Cambio de escenario
Va quedando lejos en el tiempo la imagen de la oficina bancaria como centro neurálgico en el que empleados, cartillas de ahorro, hipotecas y préstamos, o el flujo de clientes, configuraban la escena diaria en cualquier banco o caja de un pueblo o ciudad en España. La llegada de los cajeros automáticos y el posterior avance de la digitalización, han convertido a móviles y ordenadores en los principales centros de operaciones.
Los cambios no afectan únicamente al escenario de la relación entre el cliente y la entidad financiera. Aparecen también, alcanzando mucho protagonismo, nuevos productos de ahorro y financiación. Como los fondos de inversión, en auge al ser el destino del ahorro e inversión de muchas personas a las que les ofrecen tipos de interés mínimos en los depósitos.
O la financiación vía renting de un bien (el automóvil es un ejemplo) que muestra el cambio de tendencia al preferirse pagar una cuota periódica por el uso de un bien, antes que hacerse directamente con la propiedad del mismo.
Nuevos rumbos
Los bancos tratan con material sensible por partida doble. Con los clientes (personas y sus circunstancias) y con la llave económica maestra de estos, su dinero, el gran intercambiador de bienes y servicios. La cercanía y las explicaciones detalladas de los productos, junto al estudio de las circunstancias y las necesidades concretas del cliente-persona, han de ser los pilares de la relación bancaria.
Son tiempos de imaginación y valor. Señoras y señores directivos de las entidades bancarias, ¿por qué no apuestan fuerte, por ejemplo, por un producto que se asemeje a una cuenta de crédito a largo plazo para personas, con amortizaciones periódicas parciales? Una cuenta en la que el límite de crédito permita tener capacidad para planificarse financieramente a varios años vista. Instrumentos financieros flexibles usados de forma responsable. Una ayuda para la toma de decisiones de ahorro, gasto e inversión en el medio y largo plazo.
Si los escenarios de relación y los canales de distribución se vuelven más flexibles, ¿por qué no damos una vuelta a los productos financieros, para que los clientes-personas puedan sacar más provecho?
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