Una golondrina común ((Hirundo rustica) anillada en septiembre de 2016 en Azuqueca de Henares (Guadalajara) ha sido capaz de recorrer más de 8.000 kilómetros de distancia y viajar hasta Sudáfrica, donde ha sido recuperada viva en una sesión de anillamiento científico en la localidad de Mpumalanga.
Fuentes de SEO/BirdLife han reconocido hoy que se trata de «una inesperada noticia, pues no es algo habitual que las aves que se crían en la Península Ibérica migren tan al sur» y han sostenido que, en el caso de este ejemplar, podría haber nacido en el Reino Unido, desde donde habría viajado a España y donde fue anillado.
Con apenas 20 gramos de peso, esta pequeña ave habría sido capaz de cruzar dos continentes.
La golondrina común es una pequeña ave que cada año viaja de África a Europa en primavera para criar en nuestras latitudes, mientras que en otoño hace la ruta contraria para pasar el invierno en África con temperaturas más benignas y más alimento.
Se trata de una de las aves más anilladas en el mundo, pues ha despertado gran curiosidad entre los humanos desde el principio de los tiempos, ha subrayado SEO/BirdLife.
La Península Ibérica es, durante el otoño, un lugar fundamental en la migración de las aves europeas camino de África y las golondrinas que crían en España suelen invernan en el golfo de Guinea en su mayoría, aunque cada vez hay más aves que se quedan en el sur del país.
Recibir los datos de una anilla de golondrina común desde Sudáfrica, han explicado desde SEO/BirdLife, les indica que el ave no había nacido en la Península Ibérica y que podría ser un ejemplar de paso, porque en el caso de las golondrinas británicas sí que invernan al sur de África.
Según SEO/BirdLife, lo interesante además es la fecha de la recuperación, el 26 de marzo, en la que ya se observan golondrinas en casi toda la Península Ibérica, mientras que en Reino Unido aún no han llegado.
Por lo tanto, las golondrinas que crían en el norte de Europa, aunque tengan una ruta más larga, salen de África todavía más tarde.
Gracias al anillamiento, los observadores también pudieron conocer el estado físico del ave cuando fue capturada, que presentaba grasa acumulada, un indicador de que iba comenzar su migración.
[ze_summary text=»El anillamiento científico comenzó hace más de 100 años como una forma de conocer de dónde procedían las especies»]El anillamiento científico comenzó hace más de 100 años como una forma de conocer de dónde procedían las especies[/ze_summary]El anillamiento científico es un método de estudio de las poblaciones de aves que consiste en su individualización mediante la colocación de una anilla metálica en su pata.
Gracias a esa individualización es posible estudiar diversos aspectos de la biología de las aves que no es posible conocer mediante otros métodos de estudio, lo que permitirá contribuir a su conservación.
Cada anilla lleva un número a modo de DNI y una dirección o remite de contacto.
Lo que empezó hace más de 100 años como una forma de conocer de dónde procedían las especies que nos acompañan parte del año en Europa, se ha convertido en una herramienta utilizada ampliamente por el colectivo científico para responder a más preguntas sobre múltiples aspectos de la vida de las aves silvestres.
Así, permiten conocer cuántos años viven, cuánto pesan, qué diferencias hay entre machos y hembras, fenología de la migración, cambio climático o variaciones en los tamaños poblacionales entre años.
Desde 2013, la gestión de la oficina de anillamiento la realiza SEO/BirdLife a través de un convenio de cesión firmado con el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama).