Acompañar en un acto público a alguien que conoces, a alguien querido de manera especial, siempre es motivo de alegría y satisfacción. Son esas ocasiones que, aunque resulten algo largas, no tienes la sensación de que te resulte pesado. Al contrario, saboreas los discursos de las personas intervinientes.
Es el caso de lo que presencié en el centro cultural San Marcos dentro de la entrega de honores y distinciones por parte del Ayuntamiento de Toledo. Un acto que dio comienzo media hora después de lo previsto, presuntamente debido a que un grupo de varias decenas de personas sin invitación querían entrar; se formó una pelotera hasta que alguien puso algo de orden y nos dijo que las personas que no tuvieran invitación entrasen por un lado y los que sí la teníamos entrásemos por otro. Parece ser que una de las personas distinguidas llevaba el acompañamiento de casi todo el barrio. Al final cupimos todos, bastantes de ellos de pie, pero no había otra fórmula para resolver el problema.
A pesar del retraso los presentes aguantamos pacientemente el comienzo. Buena puesta en escena y buen ambiente; comenzó con el desfile de las autoridades y premiados acompañados de los maceros. Una entrada triunfal con música ambiental.
Uno a uno fueron recibiendo sus diplomas y medallas acreditativas los distinguidos. Abrió Mar Hazaña, presidenta de Apanas, la asociación más antigua y pionera de la provincia en materia de personas con discapacidad intelectual. Mar tiene tablas y largó un discurso lleno de agradecimientos, narrando la historia de la asociación que preside y los logros que ha conseguido durante la historia.
La siguió Mariano Lozano Cid, nombrado hijo predilecto con una larga trayectoria en mejorar la ciudad y un activo muy destacado en el terreno musical que fomenta el gusto por la música con multitud de desplazamientos a Madrid.
Tras él, la jugadora jovencísima de hockey María Tello Balmaseda, que tiene una trayectoria con mucho mérito dada la dificultad de tener que acudir a Madrid para entrenar sin olvidarse de su ciudad natal. Profirió una bellas palabras, muy acorde con su juventud; su última actuación destacada fue su participación en los Juegos de París de este verano.
Por su parte, la fotógrafa Renata Takkenberg aduló a Toledo, diciendo sin disimulos y complejos que era la ciudad más bella en la que había vivido. Igual que el representante de Puy du Fou, quien enlazó unos datos históricos de nuestra ciudad y personales como Santa Teresa, el cardenal Cisneros, María de Pacheco e Isabel la Católica. También señaló que Toledo es una ciudad hermosa y que «Madrid es un barrio de Toledo», palabras que arrancaron un espontáneo aplauso.
Le llegó el turno a José Ignacio Llorens, «Nacho», el pintor que olvidó su escrito con el discurso en un lugar de su domicilio y tuvo que improvisar sobre la marcha. Estuvo tranquilo y dijo que siempre se sintió atraído por la belleza de nuestra ciudad y que suponía un reto mejorar sus obras a través del pincel. Al final manifestó que le había parecido un acto muy emotivo.
Concejales honorarios
El capítulo especial vino dado por las distinciones como concejales honorarios a Fernando Sanz Domínguez y Ángel Felpeto Enriquez. El primero agradeció, con la naturaleza y modestia que le caracteriza, la colaboración prestada hacia él por el personal del Ayuntamiento que había tenido como más cercano. Recordó a los exalcaldes Agustín Conde y José Manuel Molina, quienes le dieron la oportunidad de ser concejal y servir a la ciudad.
Igual comienzo tuvo Ángel Felpeto, quien habló de que no todo el mundo es malo en política y que había trabajado siempre por el bien de la comunidad, con puntualidad, compartiendo problemas y estando siempre que se le reclamó. En un momento del acto se nombró al concejal de Ciudadanos José Esteban Paños, fallecido recientemente, de quien se dijo que también había sido un concejal ejemplar y honorario. Su esposa e hijos recibieron un cálido aplauso.
Por último, Carlos Velázquez Romo, alcalde de la ciudad, pronunció una alocución en la que anunció las obras que van a realizarse en la urbe, en cinco puntos estratégicos del Casco a fin de su rehabilitación y aprovechamiento, utilizando fondos europeos. Felicitó a los premiados y se enorgulleció de trabajar por la ciudad. Antes del final, el público, puesto en pie, cantó el himno de Toledo, que se podía cantar y seguir gracias a que la letra figuraba en una parte del programa del acto.
Durante el ágape se formaron los clásicos corrillos entre gente “guapa”y autoridades más o menos afín y conocida, donde se mezclaban el yantar con la política y el fútbol; alguno se dejaba caer, por si conseguía algo que no lograba en los despachos.
Carlos Martín-Fuertes
Fotos | La entrega de los Honores y Distinciones de Toledo en el día de San Ildefonso