¿Alguien puede creer que el presidente del Gobierno es tan perverso como para ordenar que se impida traer a España el material sanitario comprado por una comunidad autónoma en China para combatir el coronavirus? Pues, por increíble que parezca, resulta que sí: lo ha dicho la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. ¿Y alguien puede creer que Pedro Sánchez ordene manipular los datos de las autopsias, para decir que se producen menos muertes de las reales, cuando cada día dan cifras oficiales que son muy elevadas? Pues también: lo ha dicho José Antonio Monago, presidente del PP de Extremadura.
Si ellos, o cualquier otro político, hicieran esas críticas con fundamento y con argumentos convincentes, habría que aplaudirles porque estarían cumpliendo con su obligación de controlar al Gobierno, también en una situación tan excepcional como la que se padece actualmente en España. Pero ni una ni otro han ofrecido la más mínima prueba de que sea cierto eso que dicen. Su crítica, entonces, se convierte en pura demagogia que desvela intereses personales o partidarios, y eso no merece ningún aplauso sino el rechazo y el desprecio de la ciudadanía.
La presidenta madrileña, aislada en su domicilio porque dio positivo en el test del coronavirus, no para de lanzar mensajes por Twitter, y hace bien, y de conceder entrevistas a los medios -incluso a Telemadrid, la televisión pública autonómica a la que ella critica y con la que se ha negado a hablar durante los primeros siete meses de su mandato, porque ahora no se dejan manipular como ocurría en la etapa de Esperanza Aguirre-. El 19 de marzo y los días siguientes dijo que su Gobierno había comprado «hace tiempo» material sanitario, pero que no llegaba a Madrid porque Pedro Sánchez lo mantenía retenido en la aduana sin explicar por qué motivo.
Las contradicciones de Díaz Ayuso sobre el material que compró a China
Díaz Ayuso, que tantos titulares de prensa ha dado con declaraciones sorprendentes, cuando no increíbles en la boca de una dirigente política, anunció que ese material, por valor de 2,3 millones de euros, llegaría a Madrid «en un par de días» en dos aviones. Pero el primer envío ha llegado en la tarde del 2 de abril con mascarillas, guantes y trajes aislantes.
Unas horas antes había anunciado por Twitter la llegada de ese primer envío, pero no explicó si esos 10 días de retraso se deben a que el perverso Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez ha decidido ahora levantar el supuesto bloqueo de ese material en la aduana. Poco después, preguntada en la cadena SER, se contradijo con sus anteriores declaraciones y justificó el retraso en que «todas las comunidades autónomas y el Gobierno están teniendo muchas dificultades para comprar». Y fuentes de su Ejecutivo han dicho que la demora se debe a «imprevistos», como las dificultades para adquirir ese material en un mercado que está «desbordado» por el interés de todos los países en adquirirlo o por los problemas para realizar directamente esas compras. ¿Que ha ocurrido, entonces, con el supuesto bloqueo? Pues, sencillamente, que sólo ha existido en la mente de Díaz Ayuso y que ella hizo esa acusación sin tener ninguna prueba.
Monago acusa a Sánchez de «ocultar» el número real de muertos
Algo parecido ha ocurrido José Antonio Monago, líder del PP extremeño, senador y expresidente de esa comunidad. Ha dicho, también sin presentar ninguna prueba, que existe una directriz de los ministerios de Sanidad y de Justicia en la que se ordena «anular» determinadas autopsias y no certificar como causa de la muerte el coronavirus en los casos en que no se realizó del test. «Hay una orden: ocultar el número real» [de muertes], ha declarado. Como era de esperar, el Gobierno lo ha desmentido en palabras del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska: «No hay ningún tipo de ocultación, y me parece que son unas declaraciones de una gravedad y una entidad manifiesta. No sé si el señor Monago conoce bien la diferencia entre unas autopsias y otras, las autopsias por orden judicial y las autopsias clínicas», ha afirmado.
Habrá quien opine que Díaz Ayuso y Monago han hablado como dos versos sueltos del PP, porque Pablo Casado siempre dice que, en la lucha contra la pandemia del coronavirus, los populares actúan con total lealtad al Gobierno. Pero también se puede pensar que no son dos versos sueltos, sino que siguen la misma línea que su partido, porque Casado y otros dirigentes y diputados han levantado la tregua que mantuvieron sólo durante unos días y ahora no paran de acusar al Gobierno de todo lo imaginable sobre el coronavirus, pero, eso sí, al mismo tiempo que presumen de ser leales.
El PP de Castilla-La Mancha no se queda atrás en esa tarea, porque distintos dirigentes del partido distribuyen por las redes sociales vídeos contra el Gobierno regional y mensajes de ciudadanos, alguno de estos últimos de dudosa certeza pero que no comprueban porque parece que todo les vale para acusar. ¿No tienen otros argumentos más serios para criticar la labor de la Junta?
Ya se ha escrito en esta columna, pero hay que repetirlo. La oposición debe controlar y criticar al Gobierno, pero no todo vale para hacer oposición. Ese control, y la crítica, no es incompatible con actuar con lealtad de verdad ante un problema tan grave que sólo se resolverá con la colaboración de todas las instituciones, todos los partidos políticos y toda la ciudadanía. No basta con proclamar cada día agradecimientos a tanta gente que está atendiendo a los enfermos y trabajando sin horarios, para frenar la pandemia del coronavirus y para que la vida ciudadana pueda continuar sin demasiadas carencias desde el necesario aislamiento. Eso es muy necesario, pero no es suficiente en los políticos.