Esta semana María Dolores de Cospedal la acabará en Sevilla, donde espera su coronación como primera dirigente del Partido Popular que acumula más poder de la historia democrática de España. En el reparto, a Cospedal le ha correspondido Génova, aunque ninguno de los que está a su alrededor en el Gobierno de Castilla-La Mancha y en el partido ha perdido de vista Moncloa.
A falta de oposición interna, con todo el mundo colocado en el PP en puestos de mando. Y sin crítica externa, porque bastante tiene el PSOE con lo suyo, la secretaria general del PP será reelegida en su cargo entre vítores y aplausos, una escena muy distinta de la que la encumbró a ese puesto tres años y medio atrás en Valencia.
No es que no tenga enemigos internos, que los tiene. No es que a todo el mundo en el PP le guste que sea al mismo tiempo presidenta autonómica y secretaria general del partido, que hay gente a la que le disgusta esta situación… Es que todos tienen algo mejor en lo que emplearse y Cospedal ofrece un partido unido y victorioso, una cosecha en la que solo Mariano Rajoy puede ponerse por delante de ella.
Así las cosas, los barones se pelearán más por colocar a tal o cual en el Comité Ejecutivo que por cuestionar lo que Rajoy ha elegido. Solo Javier Arenas mantiene una influencia muy por encima de la que ejerce cualquier otro barón, peso que crecerá si se convierte en presidente andaluz, como vaticinan las encuestas.
Dicen por Toledo que la próxima dirección «popular» será más de Cospedal y que veremos algún castellano-manchego con funciones en el aparato de Génova.
Cospedal saldrá victoriosa de Sevilla y un par de meses después afrontará el congreso regional como nunca antes lo ha hecho un dirigente del partido en Castilla-La Mancha. Todos quieren entrar ahora en el Ejecutivo regional en el que Cospedal y Vicente Tirado seguirán haciendo tándem y reparto de papeles.
Habrá cambios. «Los justos», dicen algunos, para responder a la nueva situación de partido todopoderoso que hoy ocupa el PP en Castilla-La Mancha. El congreso regional también será una avanzadilla de los congresos provinciales, que se programan con cambios en varias provincias, según se oye por la corte toledana.
Sin ir más lejos, en Toledo. El PP busca sustituto a Jesús Labrador, secretario general provincial, cuyo puesto de delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha desaconseja sus responsabilidades partidarias.
También parece que el congreso provincial, que algunas fuentes sitúan en torno al mes de junio, será la despedida de Arturo García-Tizón como presidente provincial del partido. ¿También de la Diputación? Solo son quinielas que corren por la capital, pero habrá que seguir la pista.
Lo que está claro es que el PP podrá hacer sus congresos en paz, sin listas alternativas, entre marchas de victoria y, eso sí, mirando de reojo cómo fructifica la reorganización de los socialistas, presumiblemente con Emiliano García-Page a la cabeza.
En Toledo se habla ya del Cospedal-Page 2015, pero para eso queda mucho todavía y cualquier parecido con la quiniela puede ser pura coincidencia cuando llegue la fecha. O no.
Continuará…