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18/02/2016junio 7th, 2017
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Por responsabilidad y porque es el tiempo de los sacrificios y no el de los partidismos ni el de los personalismos. Así se ha despedido Esperanza Aguirre de la política tras dimitir como presidenta del PP de Madrid. Lo ha hecho en la misma semana en la que la Guardia Civil registró su sede ante las sospechas de corrupción por presunta financiación ilegal.

La salida de Aguirre tenía ya fecha, el próximo congreso, pero la veterana dirigente “popular” siempre lleva la iniciativa y ha hecho lo mínimo que cabe hacer ante una situación como la que afecta al PP de Madrid, irse.


Por responsabilidad al elegir y al vigilar, aunque asegura que nada tiene que ver con las posibles corruptelas, Esperanza Aguirre “la lideresa” por excelencia del PP, se va, mientras en muchos despachos importantes del PP y del país se espera el mismo gesto de Mariano Rajoy confiando en que eso facilite un Gobierno de España que, presidido por PP –sin Rajoy- o por el PSOE de Pedro Sánchez, sume a Ciudadanos y no incluya a Podemos.

La pérdida del poder en media España, el retroceso electoral convocatoria tras convocatoria desde las europeas de 2014 y, sobre todo, los casos de corrupción que acechan al PP y lo encierran en sí mismo tienen consecuencias en la vida interna por más que una buena parte del aparato dirigente se empeñe en pregonar que todo va bien y que el Partido Popular está unido como una piña en torno a su líder.

Ese estado de ebullición tiene también vida entre los “populares” de Castilla-La Mancha. Aquí no se cuestiona al líder. La figura de María Dolores de Cospedal no tiene sustituto hoy por hoy en la cabeza de los militantes y simpatizantes del partido, pero la preocupación crece y la discusión sobre quiénes deben continuar y quiénes no al lado de Cospedal sí que está sometida a debate.

En la región y en las provincias, de Cospedal para abajo nadie es indiscutible, aunque la popularidad o impopularidad varía según los nombres y las provincias. Se percibe como muy extendida la sensación de que o algo cambia radicalmente en los congresos del verano o el PP volverá a conocer una larga etapa en la oposición en Castilla-La Mancha. “Otra vez los socialistas para rato” es una idea que va de boca en boca, cala en las cabezas de los “populares” y desazona a sus cuadros altos y medios.

Sin duda, uno de los dirigentes provinciales más cuestionados es Arturo García-TizónPerder el gobierno de la Diputación fue un mazazo demoledor en la moral del PP toledanoun golpe a su estabilidad interna, un “se acabó” en la confianza para liderar la situación de Arturo García-Tizón y un pistoletazo de salida al ruido de sables en el seno de la organización.

Nadie lo dice en público, pero prácticamente nadie lo calla en privado. Internamente, coló durante un tiempo que la pérdida de la Diputación solo era responsabilidad del diputado de Ciudadano, Antonio López, al que llamaron de todo. Pero el desastre electoral de Toledo en las generales disparó las alarmas y empezó a circular la pregunta: ¿Y si el problema es Tizón? La respuesta más repetida es que sí.

Meses más tarde, el PP se dejó en la provincia de Toledo la mitad de los diputados que había conseguido en 2011. En la lista iban de uno y de dos Cospedal y Tizón, los dos “jefes” y líderes del partido en la región y en la provincia, así que no cabe echar balones fuera: o es ella o es él. “Y ya te puedes imaginar quién va a cargar con las culpas, además de a los males generales del partido en toda España”, dicen en el PP.

Hoy les ofrecemos una entrevista con Pedro Casas, el alcalde de Miguel Esteban, que lleva en la mochila cuatro mayorías absolutas, el 62 por 100 de los votos de sus paisanos, un pueblo donde Ciudadanos no se atreve a presentar lista y que es la tercera agrupación en militantes del PP en la provincia, detrás de Toledo y Talavera y en un municipio de apenas 5.000 habitantes. “Tengo amistad con Tizón, pero el tiempo pasa para todos y hay que otear otros horizontes», dice.

Creo no equivocarme si afirmo que esa frase hoy la comparten la mayoría de alcaldes, concejales y representantes del PP. Quien la dice no es ni un imprudente ni un indisciplinado ni un exaltado ni alguien que no conozca o quiera a su partido. Muy al contrario, es un alcalde respetado con el que se identifican la mayoría.

En el PP no hay muchas declaraciones de este tipo, pero la procesión va por dentro por más que la dirección se encargue de negarla y cortarla. Si no hay reacción, la desesperanza puede cundir en las filas ante el temor a tardar mucho más tiempo del que desean en volver al poder.

Estén atentos, algo se mueve en el PP aunque no lo parezca.

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