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viernes, 22 de noviembre de 2024
COLOCÓ DE ASESORA A UNA CONCURSANTE DE "GRAN HERMANO" Y AHORA LA LLAMA "PERRA" Y "LOCA" - 16 agosto 2018
Agustín Yanel Agustín Yanel

¿Se imaginan al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez -o a Mariano Rajoy cuando lo era- diciendo públicamente que una exasesora de su máxima confianza, que les ha criticado cuando la han despedido de La Moncloa, es «una perra», «una loca», «una chiflada» y «una delincuente»? Seguro que no. Pues eso es exactamente lo que ha dicho el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de Omarosa Manigault, una de sus principales defensoras durante la campaña electoral y después su asesora en la Casa Blanca.

Omarosa debe ser como uno de esos personajillos a los que tanto promociona Telecinco, y alguna otra cadena, en programas de televisión basura, pero quizá más inteligente. No se les conoce oficio ni beneficio pero quieren ser famosos y, de repente, están en una isla con otros personajillos tan lamentables como ellos insultándose en directo, contando su vida más íntima y gritando lo máximo posible. Poco después aparecen en otro programa encerrados durante meses en una casa, también peleándose y gritando mientras todo lo que hacen y dicen puede ser visto por los telespectadores durante las 24 horas del día.


Posteriormente van a otro programa y sigue la rueda. De ahí pasan, algunos, a acudir a inauguraciones y actos públicos a cambio de que les paguen, a vender su vida privada a una revista también por dinero, a cambiar de novio o novia -sea una relación de verdad o sea un montaje, da igual- cada tres por dos si eso es necesario para cobrar algo… E incluso los hay que terminan trabajando en algún programa de televisión como eso que llaman colaboradores.

De «Gran Hermano Celebrity» a asesora de Trump

Según cuenta el periodista Pablo Pardo en El Mundo, Omarosa fue una de las concursantes más conocidas del reality show El Aprendiz, en el que Donald Trump fue el anfitrión y estrella durante 14 temporadas. Allí conoció hace 15 años a esa concursante, que después pasó a colaborar en su campaña electoral y, cuando él ganó las elecciones a Hillary Clinton, se convirtió en una de sus asesoras de confianza en la Casa Blanca. Pero ella también había participado antes en una docena de programas de ese tipo, incluido Gran Hermano Celebrity.

Hace unos meses, el jefe del gabinete de Trump, John Kelly -hay quien dice que manda más que el propio presidente- comunicó a Omarosa que estaba despedida. Ella, que había grabado todas sus conversaciones con Trump y otras personas sin que lo supieran -allí no es delito hacerlo-, escribió un libro titulado Desatada, en el que cuenta su paso por la Casa Blanca y llama al polémico presidente de todo menos bonito: mentiroso, racista, misógino, estafador, en situación de declive mental…

La exasesora despedida ha divulgado sus conversaciones en varios medios de comunicación y el presidente Trump, fiel a su estilo chabacano y maleducado, ha utilizado su vía de comunicación preferida, la red social Twitter, para lanzar este mensaje: «Cuando le das un respiro a una loca y llorona delincuente y le das un trabajo en la Casa Blanca, supongo que no funciona. ¡Buen trabajo del general Kelly por echar rápidamente a esta perra!». Trump utiliza mucho los insultos caninos contra quienes le critican, y hay quien dice que lo hace porque no le gustan los perros. Es el primer inquilino de la Casa Blanca que no tiene perro ni otra mascota.

El presidente del país más poderoso del mundo libre suelta por su boca y en sus mensajes insultos y descalificaciones un día sí y otro también: contra los colaboradores y cargos que nombra a dedo cuando los despide -y han sido muchos-; contra otros políticos, incluidos los de otros países -ha demostrado sobradamente que ignora las reglas más elementales de la diplomacia-, y contra la prensa, su enemigo favorito.

Ataques continuos a la prensa crítica con su gestión

Desde que llegó a la Presidencia de Estados Unidos, en noviembre de 2016, Trump no ha parado de atacar a la prensa cuando ha sido crítica con él y su gestión. Se ha negado a responder preguntas de periodistas cuando eran de medios críticos, ha llamado mentirosos a otros, ha denegado la entrada a varios medios en actos públicos en la Casa Blanca… y ha dicho que los periodistas son «enemigos del pueblo». En el tiempo que lleva de mandato solo se han salvado de sus ataques la cadena de televisión Fox y su grupo de medios, que tienen una línea editorial muy de derechas.

Como respuesta a su obsesión contra los periodistas y los medios críticos con él, hoy, 16 de agosto, más de 300 periódicos de Estados Unidos publican de manera coordinada editoriales en los que denuncian los continuos ataques que reciben de Donald Trump. «Insistir en que las noticias que no te gustan son noticias falsas es peligroso para la vitalidad de la democracia. Y llamar a los periodistas ‘enemigos del pueblo’ es peligroso, sin más», ha escrito The New York Times. Y se pueden leer comentarios similares en todos los medios, grandes y pequeños, de todas las ideologías.

En España no ha habido un presidente que se dedique a insultar públicamente a los medios y a los periodistas, como hace Donald Trump. Pero tampoco se puede presumir aquí de libertad de expresión e información, un derecho constitucional y humano que ha sido restringido por el Gobierno de Mariano Rajoy con leyes y actitudes inaceptables en una democracia. Por eso hay que seguir defendiendo ese derecho aquí, en Estados Unidos y en todo el mundo. Sin él no puede existir una democracia plena.

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