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PP 09/02/2017junio 6th, 2017 - Toledo
Mar G. Illán Mar G. Illán

María Dolores de Cospedal está a pocos días de conseguir lo que parecía imposible hasta hace muy poco: mantenerse en todos sus puestos y, por lo tanto, ser al mismo tiempo ministra de Defensa, secretaria general del PP, presidenta del PP en Castilla-La Mancha y diputada por Toledo.

Medio centenar de enmiendas en contra de esta situación, incluida la de un militante castellano-manchego que la cita expresamente y las presiones entre bambalinas de importantes barones del PP para poner fin a la acumulación, no parecen suficientes para evitar que Cospedal consolide su «desquite» en el Congreso Nacional del PP que se celebrará los días 10, 11 y 12 de febrero.


Según lo previsto, y de acuerdo a lo que apuntan las apuestas a día de hoy, el sábado 11 de febrero por la tarde, Mariano Rajoy anunciará formalmente su propuesta para que María Dolores de Cospedal continúe al frente de la Secretaría General del Partido Popular, aunque la incógnita se desvelará antes.

El agradecimiento de Rajoy a su número dos en el partido por haber llevado la voz cantante y la espada en los peores tiempos del caso Bárcenas y su cercanía cuando al inicio de la corta legislatura anterior algunas voces en el PP decían que quizás el hoy presidente debería sacrificarse si esa era el precio de la gobernabilidad de España, han pesado más que los argumentos y movimientos en contra.

Bien es verdad que Cospedal convivirá en la cúpula del PP con un coordinador general que todos dan por sentado que será Fernando Martínez Maíllo y que su agenda e influencia estarán centradas en el Ministerio de Defensa y no en Génova, pero cualquiera que conozca un poco a la expresidenta de Castilla-La Mancha estará pensando que no se quedará cruzada de brazos viendo hacer y deshacer delante de sus narices sin al menos intentar colocar algunas de sus piezas.

El nuevo Comité Ejecutivo del PP será la primera prueba de hasta dónde llega su ascendencia sobre Rajoy para las decisiones del partido.

Parece que la continuidad es más bien nominativa, más de forma que de fondo, pero la ministra vive como una auténtica victoria mantenerse por tercer congreso consecutivo como secretaria general del PP. Y los suyos, también.

Será su particular desquite tras los años de Bárcenas, la pérdida del Gobierno en Castilla-La Mancha y los pulsos con Soraya Sáenz de Santamaría y Javier Arenas. En el PP regional dan por segura su continuidad en todos sus cargos. «No las teníamos todas con nosotros hasta hace muy poco tiempo, pero ahora todo ha cambiado», cuentan, al tiempo que ven en la permanencia de Cospedal como secretaria general un gesto imprescindible para mantener el orden en el PP castellano-manchego.

En una organización que sacraliza la disciplina de voto y las filas prietas, nadie saca los pies del tiesto ni discute a Cospedal en el seno del PP de Castilla-La Mancha. Pero no es lo mismo seguir viendo a «la jefa» en la cúspide, aunque se hayan mermado sus poderes internos, que soportar un nuevo revés.

La ministra mantiene el orden “en casa”, pese a la pérdida de poder regional, provincial y local, incluso mientras crece el temor de que a última hora no sea su candidata a las autonómicas de 2019. Esta sospecha se abre paso cada vez más en las conversaciones privadas internas y se da por sentado en las externas. Pero eso es un problema de más adelante.

De momento, Cospedal está a punto de escenificar su desquite; es decir, de «tomar satisfacción, vengar una ofensa, daño o derrota». Y como tal lo disfrutarán en el PP castellano-manchego, si finalmente así se confirma.

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