«En abril me enviaron de Toledo a la localidad madrileña de Alcorcón para implantarme un marcapasos, ya que el Quirón de Toledo, en muchas ocasiones, funciona como un ‘botiquín’. Me citaron a las 8 de la mañana, me lo pusieron y a la semana siguiente me lo revisaron. Solicité 82,16 euros por dos desplazamientos a Alcorcón correspondientes a 316 kilómetros recorridos con mi esposa e hija, que fueron los conductores. Lo reclamé en principio a Adeslas, sin éxito, y después a Muface, ídem. Apliqué el baremo que paga la Administración por kilómetro.
Me pagaron 22,40 euros diciéndome que ‘el concierto vigente así lo estipulaba y que los traslados se valorarán siempre por su coste en clase normal o turista en líneas generales de transporte de autobús, barco, avión o helicóptero’, que el abono se correspondía con dos billetes de ida y vuelta… He vuelto a reclamar y a los tres meses siguen aduciéndome lo mismo. Faltan por abonar 59,76 euros.
Les pregunté qué billetes me habían pagado, en qué medio y desde dónde adónde, y les razoné que una persona en esas condiciones necesita que lo lleven al no poder conducir y qué transporte público puedo utilizar para estar a las 8 horas en Alcorcón. Les dije que no tengo un Falcon a mi disposición. Sigo insistiendo y he presentado un recurso de alzada, pero mientras se resuelve denuncio en los medios de comunicación la cicatería que tienen Adeslas y Muface en este caso y que pago el pato de vivir en una ciudad donde, cuando tienes algo más serio que una gripe, te envían a Alcorcón o Móstoles.
Experiencia lamentable
Esta es la narración veraz de unos hechos ocurridos durante estos días. Díganme cómo puede uno desplazarse desde Toledo a Alcorcón y tener que estar allí a las 8 de la mañana si no es tomando tu propio vehículo.
Que Adeslas y Muface pretendan despachar el asunto pagándome 22 euros, parece una broma y de mal gusto. Yo no elegí ir a ese hospital. Son mi entidad médica y Muface los que al no existir un hospital con garantías para esa operación me derivaron a Alcorcón. De dónde salen esos 22 euros, me pregunto. Aclaro que desde entonces todas las consultas y revisiones ya las paso en Toledo.
Si a esto le añadimos que cada vez que tienes que tramitar o preguntar algo en Muface tiene que ser de forma presencial pues el teléfono está de adorno, no lo cogen. Y digo bien, pues durante dos días he comenzado a llamar desde las 9 horas -hora de apertura- hasta las 14 horas en ocho o diez ocasiones y no atienden la llamada. Al tercer día acudí físicamente a la oficina y pregunté qué hora es la mejor para llamar por teléfono y me contestaron con un lacónico: ‘mire cómo estamos, no nos da la vida para más’. Miro alrededor y hay seis mesas de trabajo y cuatro personas, se supone que trabajando para el público. Lo llevan claro en estas entidades y por aditamento los sufridores mutualistas, que tenemos que aguantar, además de nuestros achaques y enfermedades, estos comportamientos tan impresentables y fuera de lugar. Y de propina te preguntan, cuando llegas, si tienes cita previa.
Esto sucede en una ciudad capital de la región de Castilla-La Mancha, donde según algunos de los gerifaltes regionales: ‘Tenemos un Hospital Universitario de los más grandes y mejores de Europa…’ (sic)».
Carlos Martín-Fuertes