La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no ha convocado elecciones autonómicas anticipadas por miedo a que la desalojen de ese cargo mediante una moción de censura de la izquierda, con el apoyo de Ciudadanos. No. Tampoco lo ha hecho, como dice, para salvar a la ciudadanía madrileña de un futuro gobierno de socialistas y comunistas -que, como todo el mundo sabe, tienen rabo y cuernos y te quitan la casa para dársela a sus amigos-. No. Las ha convocado porque quiere gobernar con mayoría absoluta sin el partido naranja, ahora que las encuestas son favorables a ella, y, de paso, ganar poder en el PP para su futuro político. En otras palabras: lo ha hecho por sus intereses personales y partidistas.
La polémica, frívola y arrogante presidenta de Madrid lleva solo un año y medio en el cargo y -siguiendo el guion que le marca su jefe de gabinete, el también polémico Miguel Ángel Rodríguez, exportavoz del Gobierno de José María Aznar- ha decidido dimitir, disolver la Asamblea legislativa y convocar elecciones autonómicas. Lo ha hecho el día 10 de marzo, pocas horas después de que PSOE y Ciudadanos -partido que gobierna en Murcia con el PP- hubieran presentado una moción de censura en esa comunidad para intentar desalojar al presidente, Fernando López Miras (PP).
Ésta es la justificación que ha dado Díaz Ayuso, pero no coincide con los hechos. La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, comunicó a Pablo Casado ese mismo día que lo que Ciudadanos ha hecho en Murcia, presentar una moción de censura, no se va a repetir en Madrid, Andalucía y Castilla y León, comunidades donde ambos partidos gobiernan juntos gracias al apoyo de la ultraderecha de Vox. Y el PSOE madrileño, con Ángel Gabilondo al frente de su grupo parlamentario autonómico, siempre han hablado de una posible moción de censura pero no estaba en sus planes presentarla ahora. No había moción de censura a la vista contra la presidenta madrileña.
El éxito, si lo hay, será de Díaz Ayuso; el fracaso, de Pablo Casado
Los jueces deben decidir si es válida la disolución de la Asamblea de Madrid que ha decidido Díaz Ayuso o, por el contrario, si la anulan porque antes de que la publicara el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (a las 00.00 horas del jueves día 11) fueron presentadas y admitidas a trámite dos mociones de censura por PSOE y Más Madrid. Pero, con independencia de lo que decidan en ese debate técnico jurídico, lo indiscutible es que la presidenta madrileña ha adoptado esta decisión cuando esa comunidad es una de las más afectadas por la pandemia del coronavirus en número de personas contagiadas, de muertes diarias y de ocupación de las unidades de cuidados intensivos en los hospitales.
Si le sale bien la jugada y se celebran elecciones y las gana por mayoría absoluta, como ha dicho que pretende, el éxito será para Isabel Díaz Ayuso. Pero si las cosas no salen así y el PP pierde la Presidencia de la Comunidad de Madrid, buena parte del partido atribuirá ese fracaso a su presidente, Pablo Casado, que fue quien la impuso como candidata en las pasadas elecciones autonómicas -en contra de distintos dirigentes populares- y a quien han pedido varias veces que interviniera ante actuaciones y decisiones de ella muy polémicas.
Con esta decisión, Díaz Ayuso pone a Pablo Casado en una situación complicada. Si ella no gana por mayoría absoluta, no tendrá inconveniente en pactar con Vox para gobernar en Madrid, precisamente cuando el presidente del PP ha dicho que rompe cualquier relación con el partido de Santiago Abascal para separarse de la ultraderecha, como le pide la mayoría de los barones regionales. Porque, si eso ocurriera, ¿cómo iba a explicar él que quiere un Partido Popular centrista y moderado al mismo tiempo que gobernaría en la plaza más importante con el apoyo de Vox?
Tras escuchar que Díaz Ayuso ha convocado elecciones anticipadas, muchos madrileños se habrán alegrado y habrán dicho eso tan conocido de «tanta paz se lleve como tranquilidad deja». Y otros muchos estarán muy contentos porque pensarán que por fin ella se va a librar de Ciudadanos y podrá gobernar en solitario. Hay que esperar.
Año y medio de mandato lleno de polémicas
También hay ciudadanos, políticos y periodistas que dicen que nunca un presidente o presidenta autonómico ha sido tan criticado como Díaz Ayuso, en su opinión de manera totalmente injusta. Pero es que tampoco ha habido alguien que, desde la presidencia de una comunidad autónoma, haya protagonizado en su año y medio de mandato más polémicas que ella casi a diario con declaraciones sorprendentes, confusas o sin sentido, con decisiones inconcebibles en una democracia, con su desprecio hacia los adversarios políticos y con una demostrada incompetencia para ocupar ese cargo. Todo eso la ha llevado a ser el hazmerreir de las redes sociales en muchas ocasiones.
Sería demasiado extenso citar todas las polémicas que ha provocado, pero sirvan como botón de muestras dos de las últimas. Una: su Gobierno ha prohibido que la ministra de Igualdad, Irene Montero, diera una charla en un colegio público, solicitada por la comisión de igualad de ese centro, para hablar de cómo viven las jóvenes el feminismo y la igualdad; argumentaron que no van a permitir que se «adoctrine ideológicamente» a los estudiantes. Y dos: Isabel Díaz Ayuso, coincidiendo con Vox en su negativa de la violencia de género, ha dicho que los hombres «sufren incluso más violencia que nosotras». Y ni siquiera se ha ruborizado.
Si los jueces deciden que es válida la convocatoria de elecciones anticipadas para el día 4 de mayo, martes -¿que no sean en domingo es otra originalidad de Díaz Ayuso?-, el electorado madrileño debería pensar si, después de lo que se ha visto en sus 18 meses de mandato. alguien como ella debe presidir la Comunidad de Madrid.