La llegada de Juan Ramón Brigidano para ocupar la Presidencia de la Audiencia Provincial de Toledo suena a la apertura de puertas y ventanas para que entre el aire limpio. De hecho, él mismo, en su toma de posesión el pasado 20 de septiembre, dijo muy alto y muy claro que abriría la institución tanto a los ciudadanos como a los medios de comunicación para que fuera más moderna y transparente.
Hace falta, desde luego.
Apoyo que encontró, de inmediato, en Vicente Rouco, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, quien tampoco dudó al afirmar que la Audiencia Provincial de Toledo tiene una carga de trabajo descomunal y hay que impulsarla, darle un aire, un ritmo de funcionamiento y tomar medidas para agilizar determinados asuntos.
El sello de mentalidad juvenil de Brigidano
Y qué razón tiene.
En lo que respecta a los medios de comunicación, no estaría de más que tuvieran un periodista dedicado plenamente a la relación con aquellos, algo de lo que hemos carecido siempre (la profesional que se encarga de ello, muy bien por cierto, está en Albacete) y cuyo lugar físico de trabajo fuera la propia Audiencia. Facilitaría las cosas, desde luego.
El propio Rouco sabe todo esto. No en vano, dijo delante de Brigidano que este, «poco a poco y con prudencia pondrá su sello de mentalidad juvenil a la Audiencia», apelando a la necesidad de unir al rigor y la profesionalidad de la institución «la transparencia y la modernidad de la Justicia», de una Justicia «más amable, más cercana y accesible a los ciudadanos y a los medios de comunicación».
No creo que haga falta añadir nada más, ¿no creen?
Eso significa que hasta ahora ha sido casi todo lo contrario.
Brigidano ya ha dado buenas muestras de su cercanía y buen trato con cualquiera que entre por su despacho, incluidos los medios. La elección promete, porque hasta el momento había veces que parecía que entrábamos en el túnel del tiempo.
@CesardelRioPolo
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