El viceconsejero de Medio Ambiente de la Consejería de Desarrollo Sostenible, Fernando Marchán, ha participado hoy en la suelta, desde el castillo de Almonacid (Toledo), de un ejemplar de águila perdicera criada en cautividad en el CERI de Sevilleja de la Jara.
En la actualidad, Castilla-La Mancha cuenta con 80 parejas reproductoras de esta rapaz catalogada en peligro de extinción.
Tras la suelta, Fernando Marchán, ha destacado que el Gobierno de Castilla-La Mancha está actualizando los planes de protección de las especies amenazadas que habitan en espacios naturales para garantizar la conservación de la biodiversidad de la región. “En estos momentos estamos renovando los planes de recuperación del lince ibérico y del águila imperial ibérica, y el plan de conservación del buitre negro, todas ellas especies emblemáticas de nuestra tierra”.
La recuperación del lince ibérico, un ejemplo
“Los tres planes –ha explicado- se encuentran en periodo de consulta pública desde el 2 de junio» y cualquier ciudadano que quiera participar aportando sugerencias puede hacerlo hasta el 2 de septiembre que se cierra el periodo de participación pública.
Del trabajo realizado en este campo, el viceconsejero de Medio Ambiente ha citado expresamente el ejemplo de la recuperación del lince ibérico, una especie que estuvo en “serio peligro de extinción”.
Actualmente hay más de 200 ejemplares de line ibérico que fueron reintroducidos en los Montes de Toledo y en Sierra Morena Oriental. También ha más de 260 parejas de águila imperial ibérica que sobrevuelan nuestro territorio, y más de 500 parejas de buitres negros, «la segunda colonia en número de este animal en nuestro país”.
Kika, la quebrantahuesos salvada
El quebrantahuesos y la alondrá ricotí son los próximos animales a recuperar y conservar, según ha informado Fernando Marchán.
En este sentido, el viceconsejero de Medio Ambiente se ha referido a la hembra de quebrantahuesos que rescataron los agentes medioambientales este pasado 5 de julio en Peralejos de las Truchas (Guadalajara), en la zona el Alto Tajo, de nombre Kika, y que se encuentra en la actualidad en el centro de recuperación de fauna salvaje de Guadalajara.