El consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo rural, Francisco Martínez Arroyo, ha presentado esta mañana el segundo estudio sobre los efectos constatados del cambio climático en la región, que analiza la situación actual del medio natural de CLM usando los datos de la Agencia Estatal de Meteorología y de diversos estudios técnicos sobre el terreno.
Según el coordinador del informe, Jonathan Gómez, el estudio realizado por 65 expertos ha constatado que el cambio climático es una realidad en nuestros días y ha puesto de manifiesto algunos datos “de impacto”, entre ellos el aumento de la temperatura media en 1,89 grados en Cuenca en los últimos 36 años y el avance de la desertificación y el cambio de clima en Albacete.
“Las temperaturas son cada vez más extremas, han subido de media 1,4 grados en la región, y el tiempo es cada vez más seco no solo por la reducción de precipitaciones sino por la mayor evaporación del agua”, ha explicado Gómez. De esta manera, a aparte de desestabilizarse el balance hídrico, el verano se ha alargado en Castilla-La Mancha una media de siete días cada década en los últimos 30 años, es decir, un total de 21 días. Lo que según Gómez está suponiendo que se «dispare» la mortalidad de la población anciana, entre otros efectos.
Aumento de las tormentas en las sierras y Albacete
El informe constata que, aunque no haya una tónica general para toda CLM, cada vez hay más precipitaciones torrenciales y menos chubascos constantes. Hay menos nevadas en la cabecera del Tajo y Cuenca por lo que se están produciendo floraciones más tempranas, migraciones de especies y cambio de los ecosistemas. «Las láminas de agua son más pequeñas, las aves se juntan más y hay más trasmisiones de enfermedades entre ellas», ha detallado el coordinador.
Además, en Cuenca, Guadalajara y Albacete hay un ascenso notable de las lluvias torrenciales con granizo que provocan la desertificación por el arrastre del suelo, algo que en las zonas de sierra está haciendo aflorar la roca debido a la pendiente del terreno. Esto incide directamente en un aumento del «extrés climático» de los bosques de estas zonas, que son más vulnerables a los incendios forestales.
«Albacete tiene el clima que hace 30 años tenían Murcia y Alicante»
El clima de Albacete ha cambiado y se esta desertificando, lo que ha posiblitado que desde hace una década se esté cultivando el pistacho y ciertas variedades hortícolas antes inpensables de mantener en esta zona. Del mismo modo, en otras comarcas el cambio climático está impidiendo o impedirá en un futuro que se sigan manteniendo alglunos cultivos, lo que puede llevar a la despoblación por la imposiblidad de llevar a cabo esa actividad económica.
«El viñedo también se está viendo muy afectado pero lo estamos trabajando con las Denominaciones de Origen, intentando optimizar los recursos y modernizando los regadíos, para lo que hemos dado 31 millones de euros», ha declarado Arroyo.