Han dado la vuelta a España las macabras imágenes de una picadora de carne con su dosis de carne picada, acompañadas por la gama de cuchillos de un carnicero profusamente descrita para ilustrar las últimas noticias sobre el descuartizamiento de una mujer en Cifuentes (Guadalajara). Para vergüenza regional, la pieza emitida por CMT en su informativo de la tarde del lunes 11 ha ocupado las principales portadas del país como ejemplo de periodismo sensacionalista y especialmente inaceptable en casos de tanta sensibilidad social como la violencia doméstica. Simplemente, repugnante para todos los que practican el sentido común.
Embarcada en una loca huida hacia adelante en busca de las audiencias que los castellano-manchegos les niegan, CMT, bajo la dirección de Nacho Villa, se ha convertido en una cadena aún más infumable que en la etapa anterior. Se manipulan igual los contenidos políticos, pero la calidad de la programación es todavía peor. Desvirtuar la realidad es una práctica cotidiana y el mal gusto campa a sus anchas en los noticiarios, donde las instrucciones del jefe son una especie de «más madera» que ha metido a sus editores y responsables de informativos en la búsqueda de cualquier cosa impactante a ver si suman telespectadores, aunque sea a base de olvidarse de su función y de caer en el más abyecto sensacionalismo. Pero ni por esas.
Lo de carne picada no ha sido la primera vez que traspasan los límites y todos sabemos que no será la última.
Ni periodismo ni interés general ni vertebración de la región.
La noticia de la carne picada no hay por donde pillarla. Ha escandalizado a todos. De hecho, nadie la ha defendido. Y la comparecencia del director general en las Cortes calificando la pieza que ha causado el escándalo como «impecable» y «pedagógica» fue el no va más. Solo superado por el momento en el que se dirigió al PSOE pidiendo un sicario o un matón. Lamentable el espectáculo. Y vergonzoso para los castellano-manchegos, que han asistido atónitos a la condena que las redes han hecho de tales acontecimientos.
Y los responsables políticos, ¿qué han hecho? Se lo cuento.
LAVADO DE MANOS OFICIAL, CRÍTICAS EN PRIVADO
Entre la obligación y la devoción, el PP se quedó con la devoción y lanzó a su gente a defender a Villa en las Cortes y en las ruedas de prensa. En privado, como se pueden imaginar, los calificativos han sido de condena y estupefacción entre todo el PP. Algunos se echaban las manos a la cabeza, otros se tapaban la cara, los más decían sin pudor «se le ha ido la olla» y ninguno le encontraba explicación al comportamiento informativo de la cadena ni del director general. Pero en público…
Mientras la delegada del Gobierno de España contra la Violencia doméstica condenaba las prácticas periodísticas de CMT en la noticia de la polémica, el portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha se lavaba las manos acogiéndose a la defensa de la autonomía de cada medio para decidir el tratamiento de las noticias, la misma que se niega a quienes deciden publicar las declaraciones de Luis Bárcenas, a los que se suele calificar como «cómplices de un delincuente”.
Pesa más no conceder un tanto al partido rival que ponerse de parte de la razón y el sentido común que los ciudadanos merecen y demandan y especialmente las víctimas de violencia doméstica en el caso que nos ocupa.
DE MANIPULADOR A MANIPULADOR
En cuanto al PSOE… ¡Válgame Dios! ¡José Manuel Caballero defendiendo la pluralidad y la libertad de expresión! El cara a cara entre Villa y Caballero se convierte en las Cortes en una conversación entre manipuladores. De manipulador a manipulador se achacan desvirtuar la realidad, perseguir a periodistas que no son complacientes, informar bajo consignas… Y lo peor es que los dos tienen razón cuando se acusan mutuamente. Mientras el PSOE encargue a este hombre la defensa de los valores periodísticos y democráticos que deben guiar a cualquier medio de comunicación y, desde luego a los públicos, no tienen credibilidad alguna.
En cuanto a la tele regional, se cruzan apuestas sobre cuál será la próxima de Villa.