En Venezuela todavía encarcelan, bajo cualquier pretexto que haga legal lo ilegal, a quienes piensan de forma diferente al inmaduro de Maduro, da igual que estemos en el siglo XXI, que la esclavitud se aboliera hace ya más de 150 años (ahora hay otros tipos de esclavitud) o que solo uno es dueño de sí mismo siempre que no se salte la ley, pero no de nadie más. Que haya presos políticos a estas alturas sólo sucede en las dictaduras, no nos vengan con chorradas.
En Francia el terrorismo ha enseñado el camino del miedo y la ultraderecha, que por otra parte tiene libertad legal para presentarse a unas elecciones, ha arrebatado territorios en los comicios regionales a los conservadores de Sarkozy y no digamos a los socialistas de Hollande. Elector muy joven, por cierto, puesto que más del 30 por 100 de los votantes del Frente Nacional tienen entre 18 y 24 años. Y, ojo, que el 43 por 100 de los obreros también prefiere a la ultraderecha. Ahora que vivimos una ola de inmigración en Europa algunos piensan que hay que cubrir territorio patrio y que las fronteras no son una broma. Olvidamos muy pronto que los refugiados no lo son por puro placer, escapan de la guerra, de la injusticia, del hambre y de no sé cuántas desdichas más porque aspiran no ya a sobrevivir, simplemente a vivir. ¿Eso les hace ser presuntos criminales? En qué mundo vivimos…
Mientras, en España todo va según lo previsto. Unas elecciones a cuatro, lo nunca visto, que pondrá al menos de momento fin al bipartidismo. Porque así lo queremos los españoles, por lo que no hay nada más que discutir. Pero resulta que ahora más de medio país, por no decir tres cuartos, son bipartidistas.
¿Por qué nos empeñamos en alabar ahora el bipartidismo como si no hubiera mañana cuando en una democracia cualquiera de nosotros puede optar a presidir hasta la comunidad de vecinos aunque en realidad nadie la quiera? Por cierto, se da la curiosa paradoja de que hay más candidatos a presidir España que candidatos hay a presidir cualquiera de las comunidades vecinales del país, incluida la suya. Y si no es así, desmiéntamelo. Tiene bemoles la cosa.
Cuantos más medios de comunicación, más pluralidad; cuantos más ultramarinos, más oportunidad para elegir dónde compramos la comida; cuantas más canchas, más deporte se practica. Pues cuantos más opciones de Gobierno, más democracia.
Ahora que seguimos pensando que los debates serán decisivos a la hora de dar y quitar votos, que hacerse el candidato normal yendo a programas que hace un año jamás pensaban pisar o que al final los medios de comunicación son los que inclinan la balanza, crasos errores los tres, las encuestas nos siguen diciendo que en estas elecciones nadie tiene ni idea de lo que va a suceder y que el 40 por 100 de los indecisos han descartado a dos partidos, sea cuales sean, y solo al final se decantarán por el menos malo.
Al menos la hijaputa la crisis ha servido para algo, sí.
@CesardelRioPolo
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