Es de Campo de Criptana, aunque nació en Ciudad Real por aquello de que el hospital estaba allí, “pero la primera es mi cuna”. Le gusta leer filosofía, política, libros de Management y… Y pensar, aunque en estos momentos que vivimos quizás sea demasiado difícil.
Pero nuestra protagonista de la Entrevista Irreverente de esta semana, Ana López Casero, directora general de la Fundación Horizonte XXII y directora de Comunicación y Relaciones Públicas de Globalcaja, se busca lo que ella denomina “mis microespacios, me siento conmigo mismo y me pongo a charlar. Soy muy exigente y claro que me regaño”.
Y, atención, le encanta bailar. Será porque es una fascinada de la música, “cada momento tiene su música” insiste; pero quizás su hobby por excelencia es “estar con mis hijos y que me cuenten sus cosas. Son, junto a mi marido, lo que yo llamo mi equipo”. Que lo forman Gonzalo, de 13 años; Ana, de 10; e Isabel, de 8.
Tiene 44 años y fue hace ya unos cuantos, Ana formaba parte del Consejo Rector de Caja Rural de Ciudad Real, cuando decidieron poner en marcha una Fundación de desarrollo regional y pensaron en ella.
“Me dieron una hoja en blanco y me dijeron que los objetivos prioritarios eran formar a líderes y desarrollar programas de emprendedores desde el ámbito privado. Y a mí, que me encantan los retos… Porque me fascina trabajar por mi región, me gusta construir donde no hay nada o donde todo está desordenado”.
¿Nunca le tentaron para entrar en política? Algo hubo, aunque fue muy etéro. “Las ganas de hacer cosas las tengo desde que era muy pequeñita, me lo inculcó mi padre (Antonio López Casero, quien fuera diputado regional por UCD), eso que es dar lo mejor de mí con la única intención de aportar”.
De hecho, “alguna sentada” hubo para hablar de su entrada en política. ¿Nos imaginamos el partido con el que habló sabiendo que es afiliada al PP? “Te sorprendería”, dice escuetamente.
Pudo ser pianista profesional, de hecho estudió música y dicen que es un primor “tecleando”, don que le viene de su madre, María Isabel Beltrán, pero al final “se quedó” en farmacéutica.
Es un encanto, se lo aseguro, y da gusto tener una conversación con ella. Aunque sea irreverente. Lean y disfruten.
¿Creo que es una cuentista?
Ja, ja, ja… Eso será porque me gusta escribir cuentos. ¡Me gusta escribir desde que era muy pequeña! Un diario que no es exactamente un diario, porque no escribo todos los días, pero me gusta mucho escribir historias cortas sobre cómo veo yo determinadas situaciones.
Y si tuviéramos acceso a su diario, ¿nos sorprenderíamos?
¡Puede ser! Pero poco. Sí, poco…
Pues venga, ¡sorpréndanos!
Ja, ja, ja… No, pues… Lo que veríais es una persona con una grandísima sensibilidad que tiene una forma de ver la vida, en muchos casos, como una niña.
¿Es una niña todavía?
Tengo una niña importante dentro, sí. En ilusión.
Además, se le da muy bien tocar el piano.
¡Mi gran pasión! Sí, sí… De hecho quise ser pianista. Pero después la vida me llevó por otros derroteros. Soy hija de una pianista y de un político, con lo cual es una mezcla interesante.
Pero al final ni una cosa ni la otra.
Al final ni política ni pianista. Pero sí ha influido mucho en mi formación. Tengo la carrera de piano y llevo tocándolo y estudiando música desde que tenía siete años.
¿Qué paso le faltó para ser pianista profesional?
Pues probablemente mis ganas de hacer cosas. Siempre me gusta vivir la vida de forma muy intensa y entendí que me gustaban más cosas aparte de tocar el piano. Me gustaba mucho la farmacia, me gustaba mucho la Sanidad y estudié Farmacia. Al final me dediqué a la farmacia durante mucho tiempo y me sigo dedicando, de hecho.
Miremos al horizonte, pero para atrás. Verano de 2011, conflicto entre las farmacias y la Consejería de Sanidad. ¿Quién tenía razón?
Bueno, probablemente hace falta una comunicación siempre muy importante. Fue un momento muy difícil y el Gobierno se encontró con una coyuntura muy complicada. Lo que hay que hacer siempre es hablar, hablar y hablar. Y escuchar, escuchar y escuchar. El conflicto hoy ya no existe, ni mucho menos.
¿La empresa es un mundo casi exclusivo de hombres o eso es un mito?
Eso es un mito. Absolutamente. Hace falta tener más mujeres en los consejos de administración, eso es lo que yo siempre reivindico. Hay mujeres directivas excelentes, pero hace falta que haya muchas más mujeres en los órganos de gobierno de las empresas.
¿Por qué no las hay?
Posiblemente por falta de referencias, pero está cambiando mucho. Y a veces no entran porque sencillamente no les compensa. Porque para la mujer hay cosas mucho más importantes que el éxito profesional o el éxito social. Para ella el concepto de éxito o de ambición es mucho más amplio y lo es ser una magnífica madre, una magnífica educadora y una magnífica compañera. Y una magnífica profesional también, pero eso dentro de su hoja de ruta profesional no siempre es una prioridad para ella.
¿Alguna vez se ha sentido rechazada por el hecho de ser mujer en un mundo de hombres?
Yo no. Conozco casos, pero yo no.
Usted se mueve en un mundo de ideas, pero… ¿Y si uno nunca tiene ni idea?
Todo el mundo tiene ideas. Todo el mundo tiene un potencial creativo que si de verdad lo desarrolláramos nos iría de otra manera.
Deme una alegría y dígame que vamos a salir de esta profunda crisis.
Vamos a salir, sin duda. Eso es difícil saberlo, pero yo creo mucho en el talento y en las personas que ahora mismo están en los órganos de Gobierno regionales, nacionales… Y creo mucho en la competencia de nuestro país. ¡Seguro que salimos! Lo que no sabemos es cuándo.
¿Cuál es el proyecto más curioso que le han presentado en la Fundación Horizonte XXII?
Uno de empresa fue el crematorio-tanatorio de mascotas que hoy es una realidad. Pero reconozco que cuando me lo contaron pensé que jamás podría haber pensado…
¿Me da una idea para hacerme rico?
No querer hacerte rico. Busca algo que aporte, que sea útil para los consumidores, para la sociedad, y te harás rico.
¿Está de acuerdo con la pena de muerte?
No.
¿Milita en alguna ONG, asociación, partido político…?
Sí. Milito en varias ONG, tengo apadrinados a cinco niños, soy de Farmacéuticos Sin Fronteras, de Farmacéuticos Mundo y de asociaciones profesionales… A muchas.
¿Y a algún partido político?
Al Partido Popular. Estoy afiliada.
Sin trabajo ni prestación, ¿qué estaría dispuesta a hacer para comer?
Seguramente tocaría el piano en algún lado a cambio de un buen plato de comida y dentro de lo que fuese legal, cualquier cosa. Sobre todo si eres madre, que haces cualquier cosa por tus hijos pero siempre sin lesionar a nadie.
¿Alguna pieza especial para tocar?
No hay ninguna en especial, pero me gusta mucho interpretar música de películas. Me encantan las bandas sonoras.
¿Prohibiría la prostitución?
No. Pero la regularía, sin ningún tipo de cinismo. Para proteger la salud y para acabar con la explotación.
¿Cuál fue su primer sueldo y en qué se lo gastó?
Fue hace mucho tiempo, trabajaba en la farmacia de mi padre y me lo gasté en un viaje con mis amigas a Ibiza. Sí, sí… Fueron 80.000 pesetas.
¿Qué personaje histórico le gustaría ser?
Me gustan muchos, pero sobre todo aquellos que han hecho algo para cambiar el mundo. Soy muy idealista para todo eso. Siempre me fijo en personas que han hecho cosas que han sido determinantes en la historia. Por ejemplo, la Madre Teresa, Winston Churchill, Margaret Thatcher… En fin, muy diversos y pertenecientes a diferentes disciplinas: filósofos, políticos, artistas…
¿Con qué duerme? Si duerme con algo, claro.
Con muchos sueños y con la conciencia siempre muy tranquila.
¿Y si hablamos de si duerme o no con ropa?
Con mi pijama. Tanto en verano como en invierno, siempre. Ja, ja, ja…
¿Qué libro está leyendo?
¡Uno muy gracioso! Vamos, no es gracioso… Ja, ja, ja… «Liderando en la adversidad», de Santiago Álvarez de Mon, un profesor que es sociólogo. Refleja que la adversidad, si eres capaz de transformarla en algo positivo, al final fortalece mucho tu carácter. Estoy aprendiendo mucho.
¿En qué película le hubiera gustado actuar?
¡A mí me gusta que mi propia vida sea una película, fíjate! Pero me encanta «Memorias de África»: la banda sonora, la interpretación, los paisajes, la historia, todo, todo… ¡Yo sería la baronesa, claro!
Cuando va al fútbol, ¿insulta al árbitro o a los rivales?
No los insulto, pero sí me pongo de una manera un poco beligerante. Ja, ja, ja…
¿Cómo se puede ser beligerante sin insultar?
Nada, no utilizando determinados… ¡Lo mismo pero sin tacos! Eso, eso… Ja, ja, ja…
¿Su mayor travesura?
La que más recuerdo, cuando les corté el pelo a mis tres hermanas, yo soy la mayor de cuatro, siendo muy pequeñas, y la bronca que me cayó fue bastante considerable. Jugábamos a ser peluqueras y los trasquilones… ¡Nunca más he vuelto a cortar el pelo a nadie!
¿Qué programas del corazón ve?
Ninguno. No me gustan ni me interesa nada de la vida de la gente en general. Me refiero a cómo se trata la vida de la gente en esos programas.
¿Cuál es la mayor multa que le han puesto y por qué?
Por exceso de velocidad, cuando me saqué el carné hace ya 20 años. No iba a mucho, pero había una limitación importante y me la salté.
Defínase: ¿de derechas, de izquierdas o de centro?
De centro. Lo tengo clarísimo.
¿Cree que el tamaño importa?
Ja, ja, ja… Importa el tamaño de la persona y el tamaño del amor.
Me refiero al miembro viril.
Ya… El tamaño de la persona y del amor.
¿El juego del parchís es cosa de hombres? Se lo digo porque ya sabe aquello de que se comen una y cuentan 20…
Hay hombres que hacen eso, hacen cosas para contarlas. Yo creo que las mujeres somos totalmente diferentes y mucho más discretas.
¿Eso significa que las hacen pero no las cuentan?
Puede ser.
¿Se atreve a decir el lugar más raro donde ha practicado sexo?
¡Uy, yo soy muy normal! ¡Absolutamente normal!
¿Eso es que no ha habido lugares raros?
(Silencio durante algunos segundos). Significa que soy muy normal. Ja, ja, ja…
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