viernes, 22 de noviembre de 2024
Familia de la víctima y una de las activistas de la Plataforma 8M.
La familia de la víctima y una de las activistas de la Plataforma 8M. Foto - Rebeca Arango
Segunda sesión de la vista oral - 08 septiembre 2020

Las dos puñaladas que causaron la muerte a Cristina Martín T.C. en Mora (Toledo) en 2017, a manos presuntamente de su marido, Jose Rafael G.S, fueron «certeras», según ha relatado la madre de la víctima, que presenció los hechos. «Sabía dónde iban», ha relatado.

También intentó matar a la madre

Tal y como ha expuesto en la segunda sesión de este juicio en la Audiencia Provincial de Toledo, celebrado por segunda vez después de que la sentencia que dictaba prisión permanente revisable fuera declarada nula, la víctima advirtió a su madre que la iba a matar, fue a la cocina a coger el cuchillo, la lanzó al suelo y la intentó matar a ella también.


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La víctima advirtió

«Yo no me creía que podía hacer eso», ha asegurado la madre, que recuerda que cuando su hija le advirtió, ella le manifestó que estaba en ese estado por el «pronto» que tenía, no por que temiera que iba a quitarle la vida.

Así, ha precisado que en la agresión, su hija estaba de lado, mientras que el acusado estaba situado detrás de ella, por lo que le asestó las puñaladas para que la víctima «no le viera». Después, clavó el cuchillo en la mesa de la cocina, y posteriormente, la madre de la fallecida lo sacó a la ventana del porche para evitar que lo cogiera de nuevo.

Tanto la madre de la víctima, la hermana y el padre, que también ha declarado este martes ante el juez, han reafirmado que su hija se movía de manera muy limitada «siempre con ayuda». «No se quedaba nunca sola», han coincidido los tres.

«¿Cómo vas a pensar que vas a hacer eso a tu hermana?»

La hermana de la víctima, que ha recordado que el día de los hechos fue con su sobrina y su padre a comprar una silla para el coche, ha relatado que no pensaba en ningún momento que iba a cometer tales actos, ya que había dejado al acusado con su hermana, su madre enferma de cáncer y su bebé de 16 meses. «Nunca hubo sensación de peligro. «¿Cómo vas a pensar que van a hacer eso a tu hermana?», ha exclamado.

Ha descrito que en los últimos meses utilizaba insultos malsonantes hacia su hermana «bastantes veces», y en dos ocasiones tuvo una reacción violenta con su mujer –tenía marcados los dedos en el cuello y tuvo una pequeña brecha— y con su hija de 4 años, «pegándole un bofetón que la tiró al suelo».

Mientras viajaban en coche a por la silla de su sobrina, recibió un primer mensaje de su hermana advirtiéndole de que su marido había querido coger un cuchillo para matarla, a lo que ella reaccionó «regañándola» expresando «que cómo iba a hacer eso», en relación al acusado.

Un segunda comunicación la mantiene con su madre, que le dijo a su hija que ya estaba más tranquilo en su habitación, y una tercera comunicación en la que su madre le traslada que le había clavado un cuchillo, por lo que ella llamó al 112 y a la Guardia Civil.

Respecto a la actitud del acusado, su cuñada ha relatado que los primeros años de convivencia fueron «buenos», relatando que un día –un 24 de diciembre– el acusado manifestó que «ya no había más dinero, ni iba a repartir más» en el negocio propiedad de su suegro y que este le había cedido. Desde ese momento, el acusado se limitaba a comer y a estar en la habitación.

Amenazaba con quitarse la vida

Tal y como ha relatado la hermana de la víctima, hubo dos ocasiones con intención de quitarse la vida, en la que el acusado les trasladó que iba a coger una soga y se iba ahorcar –algo que no ocurrió– y otra en la manipuló un cuchillo «parecido con el que mató a su hermana», pero que no se hizo «ni una gota de sangre».

Respecto a la atención psicológica que el acusado recibió por su estado emocional, ha relatado como fue varias veces al psiquiatra y al psicólogo –la familia le acompañaba–, recomendándole los profesionales «deberes» para salir de la depresión o cierta medicación, pero no le manifestaron que tuviera una depresión «severa», incluso en alguna ocasión –alguno de ellos– le dijo a la familia que les quería tener «cogidos de un puño», porque «no le pasaba nada».

«El negocio iba y va bien»

De su lado, el padre de la víctima ha indicado que, tras 52 años, el negocio iba bien hasta que se lo cedió a su yerno, y en la actualidad también obtiene buenos resultados «a pesar de la pandemia».

«A partir de ahí la cosa empezó mal, empezaron las desavenencias y los problemas», ha afirmado, precisando que él observaba pérdidas de dinero, tras analizarlo con la gestoría, y el acusado manifestaba que él no se lo gastaba.

Además, ha indicado que «en algunas ocasiones hacía el paripé paran que pareciera que se iba a quitar la vida» y que con él nunca utilizó insultos malsonantes, que sí empleaba con las mujeres de la familia, según le han relatado estas.

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