En todas las elecciones hay quienes cambian de partido político. Casi siempre lo hacen cuando saben que no van a figurar en la candidatura del suyo pero quieren seguir presentándose, y en algunos casos porque discrepan sinceramente de la línea ideológica que ha emprendido su partido. En esta campaña ha habido algunos cambios de chaqueta política que han llamado poderosamente la atención. Y hay una formación política, Ciudadanos, que se han especializado en pescar en río revuelto y hacer fichajes tanto en el PP como en el PSOE.
Ciudadanos dio la primera sorpresa en febrero, cuando anunció que había fichado a Silvia Clemente, que hasta entonces era presidenta de las Cortes de Castilla y León por el PP, un partido con el que llevaba 20 años ocupando distintos cargos públicos. Albert Rivera la impuso en su partido y ella ganó las elecciones primarias frente al diputado Francisco Igea, por solo 35 votos de diferencia, para encabezar la lista naranja a las elecciones autonómicas en esa región. Pero se descubrió que había 82 votos más que los militares que habían votado, su nombramiento fue paralizado y finalmente será Igea quien ocupe el número uno de la candidatura. Ese pucherazo aún no ha sido aclarado por Rivera.
De portavoz del PSOE a Ciudadanos
El 2 de abril, después de varias semanas de rumores, Albert Rivera anunció que la exportavoz del PSOE en el Congreso, Soraya Rodríguez, irá en la candidatura de Ciudadanos al Parlamento Europeo. Ella, que un mes antes había dejado su escaño en el Congreso y se había ido del PSOE por sus diferencias con Pedro Sánchez, dijo que ficha por el partido naranja porque discrepa del líder socialista en su concepción del Estado español y el tema de Cataluña, y que «por encima de la lealtad a tu partido está la lealtad a España». Suena a excusa para justificar su sorprendente cambio.
El último fichaje de Ciudadanos, Ángel Garrido -del PP desde hace 28 años y presidente de la Comunidad de Madrid hasta hace pocas semanas- ha sido otra gran sorpresa. No por diferencias en su ideología, pues tanto Ciudadanos como el PP son partidos de derechas, sino porque Garrido ya había firmado para ser el número 4 de la lista de su partido al Parlamento Europeo y compareció en rueda de prensa para anunciar que cambiaba de bando político cuando todavía formaba parte de la formación de Pablo Casado, al que no había anunciado su marcha.
Ha dicho Ángel Garrido, para explicar su repentino cambio, que lo hace porque Ciudadanos es «el partido que mejor representa los valores del centro liberal, de la moderación, del diálogo, concordia y de gobernar para todos». Después de estar 28 años en el PP, esa explicación también suena a excusa. Su decisión se interpreta como una venganza hacia el líder de su partido, porque él aspiraba a ser el candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid pero Casado ha impuesto a Isabel Díaz Ayuso.
Albert Rivera dice que ellos son el único partido que puede «fichar talento» tanto a la izquierda como a la derecha, que «uno no nace del PP y se muere del PP o nace del PSOE y se muere del PSOE, eso es muy antiguo». Pero en su partido hay quien critica que haya hecho tantos fichajes ajenos, en detrimento en las listas de personas que llevan años trabajando con Ciudadanos, y dicen que lo ha hecho solo por estrategia política, para provocar el efecto sorpresa y perjudicar a los otros partidos.
Muchos de esos fichajes habían criticado antes con dureza a Ciudadanos, y cada vez que su líder ha anunciado un nuevo nombre los medios de comunicación han sacado a la luz esas críticas. Ante la contradicción de fichar ahora a quienes antes han arremetido contra el partido naranja, Albert Rivera dice que las circunstancias han cambiado, que la gente cambia de opinión, que el mundo está cambiando…
Cambiar de partido para seguir viviendo de la política
¿Los partidos pueden fichar a personas de otras formaciones políticas? Claro que sí, tienen todo el derecho a hacerlo, pero lo lógico es busquen a quienes tengan la misma o similar ideología. ¿Las personas pueden cambiar de partido para seguir presentándose a las elecciones cuando el suyo no los va a incluir en las listas? También pueden hacerlo, pero pierden su credibilidad las que no lo hacen para prestar un servicio a la ciudadanía sino para mantenerse en un escaño o en un cargo público y seguir viviendo de la política.
La lista de nombres que han cambiado de un partido a otro para ir en alguna candidatura en las elecciones que se avecinan (europeas, generales, autonómicas y municipales) es bastante amplia. Cuando ese cambio no supone pasar a una formación política de ideología opuesta o muy distinta, no hay nada que objetar. Pero cuando se ve que no importa la ideología sino que lo hacen solo por el interés personal de seguir viviendo de la política o por venganza, convendría pensarlo bien antes de depositar en esas personas y en su nuevo partido la confianza para los cuatro próximos años en forma de voto.
El 28 de abril la ciudadanía tiene en sus manos la posibilidad de decidir qué partidos y qué personas quiere para dirigir este país. Y el próximo 26 de mayo decidirá quiénes prefiere para su ayuntamiento, su comunidad autónoma y para el Parlamento Europeo. En ambos casos es importante saber lo que propone cada partido político, claro que sí, pero también conviene pensar si se puede votar y confiar en quienes no dudan en cambiar de partido porque quieren seguir viviendo de la política y no por convencimiento ideológico.