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06/06/2013junio 12th, 2017
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Es el comentario desde hace algunas semanas. ¿No habéis notado que Cospedal tiene más agenda en Castilla-La Mancha?

Y la verdad es que sí. Se ha notado y se comenta en la corte en diversos ámbitos. No sé si María Dolores de Cospedal tiene más o menos agenda en Castilla-La Mancha que antes, lo que sí está claro es que sus actos regionales a la vista de todos se han incrementado y que se seleccionan con mucho cuidado de ofrecer una gran variedad de encuentros e imágenes.


Sin duda, en el PP tienen claro que la figura de la presidenta tiene que sustituir públicamente a la de la secretaria general, que convertida en prácticamente la única portavoz del PP para asuntos de Bárcenas, deterioraba su imagen pública a pasos agigantados. Y, lógicamente, han reaccionado.

Del secretario general del PSOE en CLM, Emiliano García-Page, a un nutrido grupo de familias a las que enseñó personalmente el palacio de Fuensalida, pasando por bodegueros o el secretario general de la UGT, Carlos Pedrosa, y sin olvidarnos de los comisarios de Bruselas, ser presidenta humaniza la figura de Cospedal, que iba camino de convertirse en una de las más denostadas del panorama nacional a bordo de la operación «antibárcenas». Ser el único escudo defensivo de lo daños principales y colaterales que está dejando en el PP todo lo relacionado con el extesorero laminaba su figura política de una forma evidente y rápida, situación agravada por algunos errores propios como la famosa comparecencia del despido en difer¡do.

Hace tiempo que Cospedal no habla de Bárcenas. Los vicesecretarios, sobre todo Esteban González Pons, han cobrado más protagonismo. La número dos ha reducido sus apariciones públicas como secretaria general y, sobre todo, ha ampliado el album de fotos como presidenta. Algo muy fácil en Castilla-La Mancha, donde el presidente de la Junta es casi una divinidad para la mayoría de sus habitantes, al (o a la) que nadie se niega a ver y rendir pleitesía.

El primer efecto es interno. Los suyos se ven reconfortados por ese cambio, que da al Gobierno y al PP una omnipresencia que hace casi invisible a un PSOE muy desdibujado como actor social. La poderosa figura de Cospedal multiplica los efectos de cualquiera de sus presencias o reuniones y da una megafonía extra a cualquiera de sus anuncios, otra vía que empieza a recorrer, la de las medidas en positivo.

El segundo efecto es externo y la convierte en una rival aún más peligrosa. Si cada vez que uno enciende la tele, pone la radio o abre un periódico ve a la presidenta Cospedal… Los socialistas tendrán que redoblar esfuerzos y ponerse todos y cada uno manos a la obra. Y, ahora mismo, manos a la obra, hay pocos.

Si a ello sumamos que lo peor de los recortes ha pasado, que la contestación en la calle cede, que se abre un incipiente proceso de diálogo social y que la renovación del PSOE parece eternizarse, no creo que nadie en su sano juicio dentro del PSOE pueda dar por ganadas las elecciones de 2015, que es algo que había empezado a pasar a tenor del fuerte deterioro que sufría la imagen de la presidenta y secretaria general.

Sería también una torpeza y una locura por parte del PP dar por ganadas las elecciones solo porque el PSOE no asusta y olvidándose de que al PP tendrán que examinarle en las urnas de una región de casi 300.000 parados, con más de 5.000 empresas muertas estos años de crisis y en la que la que han quedado mermados servicios sociales fundamentales para una población que tiene a más del 30 por 100 bajo el umbral de la pobreza.

Lo cierto es que Cospedal gira y con ella lo hace el PP y tendrá que moverse también el PSOE.

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