenaba. Venían muchos médicos y enfermeras de la residencia… A ese cine club iban los padres del que fue el portavoz del PSOE en el ayuntamiento, Martín Molina, que eran muy buenos aficionados, y le hablaron del cine club…
Y ahí apareció el germen del Cine Club Municipal…
Él fue alguna vez también. Y cuando empezó el primer ayuntamiento democrático, un día de primavera, no se me olvida, me vio y me dijo que había pensado que con la experiencia que yo tenía para el cine club por qué no hacía un anteproyecto de un Cine Club Municipal. Me encantó la idea e hice un proyecto. Lo entregué en el ayuntamiento, alguien lo dejó dormir en un cajón un año o más, Martín Molina volvió a insistir en un Pleno y el tema volvió a salir… Empezamos en 1981, aunque la autorización en Pleno fue en 1980. Hasta hoy. En noviembre cumplimos 35 años.
¿Cómo elige las películas?
Con mucha información. Estoy suscrito a todas las revistas de cine y ahí empiezo a trabajar. Y lo compagino con los viernes, que es cuando los periódicos sacan carteleras y demás.
Me recomienda una película para…
Emiliano García-Page: «El hombre que pudo reinar», de John Ford.
José García Molina: «El rostro impenetrable», con Marlon Brando. Y a los dos juntos, a Page y a García Molina, «Dos cabalgan juntos», también de John Ford.
María Dolores de Cospedal: «Alicia ya no vive aquí», de Martin Scorsese.
Milagros Tolón: «El festín de Babette», de Gabriel Axel.
Jesús Fernández Vaquero: «El hombre tranquilo», de John Ford.
Jesús Labrador: Por aquello de que fue delegado del Gobierno, «Yo vigilo el camino», de John Frankenheimer.
Los políticos… ¿Algunos son mejores actores que los propios actores?
Sí, bueno… Siempre se ha dicho que vivir es actuar en una obra de teatro, cada uno tenemos asignado nuestro papel y unos lo interpretan mejor y otros peor. Qué duda cabe de que el ser humano está siempre interpretando, sea político o no. Todos. En los políticos es quizás más necesaria la interpretación, tienen que poner cara de póker. Ja, ja, ja…
¿En qué película le hubiera gustado actuar y a quién hubiera interpretado?
En «El mundo en sus manos» y en el papel del hombre de Boston, de Gregory Peck.
Cuando en las galas de los Premios Goya lo actores salen con emblemas o se salen del guión para dar opiniones diversas… ¿Qué le parece?
Creo que estas ceremonias no se debían politizar bajo ningún concepto. Otra cosa es que a la entrada o a la salida el actor o la actriz correspondientes hagan su comentario, que me parece muy bien porque cada uno tiene sus opiniones. Pero la entrega de los Goya es la fiesta del cine, para celebrar el cine que se ha hecho ese año, para homenajear a la gente. Tenía que ser un acontecimiento feliz. ¿Que en el mundo están ocurriendo situaciones muy desagradables y muy duras? Me parece muy bien, pero hay otros lugares donde decirlo. Me parece que las veces que ha ocurrido ha sido un oportunismo más que un afán real de querer decir algo.
Con Pedro Almodóvar pasa que o te gusta o no te gusta, o blanco o negro, generalmente no hay grises. ¿A usted qué le parece su cine?
A mí no me gusta Almodóvar. Vamos a ver… Creo que no es un director tan importante como se dice. ¿Que de las 20 películas que ha hecho las hay buenas? Claro, tiene películas que están bien. Pero a mí no me llega.
¿Un director español?
Víctor Erice y José Luis García Berlanga. Berlanga tiene dos películas que, para mí, son de lo mejorcito que se ha hecho: «Plácido» y «El verdugo», dos películas geniales.
Aparte de las sesiones del cine club, ¿ve cine en salas?
Antes, muchísimo más que ahora.
¿Es de los que come palomitas en la sala?
No. Odio las palomitas, comer y beber… Lo aguanto, lo soportas y ya está, pero no lo he hecho nunca.
¿Quién fue su primer amor y a qué edad?
Mi mujer actual, Mari Carmen, a los 14 años. Éramos compañeros de instituto, en aquella época no coincidíamos chicos y chicas en la misma clase, pero teníamos contactos. Luego tuvimos una ruptura, unos cuantos años sin contacto, y a los 18 ó 19 volvimos otra vez y hasta ahora.
¿Le han dado muchas calabazas amorosas?
La verdad es que no, por eso, porque no he pretendido tener relación con muchas mujeres…
¿Usted hubiera dado la orden de matar a Bin Laden?
Enfocándolo desde el punto de vista de que es una guerra, como acción de guerra, sí. Lo tengo claro.
¿Alguna fobia confesable?
Las serpientes en general.
¿Es partidario de que las parejas de homosexuales adopten niños?
No estoy en contra, lo que sí considero es que quizás no sea la mejor condición para el desarrollo de un niño. Pero que lo adoptan, ¡pues que lo adopten!
¿Alguna anécdota en un viaje?
No es anécdota porque en aquella época lo sufrió mucha gente, pero cuando estudiaba en la Universidad Laboral de Córdoba y tenía que hacer el viaje en el tren desde Toledo había muchas veces en los que todo el viaje, que duraba en torno a las 12 horas, lo hacía de pie, durmiendo en el pasillo… ¡Era un tren que paraba en todas las estaciones! Iban llenos y si querías dormir te tumbabas en el pasillo, y la gente pasando por encima de ti… Ja, ja, ja… También recuerdo que cuando volvía de la Universidad me bajaba del Expreso de Córdoba en Aranjuez y el recorrido en tren desde Aranjuez hasta Toledo era emocionante, ver cómo iba llegando a Toledo, ir vislumbrando la ciudad después de haber estado siete u ocho meses sin verla…
¿Algo desconocido de Felipe Hernández Ponos que nos sorprendería?
No, no… Ahí me pillas, porque no tengo una cosa… Quizás que tengo obsesión por la lectura y por comprar novelas. Tengo la casa que Mari Carmen me dice que un día me va a coger los libros y me los va a tirar. Ir a una librería es un placer de dioses.
Sea sincero, ¿qué piensa de los periodistas?
Creo que es una profesión muy bonita, pero que desde el 23-F (intento de golpe de Estado de Tejero) está muy sobrevalorada en España. Porque… Vamos a ver, el periodismo es una profesión y ocurre con ella como con la docencia, cuando es vocacional es fenomenal y se vive a fondo, pero hay muchos periodistas que no son vocacionales. Igual que hay muchos profesores que no son vocacionales. Entonces, muchas veces parece que ser periodista es un certificado de ser culto, de conocer todo lo que ocurre en el mundo, etcétera, etcétera… Y yo creo que no.
¿Cuál fue su primer sueldo?
3.500 pesetas como profesor a dedicación normal en la Escuela de Maestría de Toledo.
¿Alguna vez ha cobrado en B?
No, pero en aquellas épocas en los institutos había alguna cuenta en B y daba para que en alguna fiesta del patrón tuviésemos una comidita.
¿Tiene algún tatuaje o piercing?
No me gustan absolutamente nada. Que el que quiera tatuarse el cuerpo, que se lo tatúe y tal, pero a mí…
En caso de necesidad, ¿qué estaría dispuesto a hacer? Uno, robar para comer; dos, prostituirse para comer; o tres, engañar a Hacienda.
Ja, ja, ja… Engañar a Hacienda. Aunque no deja de ser robar.
¿Le gusta bailar?
Me gusta mucho el baile, pero no bailo mucho porque lo hago muy mal.
¿Con quién le gustaría echarse un bailecito?
Pues hombre, con Michelle Pfeiffer.
¿Pena de muerte sí o no?
Ehhhhh… No. A pesar de que muchas veces piense: ¡A este tío me lo…! Pero no.
¿Ha robado alguna vez?
Sí. A los ocho años, que estilaba que los chavalitos compráramos petardos y… ¡Pum, pum pum…! Frente a la casa de mi tía había un puestecito que los vendía, la señora María. Un día metí la mano en el bolsillo de la chaqueta de mi padre, le cogí un duro, que entonces era la leche, me fui a la señora María y le dije que me diera un duro de petardos. Me los dio, pero pensó… Este chico con un duro… Y fue a chivarse. Cuando llegué a casa me dieron… Claro, claro… ¡Por robar! Mi padre me lo decía: ¿tú sabes lo que has hecho? ¡Es que has robado! Y ahora, me dijo, voy a llamar a la Policía. ¡Policía…! Mira, yo llorando a «to» llorar… Ja, ja, ja… No la llamó, claro, pero…
¡Por lo menos tiraría los petardos!
Sí, sí, sí… ¡Me tiré toda la tarde con los muchachos tirando los petardazos!
Y a usted, ¿le han robado?
No, no… Me han robado de veraneo, en la playa de Santander. Me dejé los pantalones vaqueros en el coche y me los quitaron. Tenía dinero dentro. Y la máquina de fotos, que me la había dejado también.
¿La famosa que más le atrae físicamente?
Te lo he dicho antes y aunque han pasado muchos años, a mí me ha atraído mucho siempre Michelle Pfeiffer. ¡Mucho! De siempre. Antes más que ahora. En «Los fabulosos Baker Boys» está espléndida… Ja, ja, ja…
¿Qué nos puede contar de la primera vez que hizo el amor?
Pues, ehhhh… La primera vez… Soy muy clásico, muy inocente y muy normal, porque fue en la noche de bodas. Ni más ni menos. O sea, yo hasta entonces no había realizado el acto sexual.