Mercedes Castellanos, nacida en Ciudad Real en 1988, se ha convertido en un referente del balonmano español, consolidándose como una de las porteras más destacadas de su generación. Su pasión por el deporte comenzó en su tierra natal, Ciudad Real, donde empezó a sobresalir como guardameta desde muy joven. A lo largo de los años, Mercedes ha demostrado una tenacidad y una dedicación que la han llevado a alcanzar grandes metas.
El punto culminante de su carrera llegó cuando cumplió uno de sus mayores sueños: representar a España en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Fue una experiencia inolvidable para ella, un reconocimiento al esfuerzo de tantos años de trabajo. Sin embargo, su ambición no se quedó allí. En los Juegos Olímpicos de París 2024, Mercedes volvió a defender la portería española, reafirmando su compromiso y valor dentro del equipo. Aunque en esta edición, la Selección Española no logró avanzar más allá de la fase de grupos, la actuación de Mercedes fue impecable, demostrando la madurez y la experiencia que ha cultivado a lo largo de su carrera.
«Por mi cabeza no pasaba que yo pudiera jugar en unos Juegos Olímpicos»
-Valoración de tu participación en los Juegos
El resultado no ha sido el esperado. Las sensaciones, desde el principio, no fueron muy buenas y lo fuimos arrastrando durante toda la competición. Teníamos la sensación de que no salían las cosas como queríamos. Por eso, estamos un poco decepcionadas con el resultado, aunque la experiencia de estar allí es increíble y haber competido con los mejores y compartido espacios con ellos es una experiencia única.
-¿Cuál era vuestro objetivo?
Llegar a la medalla era muy complicado. Nuestras expectativas estaban puestas en pasar la fase de grupos y llegar a cuartos de final, pero conseguir una medalla no entraba dentro de nuestros planes.
-¿Qué resulta inolvidable de tu experiencia?
Yo me estrené en los Juegos Olímpicos en Tokyo, que se celebraron en 2021 y estuvieron marcados por la pandemia del coronavirus. Fueron unos juegos en los que estábamos en una burbuja, no había público y la convivencia estaba limitada a tu equipo. Sin embargo, en París la situación ha cambiado mucho, afortunadamente, y la convivencia ha sido muy diferente. Compartir la experiencia con compañeras, familiares, amigos… ha sido increíble.
-¿Han estado los Juegos a la altura de lo que esperabas?
Para mí han estado a la altura, ya no sé para el resto de deportistas. Todo superbien organizado y de diez. Además, el trato por parte de los voluntarios y los trabajadores ha sido espectacular.
-¿Has controlado los nervios?
Siempre que vas a unos Juegos Olímpicos sabes que tienes muchos ojos puestos en ti, pero ya convives con ello. Ya tengo una edad y una experiencia y estoy hecha a ello. Yo he ido a hacer mi trabajo lo mejor que he podido, a disfrutar y a hacer lo que sé hacer.
-¿Cómo ha sido tu camino para llegar hasta los JJOO?
Nosotras no paramos de entrenar. Nos eliminaron de los Juegos Olímpicos el día 3 de agosto y el 14 ya empecé a entrenar con mi equipo en Málaga. Ha sido un camino de mucha dedicación, tanto desde el equipo como con las compañeras de la Selección.
¿Te imaginabas en algún momento llegar a competir en unos Juegos?
Desde pequeña, mi sueño siempre había sido estar en unos Juegos Olímpicos. Por mi cabeza no pasaba que yo pudiera estar ahí, pero, al final, ha sido un sueño que he podido cumplir en dos ocasiones.
¿Qué es lo que la gente no ve en unos Juegos y se desconoce?
El estar compartiendo espacios con atletas de todas las disciplinas que, a su vez, son los mejores del mundo en sus respectivos deportes. Me daba pena cruzarme con muchos atletas y no saber quiénes eran o a qué se dedicaban, porque, en realidad, son los mejores del mundo en sus disciplinas.
Para mí, eso ha sido lo mejor. La convivencia y ver cómo cada uno de ellos y ellas lleva un entrenamiento diferente y cómo se preparan.
¿Habéis tenido mucho apoyo de los aficionados españoles?
Sí, al final hemos tenido mucho apoyo español. Muchos familiares y amigos han venido a vernos a los partidos y nos han apoyado mucho. La cercanía con España también ha hecho eso posible. En Tokyo no había espectadores, pero supongo que, en caso de haberlos habido, no habría habido tanta afición española por tema de lejanía.
Supongo que tu próximo objetivo será la medalla en Los Ángeles 2028, ¿pero hasta entonces…?
Bueno, para Los Ángeles aún queda mucho. Después de unos Juegos Olímpicos, hay como una especie de cambio de ciclo generacional y se producen muchos cambios en la selección. No sé lo que va a pasar, no sé si voy a seguir. Por mi parte, yo voy a seguir trabajando para poder tener la oportunidad de ir.
En Los Ángeles 2028 cumpliría 40 años, así que, de momento, voy a centrarme año a año. Principalmente, en el Europeo, que será dentro de unos meses.
¿Cómo ves el balonmano femenino en la actualidad? ¿Ha evolucionado desde que tú comenzaste?
Desde luego. Ha crecido mucho el balonmano femenino desde que yo comencé. Cuando yo era pequeña y empecé en este mundo, no teníamos referentes femeninos. Ni siquiera sabía quién formaba parte de la Selección Española de Balonmano Femenino.
Ha cambiado mucho, pero también es verdad que las jugadoras españolas se lo han trabajado mucho para que el balonmano femenino tenga el reconocimiento que se merece, aunque aún lejos de lo que nos gustaría.
Cuando yo era pequeña era impensable ver el balonmano femenino por la televisión. Yo jugaba porque me gustaba y he llegado donde he llegado, pero yo no era consciente de quién había en la Selección española. En Ciudad Real no se veía el balonmano femenino. Solo sabía que había equipos buenos, pero no era consciente de que yo podía llegar ahí o cómo hacerlo. Era jugar por diversión e ir encontrándotelo poco a poco.
Ahora, todo ha cambiado y, afortunadamente, las nuevas generaciones tienen referentes, tienen equipos femeninos y un objetivo que alcanzar.
¿Contáis con suficientes apoyos?
Necesitamos más fuerza. Hay muchas jugadoras que se tienen que ir del país a otros equipos porque económicamente estamos muy justas y, en comparación con otras ligas europeas, estamos muy distsantes.
Económicamente no hay ni punto de comparación. Y lo económico es lo que marca la calidad de la liga. Mejores instalaciones, mejores condiciones, fichajes extranjeros que suban el nivel de las jugadoras… Todo suma y todavía necesitamos un empujón más fuerte.
¿Queda mucho camino por recorrer?
Sí, queda mucho. Especialmente, el apoyo económico, porque lo es todo. Tener un mayor presupuesto hace que mejoren las escuelas, las infraestructuras, las condiciones económicas de las jugadoras, etc.
Aunque lo que se vea son los 60 minutos, hay mucho por detrás que no se ve. Viajes eternos, horas y horas de entrenamiento, mucho esfuerzo y sacrificio, pero eso no se ve… Hay muchas cosas que mejorar, vamos por el buen camino, pero aún nos queda.
