Después de cerrar uno de los años más trágicos de su historia, la cabecera del Tajo inicia el 2018 con un ascenso de 1,5 hectómetros en sus reservas de agua. En esta mañana del martes 2 de enero, los datos que ofrece online la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) situaban el volumen embalsado en los 235,64 hectómetros cúbicos.
Con la subida, tras las presas de Entrepeñas y Buendía queda almacenado el 9,5 por 100 de los 2.474 hectómetros cúbicos que tienen de capacidad total. El lunes 25 de diciembre eran 234,126 los hectómetros en las reservas.
Buendía gana casi un hectómetro y Entrepeñas, medio
El mayor ascenso de la semana ha sido el de Buendía, que ha sumando casi un hectómetro a los 157,521 que tenía el día 25 de diciembre, hasta dejar 158,59 hectómetros cúbicos.
Por su parte, el embalse de Entrepeñas ha ganado 0,49 hectómetros en estos ocho días. De este modo, hay almacenados 77,05 hectómetros cúbicos.
El mínimo de los 400 hectómetros
El periodo de transición para establecer el mínimo por debajo del cual no se puede trasvasar finalizó junto con el 2017. A partir del 1 de enero, y ya sin dudas para nadie, son 400 los hectómetros los que tiene que haber en la cabecera del Tajo para que haya trasvases de agua hacia el Levante. Aunque esto no quiere decir no se vaya agua, solo hay que recordar que en septiembre se reabrió el canal y se fueron otros 2 hectómetros por la cesión de agua de los regantes de Estremera (Madrid) a regantes de Almería.
Pero el mínimo de los 400 ya era efectivo, pero no respetado, desde marzo de 2014. Entonces se alcanzaban 900 hectómetros en Entrepeñas y Buendía y hacía que automáticamente se eliminase ese periodo de transición que sumaba 32 hectómetros al mínimo cada uno de enero. De hecho, incluso la propia CHT envió una nota de prensa informando de este hecho.
427,29 hectómetros hace un año
La pesadilla del 2017 comenzaba con 427,29 hectómetros. Eran los que tenían ambos embalses al inicio de año, que se dividían con 257,48 en Buendía y 170,25 en Entrepeñas. Un año después y casi 200 hectómetros menos, los embalses agonizan a la espera de mejores tiempos.