Esa mala costumbre de algunos políticos consistente en aprovechar cualquier asunto para decir a su adversario «y tú más», en vez de rebatirle con argumentos serios, se ha convertido en España en algo habitual. Quienes actúan de esa manera, que no son todos los que se dedican a la actividad política, parece que piensan que cuando a su partido le reprochan haber hecho algo mal ellos tienen que responder diciendo que el otro lo ha hecho peor. Es una vieja práctica que deberían desterrar de su vocabulario y de su vida, pero hay quien no parece estar dispuesto a ello.
Cuando se mezclan churras con merinas y se comparan dos realidades que son distintas, la crítica política cae por su propio peso y deja en mal lugar a quien la hace. Eso es lo que ha hecho el portavoz de Sanidad del PP en las Cortes de Castilla-La Mancha, Juan Antonio Moreno, que ha utilizado la inauguración del nuevo Hospital Universitario de Toledo para rechazar las numerosas críticas que ha recibido la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por inaugurar solo un pabellón del inacabado y todavía destartalado Hospital Enfermera Isabel Zendal.
A ese diputado regional le ha preguntado el digital Vozpópuli por las críticas al nuevo hospital de pandemias madrileño y ha respondido así: «En Castilla-La Mancha había un hospital acabado en marzo y sin uso y nadie dijo nada y, sin embargo, el que se inauguró ayer [por el día 1 de diciembre] en Madrid se ha terminado en 100 días y se ha puesto ya a disposición de los pacientes y los profesionales, y el foco se pone en Madrid».
Una vez puesto a comparar lo que no es comparable, Juan Antonio Moreno ha añadido: «Es bastante incoherente que se esté criticando poner a disposición de los profesionales nuevos recursos cuando en otras comunidades, como la nuestra, esos recursos estaban desde marzo, no se han usado y nadie ha criticado eso».
Criticar con argumentos serios y sin demagogia
Seguro que hay actuaciones del presidente Emiliano García-Page y su Gobierno relacionadas con el nuevo hospital que deben ser criticadas, y los cargos públicos del PP hacen bien en expresarlas porque ese es su papel como oposición. Pero deben hacerlo con argumentos serios y sin demagogia, no comparando el caso del hospital toledano con el madrileño porque eso es como confundir la velocidad con el tocino; o, como ya se ha dicho, mezclar churras con merinas.
Para quien no lo sepa, conviene aclarar algunas cosas. En Madrid, en contra de lo que dice Juan Antonio Moreno, no se critica «que se pongan a disposición de los profesionaleslo nuevos recursos» sanitarios. No. Lo que critican muchos profesionales sanitarios, toda la oposición y buena parte de la ciudadanía es que se haya construido un hospital que consideran innecesario, porque hay unidades de UCI cerradas en otros y porque lo más urgente es reforzar la asistencia primaria, que es la que tiene más problemas. Y se critica que el nuevo hospital no disponga del personal necesario para atenderlo, porque el Gobierno regional despidió a unos cuantos miles de sanitarios que contrató de toda España en la primera ola de la pandemia y ahora solo se han trasladado voluntariamente un centenar desde otros centros madrileños.
En Madrid también se ha criticado que la presidenta Isabel Díaz Ayuso haya inaugurado solo una fase del nuevo hospital, que ni siquiera tiene todo el material necesario, mientras las otras dos continúan aún en obras; y que el presupuesto inicial de 50 millones se haya duplicado hasta unos 100 millones, sin que se sepa el coste exacto porque el consejero de Sanidad se niega una y otra vez a facilitar esa cifra.
Seis meses para el traslado completo al nuevo hospital de Toledo
Por el contrario, el Hospital Universitario de Toledo se inauguró el 16 de noviembre cuando ya estaba terminado y con todo el material necesario (aunque, como dice Juan Antonio Moreno, aún falte por completar el acondicionamiento de algunas zonas de accesos), y el coste de la obra se conoce. Y, en contra de lo que ocurre con el hospital Enfermera Isabel Zendal, en el centro toledano existe un plan aprobado desde hace tiempo para trasladar el personal y los servicios del viejo hospital Virgen de la Salud al nuevo centro en varias fases durante seis meses.
Los especialistas en la materia han elaborado ese plan de traslado, y ha comenzado según lo previsto, porque consideran que es imposible hacerlo en menos tiempo. Será un traslado progresivo, primero de los servicios con menos complejidad y el resto en una segunda fase. No se trata de solo de construir un nuevo hospital y dotarlo del material necesario, como ocurre con el caso de Madrid, sino de trasladar todos los servicios de un hospital viejo en funcionamiento y sus muchos pacientes al nuevo.
El portavoz en Sanidad del PP en las Cortes castellano-manchegas ha dicho que, dos semanas después de haber sido inaugurado por los Reyes de España, en el nuevo hospital toledano no hay consultas y solo funciona el servicio de Rehabilitación, en el que es atendido solo una paciente. Ha olvidado decir, o no ha querido hacerlo, que eso es así porque así se ha previsto en el plan de traslado progresivo; nada coparable con lo que ocurre en el hospital de Madrid.
Se ha dicho varias veces en esta columna, pero hay que repetirlo: no todo vale para hacer oposición a un gobierno, ya sea el de Castilla-La Mancha, el de otra comunidad, el de un ayuntamiento o el de España. Pedir a quien gobierna que haga algo cuando se sabe que en ese momento aún no es posible hacerlo es como decir «de qué hablan, que yo me opongo». La ciudadanía no se merece esa falta de seriedad y, en este caso, los votantes del PP tampoco.