David Moreno Ramos, candidato a la Presidencia de la Junta de Castilla-La Mancha y a la Alcaldía de Talavera por Vox, talaverano 43 años, casado, padre de tres hijos varones de 11, 9 y 7 años, es el menor de seis hermanos. Estudió los antiguos Bachillerato y COU en Talavera antes de irse a estudiar a Madrid, donde cursó la licenciatura en Derecho además de Gestión Jurídico-Empresarial. Hizo un máster en política territorial y urbanística y los primeros cursos de doctorado en Administración.
Este contenido forma parte del Especial Elecciones ENCLM, donde intentamos conocer en profundidad a los candidatos a las elecciones municipales y autonómicas en Castilla-La Mancha del 28M, en este caso de Talavera.
«Siempre he sido de los primeros de la clase y he aprobado a la primera»
Permaneció en Madrid unos seis años: «Siempre he sido de los primeros de la clase y he aprobado a la primera, se me ha dado bien. Me han gustado los estudios», subraya.
Tras cursar sus estudios volvió a Talavera, donde ha sido empresario y han nacido sus hijos. «Me siento un privilegiado por haber podido volver a la ciudad en que nací, viví mi adolescencia y juventud y pude ejercer mi profesión», afirma.
El candidato de Vox a la Alcaldía de Talavera y a la Presidencia de CLM, con 17 años, antes de empezar a estudiar en la Universidad.
Entró en política en 2019, como concejal en el Ayuntamiento de Talavera (Vox obtuvo tres concejalías). Ha ido delegando su actividad empresarial hasta dedicarse al cien por cien a la política. Asegura que en estos últimos cuatro años se les «ha reconocido que Vox ha liderado la oposición muy por delante del PP y de cualquier otro partido».
«Siempre me ha llamado la atención lo público»
No ha sido la cuya una vocación temprana, la de la política, tras 19 años de empresario en el sector privado. «Siempre me han llamado la atención lo público, aportar a la sociedad los conocimientos y experiencias para cambiar las cosas y mejorar el futuro de nuestros hijos. Me identifiqué con el proyecto de Vox, lo vi como una oportunidad para mi ciudad, necesario también para España a fin de dar un giro y gestionar de otra forma», señala.
¿Tiempo libre? David Moreno dice que desde que está en política tiene menos: «Prácticamente se lo dedico al cien por cien a mi familia, a mis hijos, a compartir momentos con ellos, montar en bicicleta o jugar al ajedrez, que al mediano le encanta; les escucho, les acompaño, les llevo a actividades extraescolares o, si es en fin de semana, disfrutamos del campo, la naturaleza y los animales, que es lo que le encanta a toda la familia».
Su gran afición: la equitación
¿Hace deporte? A lo largo de vida su afición ha sido la equitación, hasta el punto de participar en concursos y campeonatos. Después se sacó el título de juez nacional, colaboró con la Federación Española de Hípica en el desarrollo e implantación de una disciplina nueva, la equitación de trabajo (ha hecho una aplicación práctica sobre las actividades y usos tradicionales de España, en cuanto a los obstáculos y las tareas de manejo de ganado), en la organización de concursos y campeonatos y en la formación de jueces.
Él fue el que, junto a algunos compañeros, puso en marcha e impulsó en España la mencionada equitación de trabajo, «una disciplina apasionante, muy divertida, completa, que conjuga cuatro pruebas, en la que hay que irse superando en cada una de ellas, con unas pruebas de doma y una aplicación de práctica para la superación de obstáculos en pista, además de alguna prueba cronometrada», describe.
Disfrutar del campo…
«Disfrutar del campo, con un paseo a caballo, en familia, es un privilegio y algo precioso», comenta.
David Moreno, con los chorizos de la tradicional matanza, que hacían en casa de sus padres.
Volviendo a su infancia, ha vivido siempre en la Avenida Francisco Aguirre, en el barrio de la Piedad, limítrofe a la Puerta de Cuartos, «una zona sencilla, humilde, de gente trabajadora, muy del barrio», define.
«Podíamos salir a la calle; al acabar los deberes jugábamos hasta que se hacía de noche. Podíamos hacer los recados que nos mandaba nuestra madre a la tienda de barrio… Fue una infancia muy feliz y muy cómoda en esta ciudad, que tiene mucha calidad de vida que ofrecer», recuerda.
«Me encantaba el juego del triángulo, con las canicas…»
Insiste: «Tuve la suerte de vivir esa época en la que podíamos jugar en la calle a la pelota. ¿Que no había grandes pistas deportivas? Pues rápidamente hacíamos una portería en cualquier campito cercano del barrio. También jugábamos a las canicas. Me encantaba lo del triángulo. Y se me daba muy bien. Siempre volvía a casa con más bolas. Y las carreras de chapas… Y salir en bicicleta a la Vega de Talavera, ¡esas BH y la motoreta!… Hacíamos también carreras ciclistas. Cerca de mi casa, en la zona de las afueras, había el típico terreno pendiente de desarrollar, con montículos, donde hacíamos unos recorridos muy divertidos con la bicicleta. Hasta alguna caída que otra nos tocó», concluye.