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29/10/2015junio 7th, 2017
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Solo han pasado algo más de 100 días desde que un nuevo Gobierno tomara la riendas de la Junta en Castilla-La Mancha y apenas han trascurrido cinco meses desde las elecciones autonómicas que lo auspició, pero todo va tan rápido que parece haber transcurrido mucho más tiempo.

Si fueran personal contratado en una empresa privada, el Gobierno de Emiliano García-Page y él como presidente estarían aún en período de pruebas, sería precipitado sacar conclusiones definitivas y serían admisibles algunos errores hasta completar la adaptación. Pero en política nada de esto es posible, los tiempos se han acelerado tanto que esperar es la única palabra que nadie está dispuesto a admitir.


100 días no dan para conclusiones definitivas, pero sí para describir lo visto hasta ahora.

El Gobierno se ha empleado a fondo en escuchar y atender a la gente. Tanto el presidente como los consejeros y el resto de escalones políticos de la administración se han visto prácticamente con todo el mundo que se lo ha pedido y ha dado tiempo a meterlo en agenda. Se han propuesto medidas en todas las áreas y se han empeñado en demostrar que se quiere entrar en todos los temas y mejorar los puntos de partida de cada área.

Es general el reconocimiento de todos los colectivos hacia la apertura demostrada por el Gobierno Page. Pero también es muy extendida aún la preocupación por la principal incógnita que queda por despejar. ¿Cómo se va a pagar todo lo que se promete? Nadie lo ha explicado aún.

Los presupuestos se van a retrasar presumiblemente hasta final de año. Así que la pregunta sin respuesta es cómo se van a pagar las mejoras que se han comprometido en todos los frentes en una región cuyos ingresos propios son para echarse a llorar; las transferencias del Estado no viven su mejor momento; el vigente modelo de financiación nos perjudica como al que más; y la deuda es una losa que podría aplastarnos si los tipos de interés se movieran al alza.

En el PP, el principal partido de la oposición el calendario sigue en la misma página que cuando gobernaban. En el PP todo está pendiente y por decidir. Han optado por no pasar página, obviando la que les arrancó del gobierno el 24 de mayo.

Lo único claro en el Partido Popular en Castilla-La Mancha es que todo sigue igual filas adentro. Al menos en apariencia. Como si el 24 de mayo no hubiera ocurrido y se les hubiera parado el reloj el día 23Las manecillas esperan quietas a que María Dolores de Cospedal decida sus próximos movimientos. Cospedal se deja ver lo justo. Nadie discute su liderazgo, pero sí el papel de sus lugartenientes. El reducido grupo que dirige el partido mantiene el orden e insufla mensajes de arenga a la tropa, en cuyas filas, sin embargo, se ven ya síntomas de desaliento calculando que el tiempo en la oposición será más largo y peor de lo que les cuentan sus jefes. Las listas para las elecciones generales pueden ser el primer desencadenante de movimientos, porque hay muy pocos puestos fijos y pocos meses después vendrán los congresos.

Podemos, debutante en las Cortes de Castilla-La Mancha, va montando su estructura política regional y se centra en los asuntos que fraguaron su idiosincrasia, temas sociales ligados a movimientos ciudadanos. Podemos sabe que CLM no es terreno propicio para ellos y no se aventuran por terrenos inexplorados, ni por los extremos de la política. Es una incógnita qué efectos tendrá en su unidad interna el acuerdo con el PSOE en las dos ramas que se atisban dentro de esta formación, una más social y otra mas política. 

Ciudadanos no entró en las Cortes por menos de 300 votos en la provincia de Toledo, pero ha cobrado protagonismo en la política local facilitando ayuntamientos y una diputación provincial al PP, con una sola excepción en su política de pactos, la Corporación provincial de Toledo. Como si lo demás no importara, el PP se ha lanzado en tromba contra Ciudadanos, Albert Rivera y su coordinador regional, Antonio López, el rostro del pacto con los socialistas en Toledo. Castilla-La Mancha sigue siendo uno de los lugares donde el bipartidismo resiste mejor, así que Cs tiene aún mucho camino por recorrer y le cuesta cuajar al ritmo de sus compañeros en otras regiones.

La principal incógnita a corto plazo está en ver cómo evolucionarán los pactos con el PP tras el 20-D, ya que Antonio López los ha declarado «revisables» tras ser llamado «tonto útil” él y «charlatán» Albert Rivera, por el presidente provincial del PP toledano, Arturo García-Tizón.

El quinto del mapa político regional, IU, sobrevive con más brío del que se pronosticaba y mantiene sus constantes vitales ligadas a los ayuntamientos, donde bajo las siglas de Ganemos y otros nombres fraguados para el 24-M la gente de IU deja su huella política, una veces gobernando y otras manteniéndose en la oposición. IU resiste mejor de lo que se esperaba, pero es una incógnita cómo evolucionarán los acuerdos con el PSOE en los señeros ayuntamientos dónde han propiciado alcaldes socialistas. De momento, las aguas bajan muy tranquilas.

Así veo los 100 primeros días de este tiempo en el que quemamos etapas tan rápido que apenas nos da tiempo a analizarlas y, mucho menos, a digerirlas.

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