domingo, 22 de septiembre de 2024
05/12/2013marzo 3rd, 2017
César del Río César del Río

Artur Mas nos cuenta que «si no te reconoce nadie, las independencias son un desastre monumental», y por eso se empeña en despeñarse; nos enteramos por los periódicos, como no podía ser de otra forma, que Hacienda ha dado por buenas facturas falsas para salvar a la infanta Cristina del lío en el que se metió hace ya unos años y que en realidad comenzó cuando conoció a su marido, el exjugador de balonmano Iñaki Urdangarín, presuponiendo entonces que por el desagüe de la Justicia algunos se siguen yendo de rositas, cosa que ya nos imaginábamos porque así es España; y ahora resulta que el ciudadano Francisco Fernández, ya ex secretario general de UGT en Andalucía, compartía más cosas con su líder natural, Cándido Méndez, que incluso con su propia mujer. A secretos sindicalistas me refiero.

¿Recuerdan el caos aéreo que se produjo en 2010 cuando aquella huelga brutal de controladores dejó a 650.000 ciudadanos tumbados sobre los fríos suelos de los aeropuertos porque, ay, ay, ay… el que paga religiosamente su billete y sus impuestos siempre es el último en tener razón? Bien, pues ahora resulta que de aquello nadie tiene la culpa. Ni Aena ni los trabajadores. Sonrían pero no se rían, porque la cosa no tiene nada de guasa. Ancha es Castilla.


Y para rematar las últimas horas, va y se muere Alfonso Armada, una de las cabezas claves en el famoso intento de golpe de Estado del más famoso todavía 23-F, manteniendo hasta el último suspiro que él fue inocente de los delitos de los que fue acusado, que fue incitar al resto de generales y jefes a asaltar el Congreso de los Diputados para trocar el poder civil por el militar y «salvar el país», y por lo que fue enviado a prisión durante 30 años que nunca llegó a cumplir en su totalidad porque en la piel de toro siempre nos dicen una cosa y se hace la contraria. La ley siempre deja rendijas abiertas, legales, claro está, para que las víctimas no puedan redimirse del todo.

Si a todo esto le sumamos que el malnacido de Parot, el del comando etarra itinerante y con su doctrina a cuestas, sigue haciendo de las suyas y que da igual matar a ocho que a ochenta, pues ya tenemos el cuadro que ni siquiera se hubiera imaginado pintar ni el propio Dalí.

El cachondeo patrio.

Mientras, los partidos políticos siguen con sus cosillas, puro menester. Encuesta por aquí y por allá, a su aire, en paralelo al devenir de los ciudadanos, que tienen otros problemas bastante más graves en los que pensar.

Porque la vida sigue igual.

Ahhhh… Que no se me olvide lo más importante: el Atleti ya es colíder. Algo raro tiene que estar pasando en este país…

@CesardelRioPolo

cesardelrio@encastillalamancha.es

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