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Opinión 02/04/2015junio 8th, 2017
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La ley del Deporte fue la última norma aprobada en las Cortes de CLM en su VIII legislatura. Y una pregunta sobre el empleo femenino en mayores de 45 años lo último tratado. Momentos antes se había vivido una de las pocas escenas de acuerdo que han protagonizado en los últimos años PP y PSOE. Una resolución defendiendo la permanencia de la fábrica de Elcogas en Puertollano, cuya unanimidad no evitó, sin embargo, que el último Pleno de la legislatura acabara como muchos de los anteriores; es decir, como el rosario de la aurora.

El Reglamento de la Cámara está concebido para tapar y humillar a la oposición. Lo inventó el PSOE y esta legislatura ha sufrido sus consecuencias, agravadas por la perdida de la dedicación exclusiva, lo que ha llevado a que la mitad de los cuatro años hayan sido parlamentarios cobrando menos de la mitad que cuando la empezaron, igual que los del PP.


Ha sido el primer parlamento con mayoría del PP y de apoyo al primer Gobierno y la primera presidenta del Partido Popular, pero las cosas no han cambiado sustancialmente vistas desde fuera, aunque hayan resultado mucho más baratas que las anteriores.

Y es que las Cortes de CLM siguen siendo las grandes desconocidas de la comunidad y la institución más carente de interés en esta región. Lo que en ellas pasa sigue sin interesar a la inmensa mayoría. Y que la oposición no tuviera dentro a su jefe de filas, Emiliano García-Page, para dar la réplica a María Dolores de Cospedal, no ha contribuido precisamente a incrementar la curiosidad o la atención sobre lo que pasa cada semana en el antiguo convento de San Gil.

Ni los políticos que protagonizan los debates ni los periodistas que los contamos hemos encontrado la manera de enganchar a los ciudadanos con una realidad que permite ver en su salsa a quienes nos representan y conocer sus fortalezas y debilidades muy claramente cuando son observados con constancia en ese Salón.

En el parlamento se distingue en seguida a los listos y a los torpes, a los que trabajan de los que no, a los consejeros y parlamentarios que saben de lo que hablan y a los que tienen que leer para que se les note menos la ignorancia y la mediocridad.

Ha sido una legislatura muy bronca, parecida a la anterior. La crítica política ha excedido lo cortés en demasiadas ocasiones. El primer PP del Gobierno y el primer PSOE de la oposición se tenían muchas ganas y ha quedado reflejado claramente en las Cortes.

En el último Pleno el ambiente sabía a despedida amarga. Solo cuatro de los actuales diputados del PSOE repiten. El resto se ha quedado sin sitio, por la renovación de sus listas y por el tajo que el PP ha metido al parlamento regional, que en la próxima legislatura tendrá 33 escaños, frente a los 49 actuales, y la verdad es que no pudieron despedirse a gusto.

En el PP aún no se sabe qué va pasar, dado que aún no se conoce quiénes integrarán la candidatura autonómica que encabece Cospedal. No habrá conflicto, eso seguro. La duda más importante por despejar es si la presidenta decidirá llevar a los consejeros en las listas, junto a ella y Vicente Tirado, o dejarlos fuera, confiando en que gobernará. Hay tres provincias que tienen dos consejeros en el Ejecutivo, que son Toledo, Ciudad Real o Albacete, presuponiendo de antemano que todos los miembros del Gobierno quieran seguir en la política regional.

El caso de Toledo es especialmente complicado. Si Cospedal es el número uno de la lista, Tirado el dos y otra mujer aún por decidir ocupa la tercera plaza, ¿qué consejero iría al número cuatro y cuál al 6, que no sale seguro? ¿A quién sacrifica Cospedal o lo deja pendiente de un hilo: a Leandro Esteban o a Arturo Romaní? La ley obliga a listas cremalleras que alternen hombre/mujer o viceversa y eso, en Toledo, significa que los puestos 2, 4 y 6 son para hombres, pero en el mejor de los casos el PP obtendría 5 escaños.

En cualquier caso, 9 puestos estarían decididos, más de la mitad de los 17 que supondrían mayoría absoluta, si es que el PP la consigue, que no está nada fácil que así sea y más bien parece que nos encaminamos hacia un parlamento de tres o cuatro partidos abocados a pactos o acuerdos post-electorales.

La verdad es que no está claro si los consejeros irán o no en las listas autonómicas, o si se incluirán unos sí y otros no y qué significaría eso de cara al futuro. La verdad es que hay teorías para todos los gustos y opiniones muy diversas en el seno del PP, pero todos acatarán lo que decida la presidenta, cuya autoridad nadie discute entre los suyos y en cuya capacidad de decidir lo mejor siguen confiando los “populares” castellano-manchegos.

Lo único cierto por ahora es que la octava legislatura ha dicho adiós en el parlamento y que nadie sabe exactamente cómo va a ser la Cámara cuando se abran las puertas de la novena.

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