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14/11/2013junio 12th, 2017
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Los bancos siempre ganan dinero. Con gobiernos de izquierdas -aunque estos solo lo sean de nombre- o de derechas. Y en cualquier situación económica: con crisis o sin crisis, llueva o nieve, caigan chuzos de punta o alumbre un sol radiante, haga frío o calor, ellos siempre ganan dinero. Y mucho. Ahora también.

Ha dicho Emilio Botín, el banquero más poderoso de España y uno de los más importantes del mundo, que España está viviendo «un momento fantástico» porque «le está llegando dinero para todo, para la Bolsa, la deuda pública y las inversiones directas». Ha reconocido, eso sí, pues las cifras hay que aceptarlas, que el desempleo es un serio problema porque alcanza al 26% de la población que quiere trabajar y no puede; pero también ha aconsejado tranquilidad a todo el mundo, porque «llegarán mejorías», ha subrayado.


El presidente de Telefónica, César Alierta, ha coincidido plenamente con ese optimismo de Botín y ha declarado que en España «está entrando dinero». Y, como no podía ser menos, también ha reconocido que uno de los principales problemas que persisten es «el paro».

NO PIENSAN EN LOS PARADOS

Los dos tienen razón en algunas cosas: en que ya hay indicios de que la situación económica ha empezado a cambiar, en que comienzan a llegar a España importantes inversiones extranjeras, en que la prima de riesgo ha bajado…Pero a los dos se les ha olvidado pensar por un momento en los más desfavorecidos de la sociedad, antes de realizar esas provocadoras declaraciones. Si se hubieran acordado de ellos probablemente no habrían dicho esas cosas, porque ambos saben perfectamente que esos primeros signos positivos todavía no sirven para crear empleo..

¿Qué pensarán sobre esas palabras de Botín y Alierta las decenas de miles de ciudadanos que no han conseguido un modesto crédito y, debido a ello, han tenido que cerrar su pequeña empresa en la que trabajaban solamente tres, cuatro o cinco personas?

¿Estarán de acuerdo con ellos las familias que han sido desahuciadas y han perdido sus viviendas porque, tras quedarse todos sus miembros sin trabajo, no han podido pagar el crédito de la hipoteca que les había concedido el banco?

¿Y qué dirán los casi seis millones de desempleados? Se alegrarán de que por fin entre dinero en España pero, ¿no se preguntarán que cuándo les va a llegar algo a ellos, que no han sido «rescatados» por Europa como lo han sido muchos bancos y, sobre todo, cajas de ahorro con miles de millones de euros?

COINCIDEN CON EL GOBIERNO

Emilio Botín y César Alierta, han coincidido plenamente con lo que ya repiten Mariano Rajoy y sus ministros. La crisis, dicen todos ellos con más o menos rotundidad, ha acabado. Pero el presidente de Telefónica se ha atrevido incluso a ir más allá: ha aplaudido lo que él llama «efectos positivos» de la reforma financiera y la del mercado laboral, ha elogiado el gran esfuerzo que ha realizado en España el sector privado y ha pedido que ese mismo esfuerzo lo haga también el sector público.

Se ha olvidado de que los funcionarios y empleados públicos llevan varios años con el sueldo congelado, que les quitaron en 2012 la paga extraordinaria de Navidad sin negociar nada, que muchos han sido despedidos y, en general, que han tenido que aumentar su carga de trabajo porque no se cubren las vacantes que se producen excepto en un pequeño porcentaje y en sectores muy concretos.¿Más esfuerzo todavía?

Cuando los ciudadanos de a pie que sufren de verdad la crisis leen en los periódicos o escuchan en la radio o la televisión que banqueros y grandes empresarios como Botín y Alierta dicen estas cosas, se indignan. Con toda la razón. Cuando leen o escuchan que, en plena crisis, los bancos han ganado en el primer semestre del año un montón de millones de euros –aunque sea menos que el año anterior, en algunos casos-, ya sea por unas u otras causas técnicas que solo entienden los especialistas, se indignan todavía más.

TODO EL DERECHO A INDIGNARSE

Por eso, antes de hablar, el presidente de un gran banco o de una gran empresa, como son ellos, con sueldos más que millonarios en época de crisis económica, deberían pensar un poco lo que van a decir. Ellos pueden argumentar que, al estar en empresas privadas, tienen todo el derecho a forrarse. Pero también deberían pensar que la ciudadanía tiene todo el derecho a indignarse. Sobre todo quienes no perciben ningún salario, quienes han perdido su vivienda, quienes malviven, quienes han tenido que cerrar su comercio, quienes no llegan a fin de mes, quienes reciben un rotundo «no» cada vez que piden un crédito al banco y quienes patean cada día las calles en busca de un trabajo sin conseguirlo.

Decir a esos millones de personas que España atraviesa por «un momento fantástico» y que «la crisis ha acabado» es insultarles gravemente, a ellos y a toda la ciudadanía. Es una provocación y resulta inmoral. Porque en España, efectivamente, está empezando a entrar dinero, pero ¿para quién?

Y EN CASTILLA-LA MANCHA…

Siempre es mucho mejor negociar que imponer, pero con demasiada frecuencia hay quien lo olvida. La Junta de Castilla-La Mancha aplicó en 2012 un real decreto aprobado por el Gobierno de Mariano Rajoy, que quitaba la paga extra de Navidad a los empleados públicos, a pesar de que no alcanzó un acuerdo con los representantes de los trabajadores sobre la manera de llevar a cabo esa medida.

Ahora, el Tribunal Superior de Justicia (TSJCLM) ha dado la razón a CCOO y UGT, que recurrieron esa decisión, y ha condenado al Gobierno de María Dolores de Cospedal a devolver a los 7.000 trabajadores de la Administración autonómica que son personal laboral la parte proporcional a 44 días, que les fue suprimida ilegalmente: los comprendidos entre el 1 de junio y el 14 de julio de 2012. En total, dos millones de euros, unos 300 por persona.

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