El lobo representa para muchos la parte más indómita de la naturaleza y es identificado con ideales como la belleza, la inteligencia o la defensa de la familia, pero el valor de este animal va mucho más allá: constituye una especie clave en el equilibrio de los ecosistemas y en la reducción de las zoonosis.
La ciencia ha demostrado que especies como el lobo desempeñan funciones reguladoras claves dentro de los ecosistemas, al controlar el número de poblaciones de herbívoros y mesodepredadores -depredador de rango medio en la cadena trófica- que, a su vez, afectan a los sistemas vegetales e hidrológicos.
No obstante, según el biólogo de la Estación Biológica de Doñana del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Alberto Fernández Gil, decir que “los lobos prestan servicios a los ecosistemas” es un planteamiento antropocéntrico y sería como decir que “un carburador presta un servicio al coche”.
«Si acabamos con especies como el lobo ibérico, el ecosistema pierde equilibrio»
El lobo, depredador apical, “no aporta beneficios al ecosistema, sino que es parte de él”, y se trata de una “especie clave” que permite que funcione de una determinada manera: “los servicios ecosistémicos son una figura retórica, un concepto que está creado por nosotros para describir los beneficios que recibimos los humanos de los ecosistemas en los que vivimos”, insiste.
Fernández Gil subraya que, si el lobo desapareciese de los ecosistemas españoles, con seguridad «las poblaciones de ungulados crecerían desproporcionadamente, aumentando con creces la presión sobre la vegetación».
De esto modo, cambiaría la dinámica del bosque, afectando a la captura de dióxido de carbono (CO2), la producción de oxígeno (O2) y la retención de agua, pudiendo provocar, por ejemplo, la desertización de un territorio.
Como todos los elementos de un hábitat están interconectados, «si acabamos con especies muy importantes como el lobo ibérico, el ecosistema pierde fuerza y equilibrio: cambia a otro estado que es más inestable hasta que vuelve a funcionar de otra manera, pero estas consecuencias son impredecibles y, con mucha probabilidad, malas para la salud humana”, advierte.
De acuerdo con un artículo dirigido por el profesor Christopher J. O’Bryan y publicado en la revista «Nature», numerosos estudios han concluido que los depredadores pueden tener beneficios de gran alcance en nuestro bienestar y salud, puesto que mitigan enfermedades mediante la reducción del número de animales hospedantes.
La importancia de los hábitats conservados y en equilibrio
La actual crisis sanitaria motivada por la covid-19 es un claro ejemplo de la amenaza para la salud humana y la economía que suponen las enfermedades zoonóticas, es decir, aquellas que se han transmitido de animales a humanos: “el lobo y otras especies pueden sin duda contribuir a reducir el riesgo de pandemias”, asegura la responsable del Programa de Especies de WWF, Yolanda Cortés.
Según el informe de su organización «Pérdida de naturaleza y pandemias», si los hábitats están correctamente conservados y con su biodiversidad en equilibrio, “los virus se distribuyen entre especies sin afectar al ser humano, pero, cuando la naturaleza se altera o destruye, se debilitan los ecosistemas naturales y se facilita la propagación de patógenos, aumentando el riesgo de contacto y transmisión al hombre.
Así lo explica también Fernández Gil, quien afirma que cualquier ecosistema “completo y bien estructurado” beneficia a los humanos, ya que, “si es poco resistente y muy inestable, estará más sujeto a cambios que puedan derivar en una zoonosis”.
El lobo ya no se considera pieza de caza
Sin Félix Rodríguez de la Fuente, el “amigo de los animales”, quizás hoy no quedarían ejemplares de esta joya de la biodiversidad ibérica; el naturalista no solo logró modificar la Ley de Caza para introducir el concepto de especie protegida o retirar las compensaciones a los cazadores por matar “alimañas”, sino que también empleó la divulgación científica para cambiar mentalidades y mostrar a la audiencia española la magnificencia del «Canis lupus signatus».
Este jueves, finalmente la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y de la Biodiversidad propuso proteger al lobo en todo el territorio español para que no vuelva a considerarse una pieza de caza.