Aznar. O José Mari. He ahí la cuestión. El antes único, el que parecía inigualable, el otrora number guan, el entonces idolatrado… «Ansar» en americano macarrónico para Bush (la que lio también George W. junior, coño, nunca encontraba el momento adecuado para callarse). Y la que ha liado el amigo Aznar. Ha cogido la paja y la viga a la vez y se las ha metido de lleno en los oculares de Mariano. Como hiciera el ahora innombrable del madridismo a Tito el catalán, fíjese usted, pero a manos llenas. Los dedazos de Aznar, poco más o menos.
A Aznar se le ha quedado cara de expresidente y ni él mismo sabe cómo ha sido. Rajoy calla porque le debe su pasado y su presente, pero no ya su futuro. «Ansar» lo ha dicho muy claro: vale ya de subir impuestos, que no iba en el programa; cumpla éste que para eso le votaron y poco menos que cambie su lánguida cara de resignación y échele energía al asunto, oiga.
Pero Rajoy calla. Al menos de cara al exterior. Prefiere seguir en el anonimato, como ha hecho desde que llegó. Y que salga el sol por Antequera y póngase por donde quiera.
Desde que conocimos de tú a tú a Bárcenas, en el Gobierno del PP no hay mes sin sobresalto. He escrito sobresalto, ¿eh? Les ha mirado Luis y les ha dicho que entre papel y papel, disgusto. Que ya que Rubalcaba se ha cogido unas vacaciones políticas per secula seculorum, y por ende su partido, que no está el socialismo patrio para estros trotes, pues que hay que animar el cotarro para que esto no decaiga. Sálvese quien pueda, pero que no sea «de luxe», por Dios.
Por cierto, hablando de Bárcenas, muchas veces me pregunto cuál es la reacción de la gente cuando le ven por la calle, en los bares o haciendo la compra. Porque alguna de estas tres cosas hará, ¿no? ¿Qué le dirán? ¿Cómo le insultarán? ¿O le vitorearán?
Retornemos. El otro día dijo Leandro Esteban, nuestro consejero presidencial, que a su Gobierno, a Cospedal en definitiva, lo que diga Aznar nos importa «muy poco o nada». Vamos, que nos la trae al pairo. Si lo sabe bien Esteban, quien todavía recuerda cómo «Ansar» prefería que otrora ganara Bono en la región para que no le hiciera sombra en Madrid. Fue muy claro: «Nos importa poco o nada».
Aquí eso de «prietas las filas» como que no.
Por cierto, Rajoy reúne a comer a sus barones el lunes 27 para hablar de déficit. Pero del económico. Debería imponerse la máxima de o para todos lo mismo o «pa» ninguno. Estará la presidenta de Castilla-La Mancha. Por la tarde, el encuentro Cospedal-Page.
¡Ay, mama! (léase sin tilde, por favor). Y que no cunda el pánico.
cesardelrio@encastillalamancha.es