Cada amante de la naturaleza tiene sus rincones favoritos y, como en gustos y colores las opciones son millones, aquí os proponemos cinco puntos que se pueden añadir a esa lista de lugares mágicos. Se trata de cinco miradores de la Serranía de Cuenca, quizás el lector elija otro como sus preferidos, pero sin duda estos cinco son espectaculares. Porque en este Parque Natural igual no hay un Starbucks, pero sí que encontrarás decenas de lugares que le pueden dejar con la boca abierta. Cinco miradores con los que encastillalamancha.es cierra la sección «Vive Castilla-La Mancha en Naturaleza» y que aquí puedes disfrutar de todas sus entregas.
Brujería en un balcón de la Serranía
Cuenta la leyenda que el mismísimo Diablo utilizaba un lugar icónico de la Serranía de Cuenca para realizar sus ejercicios de brujería. Una cueva con ventanas desde donde asomarse al precipicio en Villaba de la Sierra (Cuenca). Todo aquel que osaba a mirar por las ventanas, el maligno lo arrojaba el río.
[ze_gallery_info id=»306634″ ]Hablamos del Ventano del Diablo, un impresionante mirador natural donde contemplar esta parte escarpada de la Serranía por donde fluye su río más importante, el Júcar. De un lado hallamos las cumbres rocosas de la sierra, del otro, el Salto de Villalba, un poblado abandonado que se formó alrededor de la central hidroeléctrica.
Volando junto a los buitres en el mirador del Tío Cogote
Y ya que estamos hablando de la Serranía, no podemos dejar de mencionar Las Majadas. En este municipio conquense encontramos varios espacios donde la madre naturaleza sacó sus mejores artes. Arte porque logró dibujar en la roca formaciones imposibles, miradores de escándalo con cortados de cientos de metros a los que acompañan las montañas pintadas del verde pino.
En un lugar donde se encuentra los Callejones de Las Majadas, unas formaciones rocosas de calizas del cretácico, a los que el agua ha moldeado con alucinantes formas, muy similar a la Ciudad Encantada, también se encuentra uno de los miradores más espectaculares de la Serranía.
Se trata del mirador del Tío Cogote. Una balcón donde la serranía se abre y se pueden ver grandes acantilados, enormes montañas y a los visitantes más especiales de los también conocidos como «miradores de Las Majadas», los buitres leonados. Decenas de ellos se cobijan en las rocas que componen el mirador y vuelan bajo los pies del visitante.
Más que animales en el Parque Cinegético de El Hosquillo
Muy cerca del mirador del Tío Cogote, también en Las Majadas, se encuentra el Parque Cinegético de El Hosquillo, uno de los pocos lugares de la península ibérica donde se pueden ver osos. Pero en estas casi mil hectáreas de reserva no solo hay multitud de especies de fauna, también se puede disfrutar de unas vistas de ensueño desde el mirador de la Peña del Reloj, la punta de la montaña desde donde contemplar las más altas cumbres de la Serranía conquense.
Las increíbles vistas junto a la ermita de San Isidro
Pero en Cuenca no hace falta alejarse mucho de la ciudad para sentirse inmerso en la naturaleza. De hecho, la propia ciudad conquense es la puerta del Parque Natural que lleva por nombre Serranía y de apellido el nombre de la ciudad. Cuenca está rodeada de un entono natural insuperable.
El casco antiguo de Cuenca se erige sobre los enormes cortados de las hoces de los ríos Júcar y Huécar. Un enclave geográfico precioso por sí solo, que va de la mano de una arquitectura imposible, con casas colgando de acantilados y monumentos de tiempos esplendorosos pasados, y que cobra todo su sentido con el entorno verde y montañoso del inicio de la Serranía conquense.
En esta ocasión tendemos los ojos hacia el Júcar una vez hemos dejado atrás el castillo. Allí, junto a la ermita de San Isidro, localizamos varios miradores donde disfrutar de unas preciosas vistas de la naturaleza y casi sin salir de la ciudad.