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21/11/2011junio 14th, 2017
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Cospedal ha cambiado en cinco años la historia del PP en Castilla-La Mancha y el presente de su partido en España, convertida en una de las artífices de la incontestable victoria de Mariano Rajoy. La cruz de la moneda es José Bono, el político castellano-manchego que dejó en el PSOE una cosecha de votos y una economía regional saneada y ve ahora dilapidada su herencia y teñido de azul el que fue su edén electoral.

Ahora cualquiera diría que estaba claro, pero cuando poco antes del Congreso Nacional de junio de 2008 se supo que Mariano Rajoy había pensado en María Dolores de Cospedal como secretaria general de un partido recién derrotado, dividido y en territorios como Madrid al borde de la fractura, pocos pensaban que el presidente del Partido Popular había acertado de lleno.


La situación interna del PP y los resultados de las convocatorias electorales celebradas desde entonces hablan por sí solos de que Cospedal ha sacado matrícula en su trabajo de número dos y ha puesto la máquina a pleno rendimiento para que culminara con éxito la prueba más difícil para un partido: las elecciones generales. Y su resultado en Castilla-La Mancha no admite ni un reparo.

Sin menospreciar los efectos de las ayudas externas en la victoria del PP, básicamente la crisis económica y las mala gestión que de ella ha hecho José Luis Rodríguez Zapatero; ni los méritos de Rajoy y su coraje perseverante, Cospedal debió echar alguna lágrima de alegría anoche recordando lo pasado desde aquel junio de 2008 hasta el 20 de noviembre de 2011. Una carrera larga, intensa, difícil y plagada de sacrificios personales.

La entonces inexperta Cospedal en tareas de partido se encontró poderosos enemigos internos, de los que Javier Arenas era la expresión más conocida, pero había más. Y más que llegaron. Pero no se arredró.

Es más, asumió sin dudar su papel de general secretaria y ahorró a Rajoy los tragos más amargos y las confrontaciones directas con los de casa. Fue la primera que leyó la situación que se les venía encima en Valencia y en Asturias y la que plantó cara con soluciones a las que el tiempo y los resultados han dado la razón.

Ayer Cospedal tenía razones para sentirse contenta al comprobar el éxito de su filosofía política, basada en la creencia de que el trabajo da sus frutos y de que la gente acaba reconociendo a los que dan más. La primera vez que lo comprobó fue el 22 de mayo de este mismo año, una felicidad atragantada por la herencia envenenada de las ruinosas cuentas públicas que la ha dejado José María Barreda y por la agenda de protestas tras su plan de ajuste.

Las urnas, sin embargo, la han vuelto a bendecir.

«PEPE, ¿CÓMO PUEDE HABER TANTA DIFERENCIA?»

Al conocer los resultados ayer pensaba en Cospedal. Y también me acordé de Bono.

No es difícil imaginar al expresidente castellano-manchego abochornado por el devenir de su herencia política y económica.

¡Qué vergüenza! debe pensar. Él, que siempre apagaba la luz antes de irse, porque se iba el último y porque supervisaba todos los detalles.

«Pepe, ¿cómo puede haber tanta diferencia?, cuentan que le preguntaba Zapatero para explicarse las noticias que le llegaban de la Castilla-La Mancha de José María Barreda. «Es que yo antes de irme apagaba la luz», dicen que contestaba José Bono.

Barreda se que quedado muy lejos de las mejores marcas de Bono en gestión y en las urnas y ha superado con creces los peores registros del expresidente.

En siete años, Castilla-La Mancha pasó de ser la región más saneada de España a la que tiene más déficit, con datos escandalosos para la solvencia financiera de una administración pública.

En cuanto al partido. Bono dejó al PSOE a más de 20 puntos y más de 200.000 votos de diferencia del PP. En el próximo congreso regional, Barreda lo entregará más de 25 puntos y 300.000 votos por debajo del Partido Popular.

El peso político de los socialistas castellano-manchegos en Ferraz ha ido decayendo vertiginosamente. Menos mal que ya no queda nadie para sacarles los colores, pero lo cierto es que el antiguo edén de los votos se ha convertido en un desierto teñido de azul.

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