sábado, 23 de noviembre de 2024
Entrevista Irreverente a Cipriano González, el "amigo de los pobres" de Toledo 06/03/2015junio 8th, 2017

Ha pasado mucho hambre, pero mucho, mucho… Y por eso sabe lo que sufren los demás. A los cinco años iba de casa en casa, en su pueblo, Menasalbas (Toledo), pidiendo aunque fuera un mendrugo de pan para llevarse a la boca porque llevaba horas y horas que no había probado bocado. Se lo pueden imaginar…
De ahí que se prometiera a sí mismo que ayudaría a los demás en lo que pudieran. Y así lleva 60 años de los 78 que tiene. Cada mes reparte miles de kilos de comida a todos aquellos que acuden el día señalado a su ONG y hacen colas de metros y metros para saciar el hambre. En Toledo, junto al Puente de San Martín. Es Cipriano González, el amigo de los pobres, y lo que leen es la Entrevista Irreverente de encastillalamancha.es.
Entre sus aficiones, «ver conciertos, ¡pero conciertos buenos!, y buenas zarzuelas donde haya 400 personas, donde hay ambiente».
Jubilado hace unos años, comparte el día a día con sus inseparables, los «batas blancas», amigos que acuden cada día a su ONG para compartir las horas y ver cómo pasa la vida a su alrededor. Cipriano trabajó en Standard y ya desde entonces empezó a echar una mano a los pobres, una multinacional a la que siempre estará muy agradecido «porque me consintió, con todo el gusto del mundo, que ayudara a los pobres. Los jefes leían las noticias que salían en los medios de comunicación de mis repartos de comida y no me pusieron ni una pega. Incluso me dejaban un camión para recoger patatas o lo que fuera, e incluso me daban alimentos para los pobres».
La que van a leer es una parte de la historia, triste y alegre a la vez, de Cipriano…
Aprendamos…

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¿A cuántas personas ha dado de comer?

A muchos miles. Muchos. Muchos. Muchos. A gente que tiene vidas muy difíciles.

¿Por ejemplo?

A familias con siete u ocho niños que viven entre cartones en sus casas. En Toledo. Que dormían entre cartones en un pasillo que es como un cajón de pequeño. Les facilité camas-muebles para todos, porque como las casas son tan pequeñitas había que poner camas-muebles para extenderlas por las noches y recogerlas por las mañanas. Llegó una tarde una señora y me pidió una cama, le dije que si podía ir a ver su casa y me encontré a dos niñas, dos criaturas, durmiendo también entre cartones y con una humedad imponente. He solucionado muchos casos, sí.

La noche previa al día del reparto hay gente que llega a las puertas de su ONG y duerme en sus coches…

¡Todo el invierno lleva gente durmiendo aquí! Si mañana hubiera reparto, esta noche dormirían aquí. ¡Con esas heladas de miedo que han caído este invierno! Pues aquí han dormido las pobres gentes, para ser los primeros. Y yo les digo que qué más les da ser los primeros, si también van a recibir comida. Pero dicen que quieren ser los primeros. Gente mayor y no tan mayor.

¿Todavía se le encoge el corazón cuando reparte?

¡Pues sí! Porque como yo lo he pasado… Pues se me tiene que encoger toda la vida. Nosotros éramos nueve y no había nada. Y llegaba mi padre a casa y decía: ¿hay algo, Petra (la madre de Cipriano)? Y decía que no tenía nada. Mi padre salía a ver si algún amigo suyo le daba algo, porque… Pero al día siguiente estábamos en las mismas. Imagínese esa situación.

¿Eso fue después de la Guerra Civil?

Sí, porque yo tendría cuatro o cinco añitos. Y nací en 1936… Pues sí, después de que explotara la Guerra. ¡Piense usted en la papeleta! Y nosotros, críos, mirando a mi padre y a mi madre a ver qué se cenaba o no se cenaba. Y decirnos: pues hijos, vámonos a acostar, porque…

¿Cuántas bolsas ha repartido?

Miles y miles.

¿Se acuerda de la primera vez que hizo un reparto?

Sí, sí… ¡Perfectamente! Fue en Santa María de Huerta, en la provincia de Soria. Allí es donde conocí a los pobres. Cuando vi a una chiquita, que era muy parecida a una de mis hermanas, con las zapatillitas rotas… Eran también ocho o nueve hermanos, el padre enfermo, la madre no trabajaba, el pueblo no tenía vida… La criaturita iba a por leche y ahí fue donde yo empecé…

¿Qué tal está su corazón después del susto que tuvo?

Vamos tirando. Está bien, aunque de vez en cuando está molesto.

¿Ese corazón se ha llevado más disgustos que alegrías?

Sí, sí… ¡Muchos más! Porque son muchas horas. Es que esto es muy difícil, de noche y de día trabajando en ello. El tema es que si hay 2.000 familias que lo necesitan hay que preparar para 3.000, no se puede quedar ninguna de las personas que vienen aquí sin alimentos.

Y sus compañeros, los «batas blancas», ¡vaya ayuda que tiene!

A algunos los conocía y a otros no. Siempre que han venido han visto cariño, educación, es gente que trabaja, si un día necesitan una botella de aceite y un kilo de macarrones, pues se lo llevan, porque para eso trabajan. Estando aquí no andan por ahí, no se gastan el dinero en los bares, y esto les da la vida. Y saben que están haciendo un trabajo para los demás.

El 24 de mayo hay elecciones autonómicas y municipales. ¿Cipriano va a votar?

Pues no lo sé. De verdad. Tengo que decirle una cosa: conmigo, todos los políticos se están portando muy bien, no puedo hablar mal de nadie porque sería mentir.

¿Hasta cuándo va a seguir repartiendo comida a los pobres?

¡Hasta que Dios quiera! Mientras yo me tenga de pie, yo voy a seguir dando de comer a los pobres.

¿Quién fue su primer amor y a qué edad?

¡Huyyyyy…! Pues sería cerca de los 26 años ya… Por ahí más o menos. Aquí, en Toledo. Le voy a decir que yo tenía un amigo, un chavalito muy majo, y nos sentábamos en el Paseo de la Vega, en una marquesina, y veíamos a las chiquitas pasar. Decíamos… Pues mira, ahí van dos; sí pero una a mí no me… Venga, pues miramos más. Y como las chicas paseaban mucho antes, nosotros sentados observábamos. Cuando veíamos a dos chiquitas que nos llamaban la atención por algo, que eran majitas y eso… Nos acercábamos a ellas, las dábamos las buenas tardes y las sacábamos el rollo, si era familia de fulano… De ahí fue mi primer amor, ¡es verdad!

¿Quién le ha dado calabazas amorosas?

Síííííííííí… Sí, sí, sí… ¡Sí me las han dado! ¡Pocas, pero me las han dado!

¿Usted hubiera dado la orden de matar a Bin Laden?

No. Eso es una salvajada. Matar una persona a otra, sea por lo que sea, eso no se puede…

¿Alguna fobia confesable?

¡Me da miedo a volar! ¡Me da mucho miedo! He montado tres veces, pero es que lo paso fatal. Tengo un vértigo a las alturas… Y hay noches que sueño que voy volando por montañas, por precipicios… ¡Con el miedo que me da!

¿Es partidario de que las parejas de homosexuales adopten niños?

No me gusta eso, que me perdonen ellos… Eso no. Que se casen, bien, que quieren hacerlo, pues divinamente. Pero ya que intervenga otra tercera persona… No lo veo bien. Bueno, si las que adoptan son dos mujeres, ya es distinto, a mi manera de ver es diferente, pero dos hombres no.

¿Alguna anécdota en algún viaje?

Una vez, en el avión, mi mujer me dijo: «Huy, parece que el avión no se mueve». Mira… ¡Me dio una vuelta el cuerpo! ¡Pero cómo no se va a mover el avión! Lo que pasa es que vamos a tanta altura que… Me levanté del asiento, me fui al centro del avión y…

¿Algo desconocido de Cipriano González que nos sorprendería?

No, no, no…

Sea sincero, ¿qué piensa de los periodistas?

Que son maravillosos. Porque dan vida a todo el mundo. Nosotros nos enteramos de todas las noticias que pasan por el mundo, de quién es bueno, malo o regular… Los medios de comunicación son la base fundamental del ser humano. ¿Por qué conocemos a los científicos, a los inventores, a los escritores, a los artistas? Por ustedes. Si no, no se sabría nada de ellos y no los conoceríamos. Los periodistas nos dan vida.

¿Cuál fue su primer sueldo?

Estuve trabajando… Muy poquito, no sé si eran 300 pesetas o algo así. En Standard. Pero con ese dinero tenía que pagarme el viaje de Toledo a Villaverde y vuelta a Toledo. En Villaverde empecé para aprender lo que se iba a hacer aquí en Toledo. Todos los días. Iba en autobús.

¿Alguna vez ha cobrado en B?

No. Nunca.

¿Tiene algún tatuaje?

No.

En caso de necesidad, ¿qué estaría dispuesto a hacer? Uno, robar para comer; dos, prostituirse; o tres, engañar a Hacienda.

No haría ninguna de ellas. No, no, no…

¿Qué le gusta bailar?

Nada. No me gusta. ¡Es que no he aprendido!

¿Pena de muerte sí o no?

No. Es que una persona no puede matar a otra. De ninguna manera, ya puede ser lo que sea. ¡Matarle, no!

¿Ha robado alguna vez?

No. Bueno, si llama usted robar porque cogí un racimito de uvas y me dieron una bofetada que… (Se emociona). Tenía hambre y se ve que estaba el dueño escondido, yo era muy pequeño, fue allí en Menasalbas, y me pegó un par de bofetadas que… Llegué a casa con la cara hinchada.

¿Ha vuelto a ver a ese hombre que le pegó?

Sí, aquí en Toledo. Le digo hola y nada más. Pero yo nunca le quise tocar.

Y a usted, ¿le han robado?

Tampoco.

¿Quién es la famosa que más le atrae físicamente?

A mí siempre me ha gustado mucho Rocío Jurado. ¡Cómo trabajaba esa señora!

¿Qué nos puede contar de la primera vez que hizo el amor?

Que fue precioso. Cuando uno es joven… El ser humano tiene unos años que son divinos, no tienes miedo de nada, haces lo que sea, ¡sin hacer mal a nadie, por supuesto! Es gracioso el día que se hace por primera vez el amor. Es muy bonito, sí.

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