Cada día hay rumores más insistentes sobre la posibilidad de que Mariano Rajoy decida en breve cambiar a algunos ministros, pero hay que tomarlos con mucha precaución porque, como nos dicen a los periodistas en el primer curso de la carrera, el rumor nunca es noticia. Claro que el refranero popular, que a veces enseña más que la universidad, también nos recuerda que «cuando el río suena, agua lleva». Y en este río de los rumores cada vez suena con más fuerza que el presidente va a acometer por fin lo que se conoce como crisis de Gobierno -aunque él lo definirá como un simple reajuste- y va a efectuar algunas destituciones y nombramientos.
Motivos para hacer cambios los tiene, y sobrados, porque unos cuantos miembros del Consejo de Ministros están, volviendo al refranero popular, más quemados que el palo de un churrero. Pero ya se sabe que el presidente del Gobierno no es amigo de hacer cambios y prefiere dejar pasar el tiempo, a ver si así se olvidan los problemas.
ARIAS CAÑETE
En el PP y en los mentideros políticos dan por seguro que el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete -el mejor valorado por la ciudadanía en todas las encuestas-, encabezará la lista de su partido para las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 25 de mayo. Eso obligaría a buscarle un sustituto en el Gobierno.
También parece probable que el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, sea elegido futuro presidente del Eurogrupo, que integran 11 de los 18 países que tienen el euro como moneda. Esto también obligaría a sustituirle en el Gobierno español.
Hay quien dice que un presidente tan reacio a los cambios como Rajoy se limitará a llevar a cabo esas dos sustituciones, porque son imprescindibles si finalmente pone a Arias Cañete como cabeza de lista y De Guindos obtiene en Europa el respaldo que se espera. Otros, incluso gente del propio PP, consideran que ha llegado la hora de aprovechar este reajuste obligado para desprenderse de otros tres o cuatro ministros, los que están más quemados, para fortalecer la imagen del Gobierno ante la opinión pública presentando un gabinete ministerial renovado para afrontar los casi dos años que quedan hasta las elecciones generales de 2015.
LOS QUE HAN HECHO MÉRITOS PARA IRSE
En poco más de dos años de gobierno del PP, varios ministros han hecho méritos suficientes para ser destituidos. Los que más: Ana Mato, de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad; José Ignacio Wert, de Educación, Cultura y Deporte; Alberto Ruiz-Gallardón, de Justicia, y Jorge Fernández Díaz, de Interior.
Otros podrán ser más aplaudidos o más criticados, pero los cuatro citados se han puesto en su contra a buena parte de la ciudadanía en sus respectivas áreas con decisiones muy polémicas y muy protestadas: el copago farmacéutico, la externalización de algunos servicios de la Sanidad Pública; la aprobación de la nueva Ley de Educación sólo con los votos del PP y la oposición del resto de partidos y de todos los sectores del mundo educativo; la reducción del profesorado; la bronca con las becas Erasmus; la subida al 21 por 100 del IVA a la cultura; las tasas judiciales; la discutida reforma de la Ley del Aborto; el escandaloso contenido del proyecto de nueva Ley de Seguridad Ciudadana; las contradicciones del ministro del Interior al explicar en el Congreso lo ocurrido en Ceuta en torno a 15 inmigrantes ahogados…
DEMASIADOS ERRORES
La lista de errores cometidos por los titulares de esas cuatro carteras es mucho más amplia. Por eso, si el presidente se limita a cambiar a Miguel Arias Cañete y a Luis de Guindos porque se van a Europa, se equivocará. Si, además, aprovecha la ocasión para agradecer los servicios prestados a los otros cuatro ministros citados, acertará ante la ciudadanía y ante buena parte de su partido.
Esta semana, los días 6 y 7, se reúne en Dublín el Partido Popular Europeo (PPE) y, entre otras cosas, tiene que decidir los candidatos que presentará para presidir la nueva Comisión Europea que se configurará tras las elecciones del 25 de mayo y algunos puestos más. De esa reunión depende, en parte, que Mariano Rajoy se vea obligado a efectuar más cambios de los que le gustaría en el Gobierno, dependiendo de que Arias Cañete sea el número uno de la candidatura europea del PP o el presidente lo proponga para algún alto cargo en la UE.
Pero con Mariano Rajoy nunca se puede prever cuándo va a adoptar una decisión ni de qué manera. ¿Cambiará sólo a dos ministros o a algunos más? ¿Lo anunciará en breve o esperará hasta el 16 de abril, fecha límite para presentar la candidatura al Parlamento Europeo? ¿Hará ahora una minicrisis de Gobierno y dejará otros cambios para después del verano? Tratándose de Rajoy, a todas estas preguntas se puede responder que sí… o no. Para acertar con él, la mejor respuesta es: ¡quién sabe!
Y EN CASTILLA-LA MANCHA…
María Dolores de Cospedal puede estar satisfecha porque el Tribunal Constitucional ha avalado su decisión de que los diputados regionales no cobren sueldo sino dietas, pero sus declaraciones sobre esta sentencia han sido poco acertadas.
Si esos diputados tienen que compatibilizar ese puesto con su trabajo diario para vivir, ¿cuántos empleados de comercio, taxistas, abogados, fontaneros, profesores, personal de enfermería y un largo etcétera de oficios se presentarán a las elecciones sabiendo que podrán disfrutar de varios días de permiso al mes en su trabajo para asistir a plenos, comisiones y otras actividades parlamentarias? Esta decisión, digan lo que digan, limita el derecho constitucional de la ciudadanía a participar en la vida política.