La Audiencia Provincial de Ciudad Real ha condenado a 21 años de prisión, por intento de homicidio, a los dos primos que atropellaron en a tres jóvenes en Tomelloso (Ciudad Real) tras mantener con ellos una discusión previa por no haberles ayudado a empujar el coche.
Así se recoge en la sentencia a la que ha tenido acceso Europa Press, en la que se recoge que R.G.R. –quien conducía el vehículo y tenía 20 años–, es responsable de tres delitos de intento de homicidio por los que le impone sendas penas de 7 años, así como de otro de conducción temeraria por el que le condena a un año y medio más de cárcel, lo que suma 22 años y medio de cárcel para el joven.
A su primo, J.R.T.R –que iba de copiloto y tenía 18 años recién cumplidos–, la presidenta de la Audiencia Provincial, que enjuició a los dos jóvenes a finales de febrero, le impone también sendas penas de 7 años por tres homicidios intentados que suman 21 años de cárcel.
Asimismo, en ambos casos se impone a los condenados la prohibición de acercarse o comunicarse con las tres víctimas durante 9 años, además de que deberán indemnizar de forma solidaria con 5.872 euros al herido más grave que tuvo que ser ingresado en el hospital de Tomelloso; así como con 575 y 1.421 euros a los otros dos jóvenes.
Los hechos probados
La sentencia considera como hechos probados que el 3 de julio de 2015 cuando a los acusados se les averió el vehículo que conducían, un Alfa Romeo que la Policía localizó después de los hechos, pidieron ayuda a las tres víctimas que se encontraban en la terraza de un bar, pero estos se negaron alegando lesiones.
Entonces los acusados les increparon diciendo «me cago en vuestros muertos», consiguiendo arrancar posteriormente el vehículo y repitiendo la misma expresión al pasar junto a las víctimas, por lo que éstas les pidieron que les dejaran en paz.
Los acusados se bajaron entonces del coche y J.R.T.R. cogió una herramienta metálica hexagonal –una llave de cambiar las ruedas– con la que agredió a una de las víctimas que, a su vez, los empujó para defenderse por lo que los agresores «con ánimo de venganza» se marcharon diciendo que volverían con familiares.
Diez minutos después, y de común acuerdo con la acción que iban a realizar y sus consecuencias –según estima la sentencia–, regresaron a gran velocidad, esquivaron a un coche y atropellaron a las tres víctimas, tras lo que se dieron a la fuga con tres impactos en la luna delantera y a una velocidad de entre 60 y 70 kilómetros hora, saltándose las normas de tráfico.
Tras el atropello con el coche, que no estaba asegurado, emprendieron la huida por las calles de la ciudad «desatendiendo absolutamente las normas reguladoras del tráfico» hasta llegar al lugar donde lo aparcaron y lo taparon con una manta, aunque luego lo encontró la Policía Local.
La jueza ha desestimado la atenuante que planteaban las defensas de embriaguez porque, «aún la palpable presión advertida en los testigos», el detalle en algunas partes del relato de los acusados y la «unívoca» versión de las víctimas hace que sea incoherente.