Cuando se acercan unas elecciones -en este caso, las autonómicas de la Comunidad de Madrid del próximo 4 de mayo- siempre hay gente despreciable que no tiene ningún inconveniente en mentir, manipular o inventar datos falsos para intentar influir en la voluntad del electorado. En esas épocas, parece que el entretenimiento favorito de quienes se comportan de manera tan mezquina consiste en acusar a la inmigración irregular de robos, violaciones, ocupación de viviendas y otros delitos, sin ninguna prueba ni dato serio que lo sustente. «¡Todo vale contra el inmigrante!» deben pensar, olvidando que España siempre ha sido tierra de emigración.
En las elecciones generales del año 2019 circuló por WhatsApp un vídeo en el que se denunciaba una supuesta «manipulación descarada» del censo electoral, porque decían que en solo nueve meses se habían censado 200.000 personas, en su mayoría inmigrantes llegados sin documentación, para poder votar. Era falso, un bulo.
Ahora, ante las elecciones madrileñas, alguien ha vuelto a poner en circulación ese vídeo pero referido a Madrid. También es falso, claro está, pero hay quien no tiene escrúpulos en mentir y brindarse a estas patrañas con tal de dañar a los inmigrantes. Y es muy probable que después digan esa frase tan utilizada de «¿yo racista? No, no, yo no soy racista».
Una mentira tras otra
La web Maldita migración –dedicada a verificar si son ciertos o falsos los muchos mensajes de WhatsApp, vídeos y audios sobre inmigrantes y personas refugiadas que cada día circulan- ha comprobado que todo lo que dice una mujer en ese vídeo es falso, una mentira tras otra: desde enero de 2020 hasta enero de 2021, cuando se cerró la relación de las personas que podrán votar en Madrid, este censo no solo no aumentó sino que disminuyó en 11.451 personas.
Esa mujer afirma que en 2020 llegaron a España 106.000 inmigrantes y que la mayoría ya están en el censo. También es falso: ese año llegaron 41.861 inmigrantes y aumentó el censo en 23.766 personas. Además, ella olvida que los inmigrantes que llegan a España sin documentación no consiguen la nacionalidad de manera casi automática en unos pocos meses, sino tras años de estancia, trabajo y gestiones hasta que regularizan su situación y pueden solicitar la nacionalidad. Es como si le hubiera dicho: «Acusa a los inmigrantes aunque sea falso, que alguien te creerá».
Este caso es solo uno de los últimos ejemplos de los bulos que circulan sobre la inmigración, pero son muchas las falsedades que se dicen sobre unas personas que llegan a España huyendo del hambre o de la guerra en busca de una vida mejor, como han hecho decenas de miles de ciudadanos españoles en otras épocas.
Las acusaciones de Vox a los inmigrantes
El partido de ultraderecha Vox y su líder, Santiago Abascal, han convertido a los inmigrantes en el blanco de sus críticas y suelen acusarles de ser los responsables de distintos delitos, pero después se ha demostrado que utilizaban datos erróneos o que era falso lo que decían. Uno de los últimos casos ha ocurrido a finales de marzo, cuando Pablo Iglesias anunció en un vídeo que en la candidatura de Unidas Podemos que él encabeza a las elecciones madrileñas irá Serigne Mbaye, un senegalés que pertenece a la Asociación de los Sin Papeles y al Sindicato de Manteros de Madrid.
Como la actividad de los partidos políticos se desarrolla en gran parte en las redes sociales, en cuanto Iglesias difundió ese vídeo el partido Vox anunció en su cuenta en Instagram: «Nosotros le deportaremos». Pero resulta que Serigne Mbaye lleva 15 años en España, trabaja en una cooperativa agroecológica y tiene la nacionalidad española desde hace tres años, por lo que es un ciudadano español con el mismo derecho que el propio Santiago Abascal para ser presentarse a las elecciones.
¿Acaso pensarán en Vox que Serigne Mbaye, por no haber nacido en España y tener la piel negra, es sospechoso de haber venido a esta tierra para cometer delitos? Criminalizar a las personas por su origen y su color contribuye mucho a la circulación de bulos y fomenta los sentimientos contra la inmigración, porque siempre hay quien cree esos mensajes aunque no tengan datos que prueben su certeza. Y lo peor de todo es que hay quien actúa de esa manera aunque sabe que no tiene ni motivos ni argumentos sólidos para sostener sus afirmaciones. ¡Qué pena!